A Peter Ruzicka (n. 1948) le fascinan los poetas marcados por la tragedia y con trasfondo filosófico, pues dos de las óperas que ha escrito hasta la fecha tienen como protagonistas a Paul Celan y a Friedrich Hölderlin. De ambas, también, ha extraído material para crear sendas sinfonías vocales. La segunda, para barítono, coro y orquesta, es la que puede escucharse aquí y, dada la naturaleza de su música, es probable que funcione mejor así, como partitura sinfónico-coral, que como creación escénica. La obra es densa, compleja, fascinante, en la mejor tradición expresionista de autores como Berg, Henze o Rihm; atonal, pero a la vez abierta a elementos tonales e, incluso melódicos. La escritura orquestal y coral se mueve entre lo atmosférico y lo ominoso, con puntuales estallidos de violencia que aciertan a evocar la fragilidad mental del poeta, mientras que la del barítono solista, más convencional, encarna su lucha por derrotar a la locura.

La cantata de cámara Mnemosyne (2016), para soprano, dieciocho instrumentos de cuerda y percusión, parte también de textos de Hölderlin, pero el tratamiento es diferente, más abstracto y variado a nivel de técnicas, tanto en la virtuosística parte instrumental como en una vocal que, de perseguir la inteligibilidad del texto, va derivando hacia un estilo más lírico y ornamentado hasta desembocar en una etérea vocalise.

Las interpretaciones, con el propio compositor a la batuta y dos cantantes comprometidos y de talento como el barítono Thomas E. Bauer y la soprano Sarah Maria Sun, son de referencia.

Juan Carlos Moreno