Sol Gabetta vuelve a sorprender con un disco audaz que rescata el legado de Lise Cristiani, acaso la primera violonchelista profesional. Repertorio casi inédito y rigor musicológico son los rasgos distintivos de un lanzamiento que reúne cinco primicias discográficas y piezas que combinan una escritura virtuosística de sorprendente modernidad con una dimensión expresiva íntimamente vocal.

El recorrido de Gabetta por ese repertorio arranca de muy atrás, cuando, siendo una niña, Ivan Monighetti, su maestro en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, le dio a conocer una de las piezas que ahora se integra en este álbum. Sea como fuere, las obras de Servais, Batta y Offenbach que lo configuran exigen un dominio avanzado del arco, capaz de sostener un legato prolongado y marcar staccatos con claridad así como una considerable técnica de mano izquierda. El sonido de Gabetta es pleno y luminoso; su articulación es pulcra y el vibrato, mesurado; mueve el arco con control absoluto y su virtuosismo no resulta forzado, sino al servicio del canto interno de cada frase, como una derivación orgánica del discurso. Las obras reclaman una fineza expresiva que equilibre el lirismo casi operístico del violonchelo con la brillantez de la escritura romántica, algo en lo que la violonchelista, la Capella Gabetta merecen un sobresaliente indiscutible.

Este álbum, de espectacular toma sonora, constituye una lección de interpretación y demuestra cómo la recuperación de lo olvidado puede aportar nuevo sentido y frescura al repertorio.

Darío Fernández Ruiz