A un chaval joven de hoy en día, esta música puede sonarle como si llegara de otro extremo del planeta, pero en su momento formaba parte de lo más cool y más atrevido del momento, incluido el fandango, que según Casanova, en su viaje a Madrid, lo describió “con actitudes y gestos de los más lascivos imaginables”. La música de esta nueva grabación del intrépido Yago Mahúgo nos revela los gustos que anotó en su cuaderno sobre la música para teclado el noble inglés Charles Cecil Roberts, en su viaje para la boda del quinto Duque de Berwick, el jovencísimo Don Jacobo Fitz-James Stuart, celebrada el 24 de enero de 1790 en Madrid. Como anotó Roberts, le sorprendieron los compositores Don Domingo Escarlata (Domenico Scarlatti), el Padre Antonio Soler y Don Luis Boquerini (Luigi Boccherini), y quedó tan impresionado del Fandango de Soler como quedó Casanova al verlo bailar, describiendo una música que ayudaba a “ahuyentar los males presagios, poner luz en la oscuridad y convertir el agua en vino”.

Solo con conseguir lo último ya merece la pena escuchar la prodigiosa y múltiple recreación que hace Mahúgo (al clave, pese a ser un instrumento “limitado” por el pinzamiento de cuerdas y el sonido fugaz, desprende una luz como pocas veces), ya que se escuchan fandangos de los tres compositores, también arreglados para el acompañamiento de Estevan a las castañuelas (un desenfreno sin límites). Aunque donde el músico encuentra su estado de gracia es en su arreglo del Fandango de Boccherini, y al fortepiano, con inenarrables Sonatas de Soler y Scarlatti, entre ellas unas K 32 y K 213 de indescriptible melancolía, interpretadas tanto al clave (primer CD) como al fortepiano (segundo CD), donde logra una íntima y conmovedora atmósfera.

Gonzalo Pérez Chamorro