El hecho de que Wolfgang Rihm (n. 1952) no estuviera presente en el catálogo de Naxos, tratándose, sin duda, de una de los grandes compositores vivos alemanes (probablemente entre los tres mejores), evidencia un cierto alineamiento en los gustos musicales del sello, que entiendo esta edición empieza a subsanar. Siendo Rihm un titán del mundo sinfónico y de la ópera (recuerden que está por ver si se estrena o no en Madrid su alucinante Descubrimiento de México, grabado ya en CPO), la elección de su catálogo para violín y piano (cinco piezas compuestas entre 1971 y 2006) parece igualmente un poco parca. Pero lo cierto es que todas, sin excepción, confirman la calidad del alemán. Poseedor de un lenguaje complejo, muy próximo en sus inicios a las renovadoras escuelas post-románticas alemanas (a uno y otro lado del muro), con el paso de los años ha logrado un poderoso y personal equilibrio estético. En el caso de estas piezas, añadiendo un conocimiento del instrumento (el violín) de portentosa brillantez y virtuosismo (excelente Tianwa Yang). Pese a la apariencia menor, gran presentación de Rihm en Naxos, que sin duda merecerá mucha mayor presencia en el futuro en el catálogo del sello blanco. 

J.B.