No es Euryanthe un título que goce de gran popularidad en la actualidad, y si algún teatro se propone presentarlo, en esas excepcionales ocasiones se suele optar por la versión de concierto. Sin embargo, no se puede negar la belleza e intensidad de la música, y, si además se sirve con el detalle con el que el Theater an der Wien lo hizo dos temporadas atrás, puede resultar este título de Carl Maria von Weber todo un feliz descubrimiento para muchos aficionados.

En una propuesta escénica que se despoja por completo de todo lo fantástico presente en el libreto para centrarse en los conflictos de los cuatro protagonistas, se potencia todo el teatro que encierra la partitura, y la claustrofóbica apuesta de Loy mantiene la atención desde que se alza el telón por primera vez. 

Destaca por su entrega, la belleza del timbre y lo interiorizado del personaje el Adolar de Norman Reinhardt, al que da réplica una arrebatadora Jacquelyn Wagner como Euryanthe, con un control total de su instrumento y un fraseo melancólico muy acertado. La malvada pareja de antagonistas también es entregada, especialmente Andrew Foster-Williams como Lysiart.

Con ímpetu desde el foso, controla y matiza las dinámicas el director Constantin Trinks, y saca de la obra un especial y constante juego dramático de opuestos.

Pedro Coco Jiménez