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Durón soñado por García Alarcón

estrenos en el Teatro de la Zarzuela

febrero 2016

Leonardo García Alarcón ocupa actualmente un puesto en el firmamento internacional de los directores de orquesta barrocos. Reclamado por los más prestigiosos festivales y teatros líricos, este argentino de cepa vive entre Ginebra y Bélgica, con frecuentes estancias en Francia. Además de acumular responsabilidades (la Cappella Mediterranea, el Coro de Cámara de Namur, el Milenium Orchestra o la Orquesta Francesa Barroca de Jóvenes…), da muestras de una curiosidad insaciable, que le hace buscar y divulgar partituras desconocidas de los siglos XVII y XVIII. Con un talento incomparable. Es decir, que está totalmente en su salsa para las conmemoraciones del tricentenario de la desaparición de Sebastián Durón (1660-1716), que se señalarán en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con dos obras líricas recuperadas: La guerra de los gigantes y El imposible mayor en amor, le vence Amor.

No es la primera vez que usted dirige en el Teatro de la Zarzuela. ¿Cómo se concretó la cosa para esta ocasión?

Conozco el Teatro de la Zarzuela de Madrid, ya que en el año 1999 este teatro programó La púrpura de la rosa de Tomás de Torrejón y Velasco con texto de Calderón de la Barca. Esta obra fue dirigida por el maestro Gabriel Garrido, con quien he compartido muchas experiencias musicales y humanas, apenas toqué suelo europeo para estudiar clavicémbalo en Ginebra en 1997. Tengo un recuerdo muy claro y luminoso de estos días en Madrid. El director del Teatro en ese momento era Emilio Sagi y el coreógrafo el gran Óscar Araiz, argentino de origen, quien había sido director del Ballet del Gran Teatro de Ginebra, con quienes había creado una brillante coreografía para La púrpura. Siento todavía la sensación que me invadió apenas puse mis pies en ese teatro. Una cierta mística mezclada con una nostalgia de una época pasada gloriosa, que me hicieron sentir más cerca de Argentina aún. Fueron días inolvidables, ya que pude conocer España por primera vez, país del que mis abuelos me han hablado muchísimo, y pude percibir que lo compartido con las personas de este país era mucho más fuerte que las diferencias. En tono de anécdotas, recuerdo que había comprado tantos libros de música en los mercados de Madrid, que no me dejaban subirlos al avión de vuelta a Suiza. Tuvimos que dividirnos el botín entre varios músicos que me ayudaron en esa ardua tarea (risas). Es un gran honor a día de hoy ser invitado por la Zarzuela y trabajar con Gustavo Tambascio, un grandísimo director de escena de cuya experiencia aprendo día a día. Fue Paolo Pinamonti (hoy director del Teatro San Carlo de Nápoles) quien me invitó a dirigir aquí Sebastián Durón, gran compositor que admiro y que interpreto desde los orígenes de mi ensamble, Cappella Mediterranea.

Va a la Zarzuela con dos obras atribuidas a Sebastián Durón. ¿Esta elección es suya?

La elección de las zarzuelas no fue idea mía, fue una idea del entonces director del Teatro, Paolo Pinamonti, gran conocedor de la historia del melodrama europeo y quien ha creído conveniente que España pueda rendir homenaje a uno de sus más grandes compositores al cumplirse, en 2016, tres siglos de su muerte.

Entonces, anteriormente ya había interpretado obras de Durón…

Es la primera vez que dirigiré una obra lírica de Durón con puesta en escena. Cappella Mediterranea interpreta a Durón desde sus primeros días, ya que es un compositor fundamental para todos los que nos especializamos en barroco musical ibérico. Es importante recordar que su obra era también muy apreciada en las colonias americanas y que tal vez sus cantatas fueran interpretadas durante todo el siglo XVIII en los virreinatos, cuando su nombre ya había sido olvidado en España.

¿Cómo presentaría a este compositor?

Espero poder presentarlo el día del estreno en la Zarzuela, y que su genio sea una evidencia para el público que no está habituado a este estilo de música. Para que podamos entenderlo mejor, creo que es importante explayarme sobre un punto que generalmente se ha negligido en el momento de resucitar la música de los siglos pasados. Todos los parámetros concretos que tenemos de una obra y su época, como la partitura manuscrita, indicaciones de instrumentación, conocimiento de los instrumentos originales de la época, de los tratados y los documentos que rodean una obra, componen el grupo de los llamados “afectos intrínsecos”. Este tipo de afectos son los que contienen todos los útiles “concretos” indispensables para que una obra tome vida. Sin embargo, el carácter de “indispensable” desde el punto de vista del conocimiento no le otorga el rango de “imprescindible” desde el punto de vista de la emoción, que yo le otorgaría a los “afectos extrínsecos”. Este último grupo de parámetros es el que más me apasiona como intérprete, ya que como amante de los dinosaurios desde mi más tierna infancia, siempre he sentido amor por la búsqueda de fósiles, pero el sueño más grande es poder resucitar al animal gracias a técnicas modernas como el ADN. De la misma manera que yo asociaría los “afectos intrínsecos” a los huesos, compararía la resurrección de un saurio a la resurrección de las emociones que un intérprete de música está obligado a provocar gracias a los “afectos extrínsecos”, como son las dinámicas que la relación entre los intervalos y el texto nos sugieren, la elección de tiempos retóricos y articulaciones instrumentales en relación con la acción, el restablecer los colores de la instrumentación del bajo continuo para revivir las pulsiones teatrales de un texto, la utilización de instrumentos de viento y percusión que no se indicaban generalmente en las partituras, el carisma y virtuosismo particulares de cada solista vocal, la acústica del lugar para jugar con la “espacialización” sonora en el teatro, además de muchos otros aspectos, que no están escritos en ningún documento. Para darles vida debemos guiarnos por lo propuesto retóricamente por el texto, por las figuras retóricas de la música, pero también por la imaginación y el sentido común. La música de Durón está compuesta en un ochenta por ciento por “afectos extrínsecos”, como casi todas las músicas mediterráneas, en oposición a las músicas del norte de Europa. Por lo tanto, resucitar las emociones de Durón hoy en día nos interpela, porque somos seres de otro siglo, enfrentados a una música que comparte con nosotros emociones que se mantienen intactas a través de los siglos, aunque los códigos para transmitirlas sean diferentes y a veces debamos “actualizarlos”. La particularidad de Durón radica en el trabajo que se toma para crear un nuevo género, haciendo una síntesis entre el teatro calderoniano y el melodrama italiano. De alguna manera, esta ardua tarea es la que tuvo Lully al crear la tragédie lyrique francesa. Pero insisto en que para penetrar en el universo de Durón, hay que aproximarse más al universo de las músicas populares del sur de Europa, incluso de América Latina, para entender los procedimientos que el compositor ideó para dar vida a la zarzuela y al melodrama español.

¿Qué podría decirnos de La guerra de los gigantes?

La guerra de los gigantes es una obra que se puede considerar como ópera, en el sentido moderno del término. Sin embargo, me inclino más por el término de «serenata», ya que estas obras se componían para festejos, bodas reales, nacimiento de un monarca o bien para conmemorar una fecha particular, utilizando pocos solistas y sin ser particularmente largas, y sobre todo, no desarrollaban una trama dramática. La guerra de los gigantes se representó con el motivo del matrimonio del V conde de Salvatierra, José Francisco Sarmiento de Sotomayor y Velasco, con Doña María Leonor Dávila López de Zúñiga, marquesa de Loriana, posiblemente el 23 de febrero de 1702. Estamos en presencia de una obra de una riqueza rítmica única, donde todas las particularidades de los ritmos de la península ibérica están representadas. La influencia italiana casi no se percibe, ya que los tonos humanos y las coplas se suceden de principio a fin, solo siendo interrumpidos por grandes coros, sin embargo algunas reminiscencias de las danzas francesas son evidentes en la partitura. Como la obra es un homenaje evidente a Felipe V, siendo este rey de origen francés, pueden entenderse algunas elecciones de la parte de Durón.

¿Y de El imposible mayor en amor, le vence Amor?

El imposible mayor en amor, le vence Amor es una zarzuela en dos actos, de 1710, con libreto de Francisco Bances Candamo y José de Cañizares. Es, en realidad, una comedia entorno a la celosía de Juno provocada por el amor que Júpiter, su marido, sintió de manera instantánea por la ninfa Dánae, luego que Cupido se decidiera a castigar al Dios supremo con una de sus flechas. Inmediatamente al leer esta partitura, he sentido una gran admiración por la exquisita manera de construir las arias alla italiana, preservando una vocalidad típica española. Estamos frente a una obra de dimensiones importantes, donde la búsqueda del virtuosismo vocal invade el discurso a medida que transcurre la historia. El recitativo italiano encuentra nuevos ecos en la lengua castellana y los dúos y tríos alla veneciana abundan, siendo todos ellos de una belleza abrumadora. Debo decir que siento una diferencia fundamental entre el Durón de La guerra de los gigantes y el Durón de El imposible. No parecen ser el mismo compositor, ya que la manera de tratar la materia sonora es fundamentalmente opuesta. Durón está creando, adaptando, defendiendo e imaginando nuevas formas para el arte musical ibérico en El imposible y el resultado es una obra maestra de exquisitas proporciones que no abandonan ni traicionan jamás el gusto musical ibérico, aunque sus fuentes sean los melodramas veneciano y napolitano. 

¿Tratándose de dos obras tan diferentes, cómo se traducirán desde el punto de vista de la puesta en escena?

Prefiero no compartir con el público de antemano la concepción estética de Gustavo Tambascio entorno a estas óperas, ya que el efecto sorpresa de este maestro de la escena no debe quebrarse. Solo puedo adelantar que una reflexión sobre el poder del tiempo y la fuerza de los códigos compartidos por siglos muy distantes, serán los ejes de nuestro espectáculo Durón.

¿Es la primera vez que trabaja con Gustavo Tambascio?

He conocido a Gustavo Tambascio gracias a Paolo Pinamonti, quien nos ha presentado y ha decidido asociarnos entorno a este gran homenaje a Durón. Gustavo Tambascio es, sin duda, una de las personas con más conocimientos en el mundo teatral. No hablo sólo de lo erudito que puede ser en territorio literario, sino también en repertorio lírico. Todo ello unido a una inteligencia que le permite asociar hechos históricos trascendentes con historias cotidianas, íntimas y autobiográficas. Además de ello, posee una sabiduría popular que cubre todos los puntos anteriores y que es fruto de la experiencia y una vida rodeada de todas las formas de arte sin condicionamiento alguno. Solo puedo aprender de él y ofrecerle los sonidos que sus ideas moldearán.

¿Hay algún proyecto de grabación para estas obras o para al menos una de las dos? Teniendo en cuenta que en España se empieza a conocer a Durón y que fuera de ese país es todavía casi desconocido, ¿se tiene prevista alguna reposición, en otro lugar, o quizás incluso fuera de España?

Hay sellos discográficos y televisiones francesas interesadas por la filmación de un DVD que, espero, se confirme en los próximos días. Ello nos permitirá iniciar una tournée europea en 2017, comenzando por Francia, en donde varios teatros de ópera están curiosos por conocer más sobre las extravagantes y lejanas obras musicales barrocas de la península ibérica.

¿Desearía dirigir otras obras de otros compositores hispanos barrocos? La tarea es inmensa… ¿Tiene otros proyectos previstos para España?

Desearía tener más contacto con el público español. España representa para mí la fuerza de la tierra de mis antepasados y siento que me llama de manera natural. Estamos invitados para homenajear a Claudio Monteverdi en 2017 (Vespro y Orfeo), además de nuestros programas habituales con Cappella Mediterranea que comenzaremos a echar a rodar en 2017 por España y América Latina. Espero poder dirigir pronto José de Nebra y Antonio Literes, dos grandes compositores contemporáneos de Durón. Años de estudio y descubrimientos se avecinan. Estoy verdaderamente feliz de poder participar de este homenaje en la Zarzuela y espero con ansiedad conocer su público pronto.

Nosotros también estamos deseando escuchar su Durón soñado. Gracias por su tiempo.

Por Pierre-René Serna

http://www.cappellamediterranea.com/

La guerra de los gigantes (Ópera escénica en un acto de autor anónimo)
Música de SEBASTIÁN DURÓN (Estrenada en Madrid el 23 de febrero de 1702)
El imposible mayor en amor, le vence Amor
Zarzuela en dos jornadas de Francisco Bances Candamo
Música de SEBASTIÁN DURÓN (Estrenada en el Teatro de la Cruz de Madrid, el 24 de julio de 1710)
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela
Fechas y Horarios:
17, 18, 20, 22 y 23 de marzo de 2016
20:00 horas (domingos, a las 18:00 horas) 

http://teatrodelazarzuela.mcu.es/es/

Foto: Leonardo García Alarcón dirigirá el programa doble dedicado a Durón en el Teatro de la Zarzuela.
Acred: Bertrand Pichene

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