Música clásica desde 1929


Un punto de encuentro de actividades musicales con artistas, instituciones y gestores


Christoph König

El director con dos almas

Noviembre 2019

Con una carrera internacional imparable, el director Christoph König nos habla, con un perfecto español, de sus próximos proyectos en nuestro país al frente de varias orquestas, su regreso a la dirección operística y su amor por la música coral, entre otras muchas cosas.

Maestro, usted es un invitado habitual en las orquestas españolas, este mismo mes de noviembre estará al frente de la Orquesta de Córdoba el día 7 en el Gran Teatro y posteriormente, los días 21 y 22 volverá a encontrarse con la Orquesta Sinfónica de RTVE a la que ya ha dirigido en varias ocasiones, incluida la pasada temporada. Háblenos sobre estos conciertos y los programas elegidos para ellos…

Para la ORTVE, con la que tengo una larga y estupenda relación, hemos elegido una combinación de obras completamente distintas entre sí. La primera parte estará dedicada al repertorio coral, con dos obras corales de Mendelssohn, los Psalmes Opp. 114 y 42, que son prácticamente nuevas para el coro y son obras de una belleza increíble. En la segunda parte tocaremos una Sinfonía de Shostakovich, ya que esta temporada de la orquesta está dedicada a la música rusa y a Shostakovich en particular. Para la Orquesta de Córdoba elegimos un programa sin solista. En la primera parte tocaremos la Sinfonía n. 1 de Schubert, que no se toca muy a menudo, por lo que es una alegría para la orquesta tocarla, y que muestra ya el genio de Schubert en una época bastante temprana de su carrera. En la segunda parte tocaremos la Sinfonía n. 8 de Dvorák, que es una obra bastante conocida y con muchísimas melodías hermosas, pero también con una estructura tan elaborada como lo era Dvorák como compositor.

No serán las únicas ocasiones en las que podremos verle en España esta temporada, ya que en mayo dirigirá a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias en dos conciertos en el Teatro Jovellanos de Gijón y en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo…

Efectivamente, para mí es un gran honor conocer a la OSPA, a la que no he dirigido aún, pero de la que me han hablado muy positivamente, así que estoy feliz de poder trabajar con ella en 2020.

Como buen conocedor de las orquestas españolas, ya que ha dirigido también a otras como la Sinfónica de Euskadi, la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, de la que fue principal director invitado, la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, la Sinfónica de Bilbao o la Real Filharmonia de Galicia, ¿cómo ve a las orquestas españolas y su programación en relación con otras europeas?

No puedo decir que haya una gran diferencia entre el público español, francés, alemán o inglés. Quizá depende mucho más de las ciudades y de la tradición musical que haya en ellas. Por ejemplo, en Galicia siempre he percibido una gran curiosidad hacia obras nuevas o programas menos comunes, mientras hay otros lugares donde, quizás, según mi experiencia, el público es un poco más conservador o un poco menos arriesgado, como en Gran Canaria, eso sí, siempre con un gran amor por la música en general y una sed insaciable. Si tenemos en cuenta que la mayoría de las más de 30 orquestas sinfónicas que hay en España no existían al inicio de la democracia, es un milagro que haya crecido tanto la cultura musical y orquestal en las ciudades españolas. Incluso en épocas de crisis económica, la gente en España sigue estando muy interesada en los conciertos y eso es algo inimaginable en otros lugares, por ejemplo, si pensamos en Estados Unidos, donde el dinero solo procede de financiación privada. Es increíble que en España se mantengan estas orquestas tan vivas y con tanta ilusión.

Además de la música sinfónica, ha dirigido numerosas óperas, como El rapto del serrallo en el Teatro Real de Madrid, El Turco en Italia con Cecilia Bartoli y Ruggero Raimondi en la Ópera de Zurich, Don Giovanni en la Staatsoper de Stuttgart o La flauta mágica y Rigoletto en la Deutsche Oper de Berlín, entre otras. Una faceta que va a retomar con proyectos interesantes en las próximas temporadas, háblenos de ellos…

Para responder esta pregunta, me gustaría remontarme a mis inicios musicales y culturales. Procediendo de la Alemania Oriental, siempre he tenido un vínculo muy estrecho con la música coral. Fui miembro de un coro muy famoso en Alemania y durante mis estudios, mi primer conocimiento no fue el repertorio sinfónico, sino el operístico. Los inicios de mi carrera profesional como director fueron en la ópera y eso era algo completamente normal en la época en la que yo estudiaba. Luego, con los años, cuando ya había sido Kapellmeister en Wuppertal y en Bonn, dirigiendo también un amplio repertorio en otros lugares como Berlín y Zurich, tenía cada vez más sed de repertorio sinfónico y eso es lo que pasó cuando asumí por primera vez una titularidad, que no fue en la ópera sino, ¡sorpresa!, en la música sinfónica, con la Malmö Symphony Orchestra, que supuso el inicio de una carrera internacional.  Y ahora, después de muchos años sin casi dirigir ópera, para mí es un gran placer poder volver a ella, por el vínculo tan estrecho que tengo con ese repertorio, también como cantante. Acabo de dirigir El Caballero de la Rosa de Strauss en la Ópera de Chemnitz, que es una obra bastante compleja y me ha supuesto un gran placer. Y como fue un gran éxito, inmediatamente me invitaron a dirigir, dentro de un año y medio, La Valquiria de Wagner, que es algo que no se ofrece tan fácilmente a directores. Otro hecho relevante ha sido la invitación a dirigir El Murciélago de Johann Strauss en el Teatro Colón de Buenos Aires, que es algo que me hace muchísima ilusión.

La música coral es otro de sus intereses. Como nos ha contado, en su infancia estudió canto y formó parte del Dresdner Kreuzchor. Precisamente hemos podido verle recientemente dirigiendo el Coro de RTVE en el Officium Defunctorum de Tomás Luis de Victoria, el pasado mes de agosto en la Catedral de Ávila. ¿Cómo fue la experiencia?

Muchísimas gracias por esta pregunta. Tengo que admitir que no suelo dirigir coros con un repertorio a capella, pero por mi historia personal tengo un vínculo muy estrecho con la música coral. Durante toda mi infancia tenía ensayos de cinco horas al día en el coro y eso deja huellas en el alma y, posiblemente, en el físico, así que tenía bastante nostalgia del repertorio coral. Cuando dirijo coros, normalmente es también con una orquesta. Con la Orquesta de RTVE y con la ORCAM he dirigido proyectos con coro, pero esta vez me ofrecieron algo muy especial. Tras mi último concierto la pasada temporada con la Orquesta de RTVE, me preguntaron si me apetecía aceptar este proyecto de música a capella de Tomás Luis de Victoria en la catedral de Ávila y, con mi trayectoria en España, pensé que era algo increíble que pudiera volver a la música coral a capella y al ámbito de los coros con este repertorio poco común para un director de orquestas sinfónicas; me pareció un desafío de primera categoría, pero también era como volver a casa, y eso me encantó. Suponía trabajar con el Coro de la ORTVE un repertorio con el que me siento muy cómodo, porque es una forma de hacer música muy directa, porque las voces van directamente al alma. Y además poder dirigir el famoso Officium Defunctorum de Tomás Luis de Victoria, que es uno de los compositores más importantes del Renacimiento, y además, en un marco extraordinario como la catedral de Ávila. Fue una experiencia mágica, que me hizo estar cerca del espíritu y la cultura españoles y, para mí, como alemán, ha sido un honor increíble.

En la actualidad desempeña el cargo de director principal y director musical de la orquesta Solistes Européens, Luxembourg, con sede en Luxemburgo, ¿cómo es su trabajo al frente de dicha orquesta?

Solistes Européens, Luxembourg, es una orquesta con el carácter de una orquesta de festivales. Hacemos de 6 a 8 conciertos de abono por temporada, lo que limita mi presencia allí y también limita nuestra rutina a unos 30 días. La ventaja inimaginable de esta situación es que podemos contar con algunos de los mejores músicos de las mejores orquestas de Europa. Por ejemplo, la primera viola es de la Orquesta de París, muchos de los vientos son de la Česká Filharmonie, nuestro concertino viene de la Tonhalle de Zurich… Podemos contar con un grupo de músicos de primera categoría que vienen exclusivamente para este proyecto a Luxemburgo. Siempre tenemos un periodo de 3 a 4 días para cada concierto, que son siempre los lunes. Es un proyecto muy especial, también por la atmósfera y la sala, porque la Philharmonie de Luxemburgo tiene una acústica fantástica. No es común conseguir una posición de tanta calidad. Tenemos también un calendario bastante denso de grabaciones. Acabamos de empezar una colaboración con el sello Rubicon, creado por Matthew Cosgrove, que fue director artístico de Deutsche Grammophon. Hemos terminado la tercera grabación con ellos y me siento muy orgulloso porque vamos a grabar la integral de las Sinfonías de Beethoven y algunas de sus oberturas, que será publicada en 2020, con motivo del año Beethoven.

¿Qué define a Christoph König como director?

Eso es algo que me resulta muy difícil de responder y que creo que podrían responder otros mejor que yo. Sólo puedo señalar la identificación que siento con mi trabajo, mi amor por la música y mi convencimiento de la importancia de la comunicación entre director, músicos y público. La colaboración con una orquesta significa una buena comunicación. Creo que también una cosa importante en mi forma de ver la música es mi experiencia en el canto: la forma de frasear, el amor por la línea, por la melodía, sin olvidar nunca la estructura, porque tengo dos almas: una es mi historia como cantante y como miembro del coro, mi experiencia vocal, que fue muy importante al inicio de mi carrera, y la otra es mi carrera de pianista, porque yo estudié piano y eso supone una preocupación por la estructura, un entendimiento de estructuras, de la forma de la música, de los pequeños detalles. Son dos cosas que siempre he intentado unir. Y podría añadir algo más: lo a gusto que me siento en los países latinos, también con la forma de cantar latina. A mí siempre me ha gustado unir esos dos aspectos del norte y del sur: la forma de frasear y articular con mucho esmero del norte y la forma del cantabile, la forma de cantar en el sur.

En su formación como director figuran nombres míticos como Sergiu Celibidache y Sir Colin Davis, ¿qué le aportaron?

Colin Davis fue una revelación para mí, porque él nunca puso su ego por encima de la música, y eso hacía que la música siempre se mantuviese fluida, musical, elástica y flexible y esa flexibilidad al hacer música no se encuentra muy fácilmente, quizás Rudolf Kempe ha sido un ejemplo de ello, y evidentemente también Karajan, pero Colin Davis siempre dejaba fluir y respirar la música y a mí eso me gustó muchísimo, me dio mucha ilusión y me convenció de que la orquesta siempre tiene que frasear y cantar elásticamente. Mi experiencia con Celibidache no fue tan positiva, porque mi impresión era que no tenía demasiado interés por los directores jóvenes, algo que no tiene nada que ver con su impresionante carrera de primera categoría como director.

Además de sus próximos trabajos en España, ¿qué otros proyectos tiene en el futuro?

Además de las orquestas españolas con las que trabajaré esta temporada, me esperan proyectos con orquestas europeas como la Warsaw Philharmonic, Bergen Philharmonic, también trabajaré en Estados Unidos con la New Jersey Symphony o la Rochester Philharmonic y estaré en el Chicago Grant Parc Festival. También dirigiré la Seoul Symphony y trabajaré en los proyectos operísticos que señalaba antes y que tanta ilusión me hacen, como El Murciélago de Strauss en el Teatro Colon de Buenos y La Valquiria en la Opera de Chemnitz.

por Lucas Quirós

www.christophkoenigconductor.com

Foto: El director alemán regresa a España en un noviembre cargado de compromisos orquestales.
Crédito: Christian Wind

2527
Anterior Nikolai Demidenko
Siguiente José Carlos Gómez