Una cita del ganador del Pulitzer, “And the bridge is love”, del escritor norteamericano Thornton Wilder, da nombre a este recopilatorio para orquesta de cámara de finales del XIX y principios del XX en el que se perciben los últimos retazos del Romanticismo y la llegada de la experimentación. Unificadas por una enorme sensibilidad y lirismo, en él se combinan piezas de enorme tradición, como Introducción y Allegro Op. 47 de Elgar, junto con nuevas grabaciones, como And the bridge is love de Howard Goodall y The moon, de William Lloyd Weber. La participación de Julian Lloyd Webber en el doble papel de violonchelista y director aporta una interesante visión de la música que su padre compuso: un sonido aterciopelado que consigue su máxima expresión a través del empleo acertado de las intensidades y la firmeza de las dinámicas y el tempo. Para su primera grabación como director, Julian ha escogido una selecta agrupación, la English Chamber Orchestra, que inició su andadura con Benjamin Britten y la continuó con Barenboim, entre otros; ella es la responsable del sonido tan especial que caracteriza esta versión y de la unificación compacta de la masa instrumental. Alejado del carácter flemático inglés, la oportunidad de escucharlo debe aprovecharse porque recuerda la lucha que entabla la naturaleza en los cuadros de Turner.

Esther Martín