Parafraseando el dicho, no sorprende quién quiere sino quién puede. El nuevo álbum de Simone Kermes con Sony tiene una llamativa portada de estética kitsch y una heterogénea mezcla de arias barrocas con música pop y rock. Pero ahí queda todo. La idea original es producto del compositor finlandés Jarkko Riihimäki y sigue el ya transitado guion de los siete pecados capitales enfrentados a las siete virtudes celestiales. Así, por ejemplo, el orgullo y la humildad sirven de excusa para emparejar Starway to Heaven de Led Zeppelin con el Erbarme dich, mein Gott de la Matthäus Passion de Bach; la lujuria y la castidad une Poker face de Lady Gaga con Tu del ciel ministro eletto de Haendel, etc. Cierto es que en este totum revolutum se encuentran dos deliciosas arias inéditas de la ópera Cajo Fabrizio de Johann Adolf Hasse. Y cierto es también que los Amici Veneziani con Giampiero Zanocco en el primer violín, son certeros y precisos acompañando. Su sonido afilado y ligero casa bien con el de Kermes, que es soprano de coloratura y suavizan con una perfecta afinación y empaste las carencias vocales de esta.

Este es el tipo de programas que realiza la soprano alemana en sus conciertos en directo, donde compensa sus debilidades técnicas con una brillante teatralidad y una puesta en escena popstar, pero que como producto de estudio falla. Solo para fans de la “Lady Gaga del Barroco”.

Mercedes García Molina