Fischer-Dieskau, el influencer

Si un influencer es esa persona con la capacidad de influir en las opiniones o comportamientos de otros, el barítono (también pianista, director de orquesta, escritor y pintor) alemán Dietrich Fischer-Dieskau (1925-2012) es seguramente el mayor influencer en el arte musical culto de los últimos cien años. ¿O acaso no ha transmitido su estilo a una multitud de alumnos como nadie en el mundo del canto? ¿O no existe con él un antes y un después en el modo de interpretar Lieder? La influencia que tuvo en sus coetáneos (pianistas y directores, cantantes y registas, entre muchos otros) y alumnos ha sido abrumadora, teniendo desde imitadores a seguidores de un estilo que hoy en día presenciamos en casi todos los grandes cantantes liederísticos del mundo. Recuerdo una cita de Daniel Barenboim (un músico cuyo concepto del arte interpretativo es de una elocuencia brillante y difícilmente discutible), en la que reconocía que Fischer-Dieskau le había hecho comprender muchas partes pianísticas de manera distinta a como él las entendía.

Coincidiendo con el centenario de su nacimiento, Warner Classics reedita ahora, en una bonita caja, 79 discos (hay algunas primicias nunca antes editadas, y joyas como los Mendelssohn, Mahler, mucho Schubert y Wolf, Beethoven, Brahms, R. Strauss, compositores del siglo XX, bastantes conciertos en vivo, etc.) con todas las grabaciones de canciones aparecidas a lo largo de más de cuarenta años en los sellos HMV, Emi Electrola, Teldec y Erato (estas dos últimas ya con la voz menos fresca, pero con una sabiduría inmensa), que en cierto modo se complementa con la también editada por DG hace tres años (ahí estaba la integral de Schubert, por ejemplo), lo que nos lleva a reflexionar sobre la voracidad del cantante. Una sola de estas ediciones es de por sí merecedora del Olimpo interpretativo, pero en este caso se han editado dos... Una inexplicable capacidad de asimilar, entender e interpretar tanta música con unos resultados artísticos tan altos o ni siquiera igualados por cantante alguno, nos da la talla de quien fue Dietrich Fischer-Dieskau.

Nos topamos con registros de las mismas obras con años de diferencia, como su Winterreise, que en Fischer-Dieskau transcurre siempre de noche (impresionante la grabación de 1955, donde sus maneras eran ya las de un maestro), y que demuestra que tenía muy claro desde el principio la obra que interpretaba (síntoma de una inteligencia fuera de lo común).

Si a día de hoy aceptamos con naturalidad que los grandes cantantes se sientan igualmente cómodos en la ópera y la canción, Fischer-Dieskau fue el primero en naturalizar estas dobles facetas, antes poco aceptadas si eran simultáneas en la carrera de un cantante. Y lo que hizo fue llevar el arte profundo de los Lieder a sus papeles operísticos, tomando también de éstos su amplio espectro teatral para muchas de sus interpretaciones de Lieder (especialmente en Wolf y Schubert, véanse los tres ciclos y Lieder como Erlkönig, por ejemplo, entre muchos otros). Y un último apunte, el mismo Gerald Moore (muy presente en esta edición) es un músico que crece junto a nuestro cantante, convirtiéndose en el grandísimo acompañante que fue gracias en parte a su camino como Wanderer inseparable con Fischer-Dieskau, el influencer.

Gonzalo Pérez Chamorro