Manteniendo el alto nivel de calidad artística de su programación, La Sociedad de Conciertos de Alicante ha contado una vez más, y han sido siete a lo largo de su historia, con la actuación del Cuarteto Hagen, una de las formaciones instrumentales de cuerda más relevantes de las últimas cuatro décadas en el panorama internacional que está previsto se retire después de la temporada próxima, que marcará su cuarenta y cinco aniversario de actividad en los principales escenarios musicales del mundo. En esta ocasión se ha presentado con un pequeño homenaje a Joseph Haydn con los dos últimos cuartetos de los seis que conforman el conjunto de los llamados “Cuartetos Apponyi”, nombre por el que son conocidos dado el apellido de su dedicatario, Anton Georg Apponyi, un noble, mecenas y benefactor de origen húngaro nacido en Bratislava y miembro fundador de la importante Sociedad de Amigos de la Música de Viena.
La fanfarria inicial del primero de ellos, con el Opus 74-2 (Hob.III.73) en Fa mayor, sirvió para homogeneizar el sonido de conjunto del grupo, dejando una extraordinaria sensación de univocidad tímbrica realmente asombrosa hasta la llegada del Allegro spiritoso, aire que recoge propiamente el primer tema de la obra. Su desarrollo sirvió para poder admirar la genialidad del autor en su capacidad para aunar con equiparable importancia inspiración y técnica, que los intérpretes expusieron con un grado de natural espontaneidad que convertía sus progresiones, imitaciones y regresiones armónicas en un auténtico disfrute para el oyente, que pudo así sentir las esencias del clasicismo en máximo valor de pureza. El compás binario del Andante grazioso que ocupa la segunda parte del cuarteto fue manifestado en toda su plenitud, determinando así su seguimiento de escucha con esa lógica interna que dimana de la forma clásica de entender la música, repartiéndose la voces de los cuatro instrumentistas en cada una de sus tres variaciones con especial singularidad y contrastado sentido antes de unificarse todos en su coda. Elegante tratamiento tuvo el subsiguiente allegro que sustancia el Menuetto que ocupa el tercer tiempo de la composición, en el que el Cuarteto Hagen se manifestó con esa especial distinción que le caracteriza. Finalmente hay que resaltar la fragancia sonora danubiana que imprimieron al Presto con el que concluye esta sustancial pieza de cámara, brillando en los grandes saltos interválicos, los poderosos acordes sincopados, las oposiciones expresivas y las matizaciones que Haydn propone en ella, lo que sirvió para un especial lucimiento del primer violín a cargo de Lukas Hagen. El público, prácticamente extasiado, reaccionó con la descarga de un aplauso que reflejaba su admiración por la música y la excelencia interpretativa de este selecto cuarteto austriaco.
Este sentimiento no hizo sino crecer con el Opus 74-3 (Hob.III.74) en Sol menor que lleva por sobrenombre “El jinete” por la rítmica galopante de su último movimiento. Aumentando aún más su concentración, los componentes del Cuarteto Hagen se dispusieron a superarse a sí mismos en su ejecución realizando una contundente introducción de su Allegro propiciada por la regularidad que imprimieron a su compás ternario. Así resaltaron su enunciado forte en los unísonos de los cuatro instrumentos, reforzados por la magistral sonoridad que Clemens Hagen extraía de su extraordinario violonchelo construido por Antonio Stradivari en 1698. El virtuosismo fue la impronta necesaria de su interpretación determinando una progresión creciente de derroche técnico. Éste decaía en el sublime Largo assai que le sigue sin menoscabo de la sublimación emocional que comporta su escucha, que lleva a pensar en la genialidad de Haydn como uno de los referentes más excelsos de la historia de la música. La seriedad con la que el Cuarteto Hagen discurrió por sus pentagramas demostró el alto grado de introyección en la asunción de la obra. Siguiendo en constante superación, supieron manifestar las complejas determinaciones tonales del pequeño aire allegro que contiene el Menuetto, alcanzando la complaciente estabilización que comporta su trío en la contrastante tonalidad de Sol menor. Para concluir, derivaron en absoluto lucimiento la ejecución del brioso allegro final, sabiendo equilibrar el ardoroso ritmo saltarín sincopado de su inicio con el dramático y a la vez sutil desarrollo subsiguiente en el que Lukas Hagen adquiría un determinante protagonismo, marcando los abruptos silencios que parecen indecisiones del autor, distinguiéndose junto a un magistral sentido de anacrusa.
Ante la inconveniencia que supuso la coincidencia de la actuación con el gran apagón que se produjo en España durante esa jornada, con la intención de acortar la duración del evento, el Cuarteto Hagen sólo interpretó el Andante en Fa del Cuarteto de cuerda en si bemol mayor, Op. 67 de Johannes Brahms, obra anunciada para ocupar la segunda parte de programa, dejando patente con sólo este movimiento una quietud bucólica que suponía una continuación de la expresividad “haydniana” vivida por intérpretes y asistentes en la primera parte del concierto. De nuevo el primer violín asumió la responsabilidad de conducir el carácter cantábile de su tema principal que llevaba a imaginar un sueño de idílicas sensaciones.
Terminaba así uno de los conciertos que quedará en el recuerdo de los abonados de la Sociedad de Conciertos de Alicante como una de las cumbres de la presente temporada, que ha superado con creces la excelsa calidad media de su programación, implementada en esta ocasión por ser la última oportunidad de los aficionados alicantinos para admirar individualmente y como grupo la enorme excelencia artística de los componentes del singular Cuarteto Hagen.
José Antonio Cantón
Sociedad de Conciertos Alicante
Cuarteto Hagen
Obras de Franz Joseph Haydn y Johannes Brahms
Teatro Principal de Alicante, 28-IV-2025
Foto © Harald Hoffmann