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Alas de mujer

La verdad de las compositoras

Enero 2026

Como profesional de la música, he encarado mi carrera basándome en dos principios fundamentales: la ética y trabajar para colaborar con todas las acciones posibles, y lograr que el arte sea el camino que nos lleve a un futuro mejor. En mi larga trayectoria discográfica me faltaba y sentía la imperiosa necesidad de difundir la creación femenina española; es la razón de este disco, “Alas de mujer”.

Con este álbum, me interesaba presentar una paleta lo más amplia posible de partituras, por ello comencé con el siglo XIX y llegué hasta nuestros días. Era tentador, y a la vez complicado, adentrarse en un jardín donde había que integrar músicas cargadas de pasión, rebeldía, dolor, intensidad y frescura; una verdadera parafernalia. Pero eso es la música, a la que hay que mirar de frente y dejar que las notas te cuenten la verdad de las creadoras.

Cada cual expresa el arte que quiere y lo desarrolla como quiere con su original talento. Nietzsche decía que “la vida sin música era un exilio” y Kant expresó: “dormía y soñé que la vida era belleza y advertí que es deber”. Ese era mi deber, descubrir que con su música las compositoras buscan una experiencia personal verdadera y profunda.

Diálogos mutuos

Para el intérprete, hacer música junto al creador, es una manera de mirar al mundo con lucidez y un poco de rebeldía, es decir, defender tu verdad. Esto ha sido posible con las actuales, con las que he mantenido un diálogo mutuo enriquecedor, compartiendo cada partitura detalladamente e intercambiando hasta el más mínimo detalle. Con las que ya no están, era sumergirse en sus precisas anotaciones escritas en la partitura y dejar que las notas fluyeran en un fraseo íntimo y verdadero.

Si bien en el concierto los intérpretes trasmitimos emociones, sentimientos o calor humano, en la grabación se trata de reflejar la sensación de la cuasi perfección, con la ilusión y sensación de dejar ahí una obra inmaculada para que la labor de las creadoras permanezca para la posteridad. He osado buscar la filosofía de la composición, que me ayudara a no perderme en un complicado laberinto y encontrar el hilo conductor de tanta riqueza sonora. Espero haberlo logrado.

Fiel al estilo, unas obras necesitaban el piano y otras el clave, y eso conllevaba usar dos técnicas completamente distintas. Por ello realicé la grabación en dos momentos diferentes, lo que me permitió trabajar cada estilo por separado, logrando un trabajo perfeccionado y riguroso.

No fue fácil decantarme por las compositoras elegidas: busqué períodos, final del clasicismo y romanticismo, hasta llegar a las vanguardias actuales y formas musicales variadas y distintas. He aquí el resultado. El Andante con variaciones de Isabel Prota y Carmena, es un juego entre el fin del barroco, usando el ritornello de Vivaldi y Bach, y las variaciones, que comienzan a subordinar la forma a la belleza irregular.

María Luisa Chevalier y Emma Chacón nos sitúan en el período imaginativo y apasionado del Romanticismo, con su Romanza sin palabras e Impromtu n. 2 en fa mayor, respectivamente. María Rodrigo juega hábilmente en La copla intrusa con aires andaluces y temas de jota. Con Consuelo Díez comienzan a sonar las compositoras actuales. Cartas a la oscuridad 1, 2, 3 y 6 son un delicado ramillete de piezas, de carácter contrastante y sabor íntimo. Diana Pérez Custodio explora en Solo tres minutos la desconexión entre el tiempo exterior de los medios mecánicos o digitales y el tiempo interior que no puede ser medido.

Por su parte, María Luisa Ozaita, en su Preludio sin medida, se inspira en el estilo de Louis Couperin, pero lo hace con el lenguaje actual; su Danza con Variaciones es una canción que ha transformado en danza. Carme Fernández Vidal, en su Toccata Prima, usa la forma barroca para demandar al intérprete destreza técnica al servicio de una profunda sensibilidad. También Beatriz Arzamendi nos hace una invitación a la imaginación sonora a través del goteo musical leve y constante en Al otro lado del sirimiri. Teresa Catalán, con Sine Die, expresa libremente que su cauce de comunicación es la música y a ella deja la palabra.

Cerramos el círculo con la obra de María de Pablos, Dos apuntes musicales españoles: n. 2 II Violonchelo y piano. Fue escrita para violonchelo y orquesta, pero la misma compositora escribió una versión para violonchelo y piano, cuyo manuscrito hemos usado. Estamos ante una armonización increíble para su época, entretejida con un fino lirismo e impregnada de una profunda tristeza. Notable compañía en esta última obra ha sido la del magnífico violonchelista José María Mañero, compañero de muchas fatigas, interpretando la parte de violonchelo solista.

Una vez terminado el trabajo, cabe preguntarse: ¿vale la pena el esfuerzo? Pienso que si creemos en la música como elemento que devuelva al mundo su magia, que transforme un universo frío y sin alma, que sea un punto de contacto con las personas, que dé fuerzas para transformar la desesperanza en ilusión e infundir la certeza de que debemos seguir siendo creativos, entonces vale la pena el esfuerzo. Y gracias a Javier Monteverde, de Cezanne Producciones, por su estupendo trabajo de grabación y producción.

por María Teresa Chenlo

www.mariateresachenlo.com

Foto: María Teresa Chenlo y el violonchelista Jose María Mañero en el estudio de grabación.
Crédito: © Cezanne Producciones

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