Música clásica desde 1929

Editorial

Música, cultura, entretenimiento y prensa
Marzo 2021 - Núm. 948

Música, cultura, entretenimiento y prensa

Ya hemos confirmado desde esta página editorial que en las últimas décadas el desarrollo de la actividad musical en España ha sido excepcional, tanto a nivel de la educación profesional, como de la creación, su audiencia y proyección social; desarrollo que ha demostrado su solidez en este año de pandemia. Nuestros conservatorios, orquestas y profesionales se han adaptado a la actual situación de crisis, manteniendo dignamente la actividad, dentro del entorno de #CulturaSegura, con un público que ha seguido fiel la vida musical, tanto de manera presencial como virtual.

La reflexión anterior nos hace constatar que la música clásica goza de un numeroso público real, un público que es consciente de la riqueza cultural que supone nuestro patrimonio y que precisa de su consumo, tanto en tiempos de turbulencia económica, social y sanitaria, como en los de bonanza y esplendor. Nuestros auditorios, teatros, ciclos y festivales han completado mayoritariamente sus aforos, dentro de los límites que dicta la #CulturaSegura, con una sensible, comprometida y culta audiencia.

Por otro lado, la oferta editorial que ponen en el mercado las distintas empresas fonográficas y editoriales, ya sean en productos físicos (discos, vídeos, libros…), como desde las plataformas digitales, es realmente abrumadora, como ya hemos comentado en otras ocasiones. Ello nos hace suponer que también existe un público culto y fiel que sigue consumiendo todos estos productos de manera continuada, mes a mes, lanzamiento a lanzamiento.

Los consumidores de música, junto con los distintos sectores generadores de la oferta musical, forman un consolidado tejido cultural, que ha ido creciendo a lo largo de las últimas generaciones, y que está demostrando resistir pruebas de estrés tan traumáticas como la actual pandemia. El consumo de la constatada oferta musical precisa de una ordenada información de dicha oferta, así como de una serena crítica de las distintas manifestaciones en los medios, permitiendo su mayor conocimiento y difusión, dentro del entorno cultural y no tanto del entretenimiento.

La oferta de medios de información y crítica musical especializada que da respuesta a la necesidad informativa de este público, está francamente bien servida en nuestro país. Disponemos de distintas revistas musicales, cada una con su nivel de especialización, revistas ya muy consolidadas en el mercado, en donde RITMO es la decana. Curiosamente, quizá España sea el país occidental donde más revistas especializadas en música clásica se editan. A estas publicaciones hay que sumar distintas páginas Web con exhaustiva información musical diaria y amplia documentación online.

Para los medios de comunicación especializados, el equilibrio entre la oferta informativa, con sus costes de edición y producción, y los ingresos por ventas de sus servicios, no es tan favorable en España, pues el lector se ha acostumbrado al “todo gratis” de Internet. Debido a ello, los medios tienen una gran dependencia de los ingresos publicitarios, creándose un mercado de alta competencia que penaliza los precios reales de dicha publicidad. En este contexto, quizá el volumen de cabeceras especializadas que disfrutamos en España sea excesivo para el mercado publicitario disponible.

Por otro lado, nos encontramos con los periódicos diarios, en donde las secciones fijas de información sobre música clásica han desaparecido, sustituyéndose por informaciones puntuales solo de los hechos más relevantes, ignorando de esta manera las necesidades informativas del día a día de la rica cultura musical de nuestra sociedad. Pues, mientras se dedican páginas y páginas al entretenimiento musical, que en muchas ocasiones no se puede llamar cultura, se está penalizando la difusión de creaciones musicales que sí deben ser consideradas dentro del patrimonio cultural-musical del ciudadano.

En todo caso, nos felicitamos por la fortaleza de la realidad cultural de nuestro país, ampliamente demostrada sobre todo en estos difíciles tiempos de pandemia, y esperemos que los editores de nuestros periódicos sepan distinguir, en sus versiones físicas y digitales, con mayor ahínco y claridad, la diferencia entre la música que es cultura y la que solo es entretenimiento, dando a la primera el espacio que precisa en sus páginas.

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