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Josu de Solaun

Un rapsoda del piano

Febrero 2023

No hace mucho hablábamos en estas páginas del espíritu “Libre pero solitario” del pianista (ahora mucho más) Josu de Solaun, con motivo de una grabación dedicada a Schumann y Brahms (“Digressions”). Nos encontramos de nuevo por otra grabación, esta ya bien conocida (Sonatas de Haydn) que acaba de ser premiada en los Premios ICMA (Internacional Classical Music Award), en la categoría de “Solo Instrument”, un logro que anteriormente habían conseguido artistas del calibre de Nikolai Lugansky, András Schiff, Elisabeth Leonskaja, Krystian Zimerman, Beatrice Rana, Lars Vogt y Jean-Efflam Bavouzet, desde su instauración en 2011. Josu de Solaun, como los escogidos tenistas que graban su nombre en los palmarés de los Gran Slam, se une a esta lista de grandes nombres con una maravillosa grabación que ya fue elogiada en estas páginas en julio-agosto de 2022.

Acaba de ganar el ICMA (Internacional Classical Music Award) en la categoría de “Solo Instrument” por su grabación de las Sonatas para piano de Haydn, un premio que en anteriores ediciones, desde su fundación en 2011, han logrado Nikolai Lugansky, András Schiff, Elisabeth Leonskaja, Krystian Zimerman, Beatrice Rana, Lars Vogt y Jean-Efflam Bavouzet. Este año, entre los nominados, se encontraban Evgeny Kissin, Grigory Sokolov, Krystian Zimerman, Marc-André Hamelin y Andrei Gavrilov. ¿Qué supone para usted todo esto?

Algo muy sencillo. Una voz que te anima. Ni más ni menos. Yo sigo siendo el mismo antes y después del premio. Sobre todo, siento agradecimiento y no pienso en mucho más. Es cierto que la duda, la autocrítica severa, pueden dar luz o ser autodestructivas. Pero también los premios. Ambos, fracaso o premio, pueden ser bendiciones o maldiciones. Depende esto de como uno los reciba. Los premios a veces me recuerdan la película de Ingmar Bergman, Fresas Salvajes, y entonces me entra cierta inquietud. Pero, por lo general, estoy muy agradecido y me animan a continuar ofreciendo la música a los demás (la música debe ser ante todo un acto de amor y generosidad -incide con seriedad-) sobre todo en estos tiempos tan llenos de confusión, de inseguridad, de desconcierto de opiniones…

¿Su intención de hacer este Haydn con tantas connotaciones cree que ha calado en el jurado?

Estoy contento, más que con el disco, con haberlo hecho. Sobre el jurado, no lo sé, porque al hacer lo que hago no pienso mucho, o nada, en consecuencias de este tipo. Esto tampoco es necesariamente una virtud, simplemente es como soy. Parece ser que notan cierta independencia de criterios, pero no estoy seguro. En todo caso, el disco está hecho con mucho amor (es devocional) y el amor es una fuerza muy poderosa. Haydn es alguien de quien aprender tanto. Sus partituras son mapas a lugares que desbordan la prosa de nuestra vida cotidiana. Yo aprendo a ser músico con él, todos los días. Es, junto con Schumann, el gran maestro en la música de la digresión, de la parábasis, es decir, de lo poético, de la parada al margen del camino, en el que se pone en pausa el destino final para oler las flores. En ese sentido, sus partituras son una intimación de la eternidad…

Recientemente ha lidiado con el Segundo Concierto de Prokofiev o el Tercero de Bartók... Son obras sensacionales, pero se salen de lo “habitual”… ¿Es como un sello “Josu de Solaun”?

Bueno, siempre me ha gustado el patito feo, el que está en los márgenes. Es una tendencia natural de mi temperamento. Pero no sé mucho más fuera de esto. Ambas partituras son obras maestras y me siento afortunado por poder estar en su presencia. El Segundo de Prokofiev es una obra trágica, además, en un compositor que no acostumbra generalmente frecuentar ese registro. No obstante, hay pocas obras tan oscuras como ella. Su atractivo reside precisamente en tratar aquello que nos pone incómodos y hacerlo música, estilizarlo. Este verano lo grabaré con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, en nuevo disco para el sello IBS, también con el Tercero de Rachmaninov. Sobre Bartók, que es unas de mis guías absolutas, ocurre como con Haydn, sus partituras son tesoros de una riqueza inexplicable. Su Tercer Concierto es increíble, pues es la obra de alguien que se está muriendo, pero en este caso, ha abrazado la muerte con feliz resignación y con fe. A veces incluso con celebración. Ni rastro de lo oscuro. Muy distinto de cómo Prokofiev entiende la muerte, y ambas concepciones están presentes y son necesarias en nuestras vidas. Con la orquesta ADDA·Simfònica estoy también metido en el proyecto a largo de plazo de grabar los Tres Conciertos de Bartók. Por ahora, ya hemos grabado este Tercero. Será, sin duda, una de las grandes experiencias musicales de mi vida. Los discos son como pequeñas huellas de escritura que uno va dejando, migas, grietas, surcos…

Sabemos de su interés por nuevos compositores, ¿qué “descubrimientos” ha hecho recientemente…?

Lo que pasa es que usted seguramente se refiere a compositores de partituras, pero yo llevo tiempo en una cruzada personal para no reducir la idea de composición a la idea de escritura. Los compositores de partituras, que son más bien un cruce entre escritor, pintor y calígrafo, de ninguna manera se pueden apropiar de la idea “componer”, juntar partes que resultan en una totalidad. Y en mi opinión, si solamente escriben, no sé hasta qué punto son verdaderamente músicos. Digo esto con prudencia y respeto, claro. Componer entrecruza lo oral y lo escrito, lo atraviesa. Se puede componer con grafismos del lenguaje, grafismos musicales, pero también con sonidos instrumentales, con óleos, con la voz humana, con ingredientes de cocina, etc… En ese sentido admiro a muchos “compositores” de nuestro presente, no sólo en el ámbito de la música. Como compositores de partituras, admiro a muchos, y en España citaría, por ejemplo, a: Mateo Soto, Laura Vega, Teresa Catalán, Pascual Gimeno, Ana Vazquez Silva, Hermes Luaces, Alexis Soriano, Jorge Tabarés, Vicente Chuliá, Abraham Espinosa, Carlos Rojo, Miguel Ángel Remiro, Alberto Iglesias, Abraham Tena Manrique, Christian Roca Romero, José García Román, Gustavo Díaz Jerez, Daniel Doura, Cesar Camarero, Jesús Torres….  Pero no solo. Seguro me dejo a muchos en el tintero. Me gustan mucho Snarky Puppy, Gabriel Kahane, Maria Schneider, pero también grandes filósofos, poetas, chefs, escultores o cineastas como Shane Carruth, por poner un ejemplo… Todos son compositores. En este sentido, estoy muy influido por las ideas de Walter Ong sobre la no-dicotomización, la conjugación de la cultura oral y escrita.

No me sorprenda, pero qué obras tiene entre manos que esté estudiando para futuras grabaciones o conciertos…

Nikolai Medtner, Elliot Carter, Gabriel Fauré, Johannes Brahms, Frédéric Chopin, Claude Debussy, György Ligeti, Antonio Cabezón, Luigi Nono o Luaces y Comesaña, entre otros; es decir, de todo un poco…

¿Proyectos futuros?

El estreno de tres partituras mías: un Capricho Concertante escrito con la misma instrumentación que el Capriccio de Janácek, un Concertino para piano y orquesta de cuerdas y mi Concierto para piano y orquesta (titulado “Ianus Quirinus”). También trabajo en un ciclo de canciones sobre textos de Maria Pop y Luis Cernuda, en un trío de cuerdas y en varias sonatas para violín y piano. También empiezo a ofrecer conciertos como director de orquesta. Este año con varias orquestas rumanas (Ploiesti, Satu Mare) y una española (Requena), con la Cuarta Sinfonía de Dvorák, entre otras obras. Luego, seguir con conciertos de rapsoda (lo que se entiende como intérprete), con las grandes partituras que amo (ahora en Roma, Imola, Elbphilarmonie de Hamburgo, Sociedad Filarmónica de Trento, Ciclo de Grandes Intérpretes en Madrid, Sociedad de Conciertos de Alicante, Festival Internacional de Miami, orquestas en Rumanía, Polonia, EE.UU y España), y también de aedo (lo que se entiende como improvisador), haciendo recitales de música aédica, como mi disco “Pandemicity” o el que pronto sacaré de “Roots”, un concierto improvisado en el ADDA de Alicante.

Más grabaciones entonces…

Cierto, ya que este año saldrán a la luz también varios otros proyectos, como los dos Conciertos para piano de Liszt y el Totentanz, y la Burlesca de Strauss, para el sello Aria Classics de Fernando Arias. Y no puedo olvidar la enseñanza, que es una de mis pasiones, al igual que la música de cámara. También un libro de poesía. Sobre la enseñanza, mi sueño es algún día tener mi propia clase en una escuela de música. Ojalá lo consiga.

www.josudesolaun.com

por Gonzalo Pérez Chamorro



HAYDN: Sonatas para piano ns. 16, 46, 38, 60, 31 y 33.
Josu de Solaun, piano.
Ibs Classical IBS52022 · 2 CD · 111’ · DDD

El piano de Haydn se ha considerado, a lo largo de la historia, como una macedonia de frutas, donde hay variedad, frescura y es delicioso, pero que no posee una naturaleza propia; también se ha dicho que bebe de las fuentes de Bach, que parece Mozart y que se anticipa a Beethoven. Para quien compuso más de 62 Sonatas para piano, diversas variaciones y otras piezas propias de la época, imaginar que su estilo no tiene una personalidad propia, no solo es una falta de consideración hacia este genio, es sobre todo una prueba manifiesta de ignorancia musical. Y eso es precisamente lo que defiende el magnífico Josu de Solaun en este, su mejor disco hasta la fecha, que Haydn es único e incomparable. Unido a unas circunstancias personales muy emotivas, el arte que despliega el pianista muestra una madurez serena, reflexiva, inquieta, curiosa y enormemente inteligente, pues hace de Haydn lo que se ha hecho con Mozart o Beethoven, tocarlo como una música difícil de superar.

No deja de admirarme el bellísimo legato schummaniano con que se nos abren las puertas de este paraíso, con la primera Sonata del doble álbum, la excelsa n. 16. La originalidad del atrevido fraseo en la n. 38 (Allegro moderato) o la presencia (obligada) de Mozart en ese Adagio, por poner solo unos pocos ejemplos del enorme disfrute que provoca escuchar estas obras así interpretadas. El propio Josu defiende esta música en un artículo, así como Vicente Chuliá firma en breve ensayo filosófico acerca del compositor y el intérprete.

Gonzalo Pérez Chamorro *

* crítica publicada en RITMO de julio-agosto 2022

 

Foto: El pianista Josu de Solaun ha logrado el Premio ICMA, en la categoría de “Solo Instrument”, por su grabación de Sonatas para piano de Haydn.
Crédito: © Nicoleta Lupu

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