Marie-Pierre Langlamet, arpa; Asier Polo, violonchelo;
Orquesta Nacional de España / Juanjo Mena.
INAEM / OCNE 8436552740101 (CD)
SALVAJE GINASTERA
Poco se le agradece al maestro vitoriano Juanjo Mena el ímprobo trabajo al actualizar los registros de la mineral música del argentino Alberto Ginastera (1916-1983), compositor que, pese a alimentar su estética musical en tres períodos, se posiciona como un creador que toma los recursos que necesita respecto a sus necesidades expresivas, como apunta Pablo L. Rodríguez en sus notas a partir de los textos de Buch, Schwartz-Kates, Tabor o Sottile. Ginastera integra así el más vigoroso y punzante folklore argentino con una personal asunción, en medida variable, de lenguajes tonales, politonales o atonales sin llegar a adentrarse en especulaciones aleatorias (aunque las experimentara) en la búsqueda de su telúrica impronta.
Además de sus celebrados registros para Chandos con la Orquesta Filarmónica de la BBC, este CD con la Orquesta Nacional de España editado en el sello de la propia formación, añade material y competencia a la creciente fonografía del compositor con sesiones grabadas en 2015 del Concierto para arpa y orquesta, obra de 1965 a caballo entre los ritmos del malambo y ciertos destellos de vanguardia, con la arpista francesa Marie-Pierre Langlamet, quien ya grabase la obra a inicios del siglo XXI con Edmon Colomer y la Orquesta de Picardía para Cypress. En el actual registro, Langlamet disfruta de un sonido más textural que virtuoso, que brilla en el circunspecto Molto moderato central y, principalmente, en la cadencia frente los rítmicos movimientos externos. Arropada por la cálida acústica del Auditorio Nacional y la siempre precisa ONE, que responde con premura a un Mena que se mueve como pez en el agua en este repertorio, Langlamet se supera a su primera grabación, a Moretti/Robertson en Naïve y se pone a la altura de la clásica de Zabaleta/Martinon en Philips o las más incisivas de Mildonian/Mata para PG y Allen/Batiz en ASV.
Para completar el disco, se ofrece el Concierto para violonchelo n. 2, obra de 1981 que escruta una gran abstracción primitivista. Dedicado a su esposa, Aurora Nátola, quien lo llevaría al disco, el concierto es un puntillista fluir de fugaces murmullos sinfónicos, al estilo de su inacabado Popol Vuh, que, engarzados por una lírica escritura para el violonchelo (hilo conductor de la obra), aglutina referencias a versos de Martin, Cernuda, Neruda o Apollinaire, a los paisajes sonoros tropicales y su recuerdo bartokiano de las músicas nocturnas o a los ritmos tribales. Con menor competencia, Asier Polo es rotundo y convincente al chelo en una poética lectura en la que demuestra su gran rango dinámico, tímbrico y expresivo junto a unos entregadísimos ONE y Mena. Complementa así a la más idiomática de Nátola/Bragado en Newport y la más analítica de Kosower/Zagrosek en Naxos. No solo queda recomendar este disco, sino animar a la Orquesta Nacional a que prosiga con este repertorio (recuperando el Concierto para violín que ofreciera Mena con Michael Barenboim en 2016), porque le va como anillo al dedo.
Justino Losada