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Crítica / The Fairy Queen: el verdadero viaje del Barroco al siglo XXI - por Genma Sánchez Mugarra

Bilbao - 25/11/2025

Henry Purcell fue un compositor ingles del barroco que tuvo la habilidad de incorporar elementos de carácter franceses e italianos hasta crear su propio y original estilo. Entre sus composiciones se encuentra la que hoy  hemos disfrutado: The Fairy Queen  (La Reina de las Hadas  - 1692) cuya temática se desprende de la obra de W.Shakespeare El sueño de una noche de verano  (1595). Estas semi-óperass (obras propias del barroco inglés) se componían de diversos cuadros llenos de engaños, mascaradas, bailes y una música muy expresiva para entretener a las cortes de la época.

En esta ocasión, y en sustitución de los tradicionales bailes barrocos, tuvimos la oportunidad de disfrutar de las coreografías de la compañía Käfig (Jaula, en árabe, por mezclar diversos tipos de danza) del bailarín de danza contemporánea y hip-hop Mourad  Merzouki,  lyonés, que  también ejerció como director de escena.

En el primer acto nos encontramos con el borracho cuyo personaje cantó el barítono Hugo Herman-Wilson,  muy presente durante toda la obra. Es miembro, junto a sus compañeros, de la compañía de talentos jóvenes Le Jardin des Voix , creada en 2002 por William Christie y Paul Agnew, director musical en este caso. Tras varias semanas de trabajo intensivo, los elegidos participan en una producción y crean, de este modo, una relación de fidelidad con la orquesta Les Arts Florissants.

Les Arts Florissants, especializada en música del Barroco y el Clasicismo, fundada por el mencionado maestro W.Christie, está compuesta por una orquesta de cámara de instrumentos antiguos y un pequeño coro. Interpretaron con un gran equilibrio, por momentos y por exigencias del guión,  en un ambiente muy distendido, participando incluso, en algunos momentos, en las coreografías diseñadas por Merzouki.

En el segundo acto destacaron las acrobacias de los danzantes creando, en un momento dado, un hermoso bosque con sus expresivos pajarillos. Hasta las flautas se unieron a sus compañeros en el paseo. En el tercero la danza de las hadas propició el lucimiento de los bailarines y el público se divirtió con el gracioso beso del dúo final con el haute-contre (voz alta de tenor) Ilja Aksionov. Una orquesta poderosa, dirigida por el también tenor Paul Agnew,  introdujo el cuarto acto y el color y la espectacular coreografía convirtieron a los cantantes en solventes danzarines. El quinto y último acto encierra uno de los momentos más emotivos de la ópera cuando la excelente mezzosoprano Juliette Mey canta el lamento al que llaman The plaint (La queja), con su hermosa voz de bello timbre y no menos perfecto fraseo. A ella se unió el concertino, E.Resche-Caserta y junto al omnipresente bajo continuo, crearon una atmósfera que emocionó a todos los oyentes. La fiesta final levantó al público de sus asientos.

Al no tener un continuo argumental  sino una serie de momentos, esta semi-ópera supone un desafío para su comprensión pero le aporta una gran libertad de desarrollo, teniendo en cuenta, además, que tiene a su disposición una gran variedad de recursos musicales y teatrales. No está mal que algunos, unos cuatro siglos después, hayan descubierto ahora un periodo musical llamado barroco y que existen las orquestas de cámara. Otro acierto de la programación del Teatro Arriaga.

Genma Sánchez Mugarra

 

Teatro Arriaga de Bilbao

Música de Henry Purcell: The Fairy Queen

Orquesta de Les Arts Florissants

Paul Agnew, director musical

Mourad Merzouki, director de escena y coreógrafo

Bailarines de la compañía Käfig

Voces de Le jardín des Voix

 

Foto © Domi Alonso / Teatro Arriaga

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