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Crítica / Tres visiones románticas muy bien planteadas - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 04/05/2025

En coproducción con el Centro Nacional de Difusión Musical del INAEM, se realizó el IX Programa del Ciclo Recitales y Música de Cámara que la Viceconsejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, viene realizando en el CCMD de Valladolid. Se planteó por parte de la pianista Judith Jáuregui (Donostia, 1985) y el Cuarteto Gerhard: Lluis Castán y María Florea, violines; Miquel Jordá, viola; y Jesús Miralles, cello, grupo emergente que consiguió la primera Matricula de Honor otorgada por la Hochschule de Hannover, con base en Tarragona donde iniciaron su relación como amigos y compañeros de estudios, decidiendo hacer del cuarteto de cuerda su principal actividad musical, que les ha llevado ya a los principales Festivales de Música de Cámara en Europa y a conseguir, entre otros, los Premios "Mejor CD Clásico" 2023 y "Alicia a la Interpretación" en 2024.

El proyecto plantea la opción de presentar 3 visiones del Romanticismo, por concordancia de solista y Cuarteto en objetivos y medios artísticos y similares duraciones de las 3 combinaciones posibles de éllos, a través de Liszt, Chaikovski y Beach.

Comenzó Judith Jáuregui, pianista conocida en Valladolid como ganadora del VIII Premio Internacional "Frechilla-Zuloaga" y por sus colaboraciones con la OSCyL (la última su reciente CD grabado con música de Grieg y Falla), con las Consolaciones, S 172, (1849-50) de Franz Liszt. Su versión respondió al propósito del autor que subtituló "Seis pensamientos poéticos", inspirados en poemas de Lamartine o Sainte-Beuve realzando la amistad como sustitutivo de la Fe. Y es que son valores distintivos de Judith el toque sutil, el sentido de la melodía, la pasión y la sensibilidad. Con esas armas unió la 1 y 2 en Mi M. como se suele; dejó sonar cada nota límpida y mimó el pedal sin abuso en ese nocturno casi chopiniano que es la conocida Lento placido en Reb M.; como la 4, apodada "la estrella" por la blanca de 6 puntas que está en la partitura, que sonó como sencilla oración surgida del lied de María Pavlovna (utilizado también en la genial Sonata en Si m. del autor); muy romántico su Andantino (en la tonalidad inicial como la sexta), especie de cantilena breve en varias secciones; y la cantabile 6 finalcomo pensada para élla, más amplia y exigente, que permite evidenciar los diferentes cambios de carácter que expresa. La casi completa Sala reaccionó con repetido calor a tanta musicalidad y suave romanticismo vertido.

Teñido de nacionalismo ruso, el romántico Cuarteto nº 1 en Re M., op. 11 (1871) de Chaikovski ofrecido por los Gerhard que, de entrada, justificaron el por qué del apodo "el acordeón" por el que se conoce esta primicia del autor en el género. El sonido logrado se asimiló perfectamente al del instrumento citado, haciendo notar las virtudes del Cuarteto: fantástico trabajo de Grupo por estudio y realización, total equilibrio y empaste, donde la música escrita y su intención predominan sobre el buen nivel individual de cada uno, y cada detalle y sutil dinámica aplicada está al servicio de una idea conjunta. El trepidante final y el fraseo ornamentado en ese Moderato fueron excelentes. El Andante tuvo bien cantados los dos temas: el que escuchó silbado en Kamenka y el de la popular "En la isla de mayo". El Scherzo, aún con el severo tono menor, combinó gracia y ritmo de canción y recia danza rural rusa. Mezcla de sonata y rondó, el Finale tuvo máximo equilibrio y concisión en su desarrollo, de lo más valioso del autor en este género, expuesto con brillantez y bruñida limpieza. El público rompió ruidoso y reiterado.

Y con estas señas de similar gusto musical, solista y Cuarteto abordaron el Quinteto con piano en Fa# m., op. 67 (1907( de Amy Beach (Hanniker, 1867-New York, 1944), compositora y pianista que quiso rendir particular homenaje a Brahms, tomando de su famoso "Quinteto" cita literal para su tema principal, que aparece puntualmente en los tres movimientos del suyo. Arranca con un breve y misterioso Adagio que evoluciona a allegro moderato, mostrando ya la fuerza melódica en el piano y el contraste con las cuerdas, tiñendo de cierto impresionismo el romántico ámbito, más marcado aún en el Adagio real que presenta el violín I en delicado piano sobre flexibles pizzicati de los graves, hasta que se suman cuarteto y piano alternando melodía. El final tripartito, que recupera en el centro el adagio inicial como elemento unificador, entre un agitato y un Presto de exigente interpretación por técnica, ajuste, afinación y pasión, acabó de encender al auditorio que, tras reiteradas ovaciones y salidas, se vio correspondido con el Scherzo del Quinteto de Mozart, que emparentaba con el estilo del Final del Chaikovski. Muy grata sesión de Cámara con sus diferentes romanticismos.

José M. Morate Moyano

 

Judith Jáuregui, piano

Cuarteto Gerhard: Ll. Castán y J. Bardolet, violines; M. Jordá, viola; J. Miralles, cello

Obras de F. Liszt, P. I. Chaikovski y A. Beach

Sala de Cámara del CCMD de Valladolid

 

Foto: Cartel del concierto.

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