Hay directores que levantan la batuta para imponer. Otros, para inspirar. Mariano Rivas pertenece a esa segunda especie: músicos cuya autoridad nacen de la escucha, del conocimiento profundo de la partitura… y del alma humana. Su doble faceta como director de la Orquesta Sinfónica Mercadante (con la que lleva una andadura de 5 años) y Catedrático de concertación, ópera y oratorio en la Escuela Superior de Canto de Madrid, lo ha convertido en una figura esencial del panorama lírico español. En esta entrevista nos revela el alma de su trabajo: el sonido como diálogo, la pedagogía como arte, y la concertación como un acto de comunión artística.
Maestro, usted afirma que nadie canta solo. ¿Qué significa eso en su enfoque artístico?
Es una verdad que se aprende con el tiempo: en la vida profesional, un cantante rara vez está completamente solo. Incluso en un aria, hay alguien que respira contigo: el pianista, la orquesta, el director. Mi enseñanza parte de esa idea de interdependencia. Por eso, además de trabajar la técnica y el estilo, insisto en el entrenamiento auditivo, en la percepción del otro, en el arte de reaccionar. La música no se impone: se construye en común. Concertar no es encajar piezas; es crear un espacio sonoro en el que todos los intérpretes se reconocen y se transforman.
¿Qué lugar ocupa la concertación en la formación del cantante?
Es el núcleo invisible de su futuro profesional. Muchos estudiantes llegan a Madrid con grandes voces, pero sin experiencia real en trabajo de conjunto. No basta con dominar el instrumento: hay que saber leer una partitura orquestal, entender el rol dramático, coordinarse con el director y los compañeros. En la ópera, la zarzuela o el oratorio, el cantante debe asumir el mismo compromiso rítmico y expresivo que cualquier instrumentista. Por eso defiendo una formación integral, que combine análisis musical, conocimiento del personaje y planificación escénica. Es un entrenamiento para el escenario… y para la vida.
¿Por qué defiende con tanto énfasis el trabajo camerístico en el canto?
Porque es ahí donde se aprende a escuchar de verdad. En el canto solista con instrumento, en el dúo, el trío o el cuarteto vocal, se entrena algo más sutil que la técnica: se entrena la sensibilidad colectiva. En los grandes números concertantes, la única manera de lograr belleza es mediante la interacción real. El cantante que no escucha, no respira con los demás, no puede construir una escena viva. Por eso, insisto: hay que formar músicos completos, no solo solistas con voz.
¿Cómo aborda el trabajo con los papeles secundarios en la ópera y la zarzuela?
Con el máximo respeto. De hecho, creo que muchos cantantes jóvenes hacen ahí sus armas más valiosas. Los papeles secundarios son técnicamente exigentes, requieren precisión, preparación, capacidad de integrarse en el conjunto. Además, en el mercado laboral real, muchas oportunidades llegan por esos roles. Un buen comprimario debe tener reflejos, musicalidad y capacidad actoral. Por eso propongo incorporar más repertorio solista secundario en la asignatura: no como escalón menor, sino como escuela de excelencia y puerta de entrada al escenario profesional.
¿Qué valores definen su forma de enseñar y dirigir?
Podría resumirlo así: enseña con lo que eres, no solo con lo que sabes. Dirigir no es mandar, es contagiar visión. Enseñar no es imponer, es provocar preguntas. Tanto en el aula como en el podio, intento distinguir mis deseos personales de las necesidades reales del que aprende o canta. Lo fundamental es ayudar al otro a florecer. Y eso solo se consigue escuchando, confiando, y siendo profundamente humano. La música es, al fin y al cabo, una forma de amar al otro con el oído.
por Lucas Quirós
Mariano Rivas no solo dirige una orquesta o una clase: concierta almas. En su mundo, los silencios dicen tanto como las notas, y la enseñanza es una partitura abierta donde cada alumno encuentra su propia voz. Como él mismo afirma: “En música, como en la vida, la verdadera autoridad nace del respeto, no del volumen”.
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La Orquesta Sinfónica Mercadante (OSMer), fundada y promovida por el asturiano Mariano Rivas, da la oportunidad y el apoyo necesario a muchos músicos de los conservatorios y teatros madrileños desde su conocimiento como docente.
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Foto: “Defiendo una formación integral, que combine análisis musical, conocimiento del personaje y planificación escénica”, afirma el director y maestro Mariano Rivas.
Crédito: © Pablo Albalá