En una ciudad como Oslo, el sol que nos recibió actuaba como un reconfortante Do agudo de los jóvenes cantantes que participaron en el Concurso Internacional de Canto Reina Sonia de Noruega (Queen Sonja Singing Competition), en su edición de 2025. Un Concurso y una ciudad que vibran en las fechas finales del verano, cuando Oslo, repleta de acristalados edificios modernos y premiados, optimiza toda luz y todo rayo de sol.
De las 500 inscripciones recibidas para participar en esta edición, se seleccionaron 40 concursantes para las rondas preliminares. De estos, 12 cantantes de 7 nacionalidades accedieron a las semifinales en la espectacular Ópera Nacional de Noruega, el edificio ultramoderno que se puede recorrer al aire libre por sus alturas y divisar toda la ciudad y los fiordos que la rodean. La gran final, con la espléndida Filarmónica de Oslo acompañando a los 6 finalistas, tuvo lugar en la Oslo Concert Hall.
Como bienvenida, tuvimos el honor de presenciar en la histórica y recogida Oscarshall, junto a Su Majestad la Reina Sonia, el bellísimo y nórdico recital de la encantadora mezzo Rebecka Wallroth (premiada en la edición de 2023) junto al erudito pianista noruego Sveinung Bjelland. Como premisa, recordar que este Concurso había sido ganado por, entre otras, Lise Davidsen, me hacía pensar en el elevado nivel de los participantes.
De entrada, el ritmo de una final de un concurso de canto es lo más entretenido posible para el espectador, ya que se van sucediendo intervenciones breves de los cantantes, recorriendo arias de grandes óperas y estilos diversos: de Haendel a Verdi, de Rachmaninov a Mozart. Cada cantante tiene dos turnos, siendo doce las intervenciones totales en la final. En resumen, un auténtico festín de arias como highlights de la Historia de la Ópera.
Los seis finalistas fueron Vladyslav Buialskyi (barítono, Ucrania), Hannah Edmunds (soprano, Noruega), Pawel Horodyski (bajo, Polonia), Justyna Khil (soprano, Polonia), Kathleen O’Mara (soprano, EE.UU) y Meridian Prall (mezzosoprano, EE.UU). Valorar cada interpretación como un todo es posible, ya que la intervención de la Filarmónica de Oslo (sin Mäkelä, pero con un fantástico Nicholas Carter) aportó el sustento orquestal necesario y brillante para fragmentos tan exigentes para la orquesta como Arabella de Strauss, Vanessa de Barber o Aleko de Rachmaninov, óperas donde la orquesta es un rol más.
Sin un premio del público, es difícil pensar lo que la audiencia prefería al fallo final del jurado, pero las preferencias parecían claras hacia Hannah Edmunds, más por la coincidencia de nacionalidad que por los méritos artísticos. Sorprende que un barítono como Vladyslav Buialskyi no alcanzara ninguno de los tres primeros premios, siendo un cantante completo, digno del mejor teatro del mundo (alucinante su “Aprite...” de Las Bodas mozartianas), que compartió diploma de finalista con Justyna Khil (un error escoger un aria de Vanessa, que no es una ópera “de concurso”) y la noruega Hannah Edmunds, que obtuvo la Beca Ingrid Bjoner.
El primer premio fue para Kathleen O’Mara (50.000 euros), que dejó un fascinante “Das war sehr gut” de Arabella; el segundo para Meridian Prall (10.000 euros), en mi opinión un punto superior a O’Mara, ofreciendo una extraordinaria recreación de “Parto, Parto” de La Clemenza di Tito; y el tercero para Pawel Horodyski (5.000 euros), un muy buen cantante pero algo insulso (mejor en Haendel que en Verdi), comparado con la brillantez de Buialskyi. Y esta es la conclusión de un concurso de canto: al final el premio es para el propio concurso, que despliega a todos estos cantantes por todos los escenarios del mundo, llevando el nombre de Oslo a todas partes.
por Gonzalo Pérez Chamorro
Queen Sonja Singing Competition 2025
Oslo, Noruega
Jurado
Randi Stene, Tatjana Kandel, Michael Heaston, Christina Scheppelmann, Alex Taylor, Carolin Wielpütz, Jean Denes
Oslo Philharmonic / Nicholas Carter
https://qssc.no/en
Foto: Su Majestad la Reina Sonia de Noruega y los seis finalistas del Queen Sonja Singing Competition 2025.
Crédito: © John-Halvdan