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El anillo maltés

Belt il-Bniedem (Ciudad de la Humanidad), de Reuben Pace

Diciembre 2018

Lo último que uno espera encontrarse en Malta, mientras pasea por su deliciosa capital, La Valeta, es un ciclo operístico sobre la historia de la isla que ha estrenado en 2018 su primera ópera, Swar, que, como un pequeño anillo maltés, propone un total de tres, que completarán hasta la actualidad el ir y venir histórico de la isla, muy cambiante y colonizada por las civilizaciones mediterráneas, que han desarrollado en Malta un esplendor artístico incomparable y ciertamente curioso, pues los vestigios culturales provienen de los cuatro punto cardinales.

“Esta noche cenamos a las 20 horas”, me confirma Reuben Pace, el compositor de Belt il-Bniedem (Ciudad de la Humanidad), el proyecto operístico que recoge la historia de Malta y que arranca desde El Sitio de Malta, el truncado pero sangriento asedio que en 1565 sufrió la isla, sede de la Orden de Malta (Orden Hospitalaria de San Juan), por parte del Imperio Otomano. “Trato de captar el alma de esta ciudad y de sus gentes… ¿A qué percibes la historia de esta isla paseando por estas bellas calles?”, me cuenta Reuben Pace con la convicción de quien ama a su tierra y a la que le debe este regalo artístico en forma de tríptico, que ha contado con la ayuda del Arts Council Malta y del Ministerio Maltés de Educación y Empleo, así como de la Embajada de España en Malta y de Acción Cultural Española, a través de su programa para la Internacionalización de la Cultura Española, ya que el ensemble orquestal, procedente en su base de la Orquesta Filarmónica de Malta, estuvo dirigido por un joven pero ya sensacional músico, el valenciano Robert Ferrer (en este mismo número se reseña su disco Balada en Naxos).

Reuben Pace no descansa un segundo y su teléfono se enciende constantemente de la misma manera que por La Valeta uno va encontrando arte tras cada esquina y en cada calle. “Mi música acaba de interpretarse en la Musikverein de Viena”, me cuenta con su fervor mediterráneo mientras sus ojos se engrandecen al citar la ciudad musical por excelencia. Todos cansados, cesamos la visita nocturna a la ciudad y nos emplazamos directamente para el día siguiente, 14 de noviembre, que verá la premiere de Swar, la primera de las óperas maltesas.

No me puedo dormir, la ciudad me ha dejado una impresión muy intensa. El viajero de nuestros días puede enviar fotos por whatsapp al instante y recibir la aprobación de sus destinatarios, mientras las redes sociales aplauden la belleza del lugar. No han sido las ganas de conocerla, es algo real y universal, La Valeta, Malta, las Tres Ciudades, son de una belleza indescriptible. “Una ópera sobre Malta…”, pienso mientras el sueño me vence. “Es justo lo que le faltaba a este lugar…”.

La ciudad antigua de La Valeta, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980, es una de las zonas históricas más densas del mundo: en un área de 55 hectáreas se agrupan 320 monumentos. Pero cruzar su azul bahía del Mediterráneo en barco es adentrarse en las 3 Ciudades. Senglea, Vittoriosa y Cospicua, también llamadas por el nombre de La Cottonera, son una triada de ciudades fortificadas de la isla que se han convertido, por derecho propio, en una de las visitas obligadas. Birgu, o también Vittoriosa, fue un nombre muy pronunciado por Reuben Pace; algo me advertía de su importante presencia en la trama de la ópera.

Ya en el Mediterranean Conference Centre, edificio de usos múltiples originario del siglo XVI que acogió el estreno (bien pudo haber sido en el histórico Teatro Manoel, el tercer teatro más antiguo de Europa aún en funcionamiento) se palpaba el nerviosismo de los malteses y la curiosidad de los que se acercaban a la puerta. La ópera estaba a punto de empezar… No hay telón, el decorado de la escenografía a base de paneles móviles permite ver su funcionalidad y efectividad, siendo el escenógrafo Michael Moxham, con mucha trayectoria teatral y operística.

La música de Pace surge con fuerza, repele la banalidad y no recurre a tics; su lenguaje es muy teatral, sabe combinar la energía de la intensa orquestación (a pesar de una orquesta de cámara) con una habilidad innata para desarrollar la acción. La música y la acción del texto (libreto de Gorg Peresso) se retroalimentan y ambas fluyen para mejorar a la otra. De hecho, el inusual final de la ópera, en la que plantea el interrogante sobre quien son los buenos y quien son los malos, acaba en un acorde sin resolución, que deja al oyente aturdido y con la obligación de pensar. Para el elenco se contó con un reparto maltés, ya que este idioma, de difícil asimilación si no se ha nacido en la isla, supone un hándicap. Pero nada de esto impidió escuchar a unos cantantes convencidos (excelente la María de la maltesa residente en Londres Nicola Said) y a un director orquestal que, sin ser maltés, pero nacido en el Mediterráneo, supo llevar la obra y destacar lo mejor de ella, que son muchos sus momentos, como la misma Malta que la protagoniza, inagotable en su belleza.

http://www.cityofhumanity.org/

por Gonzalo Pérez Chamorro

Foto: Una escena de la primera ópera que conforma el tríptico Belt il-Bniedem, del compositor Reuben Pace.
Crédito: Fabian Radu

1920
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