Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
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Ritmo Abril 2024 - Núm. 982

SHOSTAKOVICH: Sinfonía n. 8

Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera / Bernard Haitink.
BR Klassik 900214 (CD)



La crítica

Solera bávara

La mayor parte de las grabaciones que nos llegan del sello BR Klassik envejecen bien, como los buenos brandis. Además, se puede decir que es uno los que más activamente contribuyen a sostener los soportes físicos de la memoria “fono-videográfica”, de aquellos que se relacionan con una orquesta o institución musical determinada. Bien porque publica registros recientes, o porque da luz a interpretaciones o conciertos que ya tienen unos años, o que habían sido publicados anteriormente en otras circunstancias, lo cierto es que podemos considerar el catálogo del sello bávaro como uno de los más interesantes que en estos momentos ofrece el panorama discográfico.

Lo de que estos registros envejecen bien lo certifican las tres muestras que ocupan este comentario, protagonizadas por dos de los directores que mayor contacto han tenido con la orquesta durante las últimas décadas. A Bernard Haitink el sello le ha dedicado siempre un importante espacio, casi directamente proporcional a la dedicación que el director holandés tuvo para con la orquesta desde su madurez. Por otra parte, no hace falta recordar la importante labor que, como batuta titular, Mariss Jansons llevó a cabo en la institución hasta el final de sus días.

Jansons en su elemento

Comenzando por este último, aquí está representado por una Tercera de Mahler que ya había sido incluida en el magno cofre de lujo dedicado al letón, publicado hace poco más de un par de años, que tuvimos la ocasión de comentar desde estas páginas (RITMO 957, enero de 2022). Paralelamente a esa edición se van publicando gran parte de los registros allí incluidos, como sucede en esta ocasión: una Tercera de Mahler de 2010, que forma parte de la integral de las Sinfonías del compositor contenida en aquella publicación (que también fue editada en su totalidad no hace mucho). Es difícil mantener el interés de esta Sinfonía a lo largo de toda ella. Tras un soberbio primer movimiento, lo mejor de la obra para muchos, la tensión parece decaer y sólo aflora en determinados momentos hasta el final. No muchos directores han conseguido unificar los diferentes estadios que contempla la partitura, dotándola de unidad y lógica estructural de principio a fin. Jansons, en esta ocasión, lo consigue a medias, con un primer movimiento de excelente factura, e interesantes segundo y tercero; pero, a nuestro juicio, a partir del cuarto pierde el hilo, para no volverlo a recobrar más que en determinados momentos del Largo final. La voz de Nathalie Stutzmann se mimetiza a la perfección con la orquesta en ese cuarto movimiento, pero la batuta no se muestra aquí ya con la misma inspiración que en los anteriores; tampoco ayudan algunos detalles, como los portamentos del oboe (de gusto más que dudoso), que parecen haberse impuesto desde hace algún tiempo entre la mayor parte de las batutas que actualmente abordan esta página.

Hay que reconocer, no obstante, que Jansons aún aquí se muestra comedido, sin llegar al extremo de otros, y la suya es una gran versión de la Tercera en líneas generales, a pesar de las puntualizaciones referidas. En cualquier caso, nadie ha hecho esta música como Jessye Norman con Abbado y la Filarmónica de Viena, en su versión de 1982 para DG.

Haitink imprescindible

Ya que hemos comenzado comentando el registro más cercano a nuestros días, vamos a continuar con la Octava de Shostakovich que Haitink ofreció el 23 de septiembre de 2006 al frente de la orquesta. Si comparamos esta versión con la que el mismo director grabó alrededor de un cuarto de siglo antes, incluida en su integral para Decca, veremos que el concepto ha cambiado sustancialmente. Si con el Concertgebouw todo era mucho más aristado, y el sentimiento de lucha o padecimiento físico estaba allí bastante más presente, en el caso de la versión que ahora nos ocupa predomina el elemento más reflexivo; todo es más pausado, menos beligerante, aunque desde el punto de vista externo, incluso los minutajes no hayan variado sustancialmente. Diríamos que aquí la batuta desciende a los aspectos más psicológicos de esta música, alineándose con las lecturas de un Previn, un Berglund o, más recientemente, un Nelsons. Apasionante aproximación a la obra, en todo caso, que se sitúa en una posición de preferencia entre las opciones actuales.

No hace mucho también (RITMO 980, febrero de 2024) teníamos ocasión de referirnos a la Octava de Bruckner que el director holandés ofreció con la orquesta en 1993; en esta ocasión, le toca el turno a esta Séptima fechada en noviembre de 1981, que nos vuelve a demostrar el grado de afinidad que Haitink siempre, desde sus primeras apariciones al frente, mantuvo con la formación. Ya, en esos comienzos de los ochenta, el director se había desvelado como uno de los más grandes brucknerianos, y así lo vuelve a demostrar, como lo había hecho con esas dos versiones al frente del Concertgebouw que le sirvieron para desquitarse de la primera mala experiencia al final de la década de los cincuenta. A partir de ahí, siempre que se acercaba a estos pentagramas, lo que destilaba era puro Bruckner, para deleite de quienes tuviesen oídos para escuchar. Ya, desde entonces y hasta el final de su vida artística, Haitink transmitió lo que para él significaba esta obra; no en vano es la música que eligió para ofrecer al mundo su última lección desde el podio.

Rafael-Juan Poveda Jabonero 
 

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