Música clásica desde 1929

Editorial

Paella mixta
Octubre 2014 - Núm. 878

Paella mixta

La nueva temporada en los teatros de ópera españoles se presenta convulsa, ya que, en esa especie de paella que supone el conjunto de subvenciones que asigna el Estado (o mejor dicho, el gobierno de turno), el reparto del dinero es incomprensiblemente desigual. Lo hemos podido apreciar con nitidez en las distintas declaraciones de los responsables y ex responsables de la dirección de algunos de los teatros en los que se azuza el fuego para la cocción: el Palau de Les Arts “Reina Sofía” valenciano, el Teatro de la Maestranza de Sevilla, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona o el Teatro Real de Madrid, posiblemente los cuatro fosos operísticos de mayor renombre e importancia de España. Aunque es evidente que también se debería tener en cuenta qué sucede en los de otras ciudades, tales  como Bilbao, Las Palmas, Málaga o A Coruña, por citar algunos ejemplos.

Como se desprende de la entrevista que se publica en este mismo número de la revista a Gregorio Marañón, presidente del Patronato del Teatro Real, el coliseo madrileño es el que muestra mejor salud financiera. En los demás, las enfermedades que afectan al bolsillo son patentes, y en algunos casos, grave.

En el Teatro de la Maestranza, según hemos podido leer en la prensa sevillana, no hay garantías económicas para su futuro. Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación de Sevilla, ha afirmado que las partidas presupuestarias se reservarán a “los espacios escénicos de los pueblos de la provincia”. Con ello se da el último paso en una hoja de ruta trazada por la Diputación, que arrancó en 2011, y que pasaba por la reducción progresiva del dinero destinado al espacio escénico sevillano. Este panorama no es alentador para un Teatro tan importante como este, que necesita ayudas públicas para mantenerse en primera fila. Son indispensables.

En el Liceu las cosas están, seguramente, peor. En su momento se pactaron acuerdos para firmar la “paz social”: la plantilla dio luz verde a un plan estratégico que garantizaba que no habría ninguna regulación de empleo hasta 2017 a cambio de aplazar las pagas extraordinarias. Es decir, no se repetirán los expedientes de regulación de empleo temporales de los últimos años. De este modo, las cuentas del Gran Teatro del Liceu han recibido un importante balón de oxígeno. La Generalitat de Catalunya ha realizado ya el primer traspaso, fruto  del compromiso de inversión con la institución, anunciado a mediados de mayo. La dirección del teatro, encabezada por Roger Guasch, hará uso de la aportación para proseguir con la aplicación del plan estratégico. En estos momentos, la institución tiene dos frentes abiertos: intenta cerrar la refinanciación de un pasivo de 15,7 millones de euros a unos tipos ventajosos para sus intereses y, por otro lado, negocia con los trabajadores la próxima reestructuración que se ha de aplicar. El gobierno catalán también interviene en esta última parte, pero como mediador. Por otro lado, el Liceu cuenta con una importante ayuda del Estado, en un momento en el que la figura de este en Cataluña atraviesa un estado crítico de identidad.

Es comprensible, así, que el Palau de les Arts de Valencia mire hacia el Norte con cierto recelo: “Estoy escandalizado; el Liceo de Barcelona recibe 11 millones y nosotros 400.000 euros… Me parece bien lo que recibe Barcelona, pero nosotros, en Valencia, no debemos ser tratados como ciudadanos de segunda”. Estas palabras fueron pronunciadas por Zubin Mehta en su despedida del Palau de les Arts, irremplazable pérdida de la que los políticos deberían sentir vergüenza. Vergüenza y la obligación de dimitir, aunque cierto es que si no se producen dimisiones ante flagrantes casos de corrupción económica, sería de marcianos hacerlo porque un músico deje su puesto. Mehta agregó: “el culpable de mi huida es el Ministerio de Cultura, que trata a los valencianos como ciudadanos de segunda, que muy probablemente tengan que conformarse con un teatro de provincias…”. Tras estas duras declaraciones, respaldadas por la intendente Helga Schmidt, esta mantiene con firmeza su puesto y continúa programando con lo que le han dejado y le queda.

¿Y el Teatro Real? Aquí las cosas parecen funcionar mejor. Gregorio Marañón afirma en la mencionada entrevista “el Teatro Real es en estos momentos el teatro europeo que goza de una menor aportación pública en términos porcentuales. Si nos centramos sólo en España, el Liceu de Barcelona cuenta con un 48% de subvenciones públicas,  en términos cuantitativos un 50% más que el Teatro Real, y ello sin incluir las aportaciones extraordinarias que durante el año pasado y este está recibiendo. Valencia cuenta con un 64% de aportaciones públicas, y el Maestranza con un 58%. En nuestro modelo, la financiación del Real proviene en un 30% de las aportaciones públicas, en un 30% del patrocinio privado, en un 30% de la taquilla y en un 10% de otros ingresos que genera el Teatro”. De estas declaraciones se desprende que en Madrid, le pese a quien le pese, se están haciendo bien las cosas, por eficiencia y calidad final. Y no hay que olvidar que el Real ha pasado por una reciente transformación en su equipo directivo artístico, “transformación que se ha hecho con fondos propios y sin incurrir en ningún endeudamiento, por lo que el balance del Teatro Real está absolutamente saneado”, nos dice Marañón.

Y para degustar nuestra paella, en fin, podríamos invitar a ciudades como Nueva York, París o Roma, cuyos templos operísticos no pasan precisamente por su mejor momento. Pero eso es Europa, y allí no son tan aficionados como nosotros al arroz.

 

3751
Anterior Streaming gana; el disco pierde
Siguiente Vamos a por el 86

Editoriales anteriores (hasta mayo 2011 - resto desde 1929 en "Ritmo Histórico")

Abusos y violencia de género en la música
Octubre 2019 - Núm. 933
Música Directa en el mercado global
Septiembre 2019 - Núm. 932
A todo RITMO…
Julio-Agosto 2019 - Núm. 931
Los autores y sus pensiones
Junio 2019 - Núm. 930
A tope con la nueva web
Mayo 2019 - Núm. 929
Primavera de ferias musicales
Abril 2019 - Núm. 928
Las cuentas que pudieron ser
Marzo 2019 - Núm. 927
Internet y el copyright
Febrero 2019 - Núm. 926
www.ritmo.es
Enero 2019 - Núm. 925
Música y números
Diciembre 2018 - Núm. 924
Happy Birthday!
Noviembre 2018 - Núm. 923
Profesionalización musical
Octubre 2018 - Núm. 922
Reformas en el INAEM
Septiembre 2018 - Núm. 921
Streaming para los clásicos
Julio-Agosto 2018 - Núm. 920
Presupuestos para la música en 2018
Junio 2018 - Núm. 919
Ferias musicales 2018
Mayo 2018 - Núm. 918
Teatro Nacional de la Ópera y de la Zarzuela
Abril 2018 - Núm. 917
Mujeres y Música
Marzo 2018 - Núm. 916
Realidades y proyectos
Febrero 2018 - Núm. 915
Conciertos para el año nuevo
Enero 2018 - Núm. 914
Independientes y de casa
Diciembre 2017 - Núm. 913
Cifras positivas, pero no tanto
Noviembre 2017 - Núm. 912
Discos sin fronteras
Octubre 2017 - Núm. 911
Los derechos y sus precios
Septiembre 2017 - Núm. 910
123456