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Crítica / Sir Simon en Múnich: un buen maridaje - por Rafael-Juan Poveda Jabonero

Madrid - 23/11/2025

El pasado día 20 del mes de noviembre, dentro del marco de los ciclos de Ibermúsica, tuvimos la oportunidad de ver y escuchar el concierto protagonizado por Simon Rattle y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera celebrado en el Auditorio Nacional. Una ocasión perfecta para comprobar cómo se han integrado orquesta y director tras dos años de convivencia; Rattle tomó la titularidad de la formación en 2023, ocupando así el podio que había quedado vacío tras el fallecimiento de Mariss Jansons el 1 de diciembre de 2019.

Decimos que es una buena ocasión, no sólo por ver a director y orquesta trabajando juntos, sino también por el programa elegido para el momento; dos obras bastante dispares entre sí, pero que forman parte del repertorio de la orquesta. También de Rattle, por supuesto, aunque, como trataremos de explicar a continuación, su criterio a la hora de enfrentarse a ambas sea acertadísimo en un caso, y no tanto en el otro.

La primera parte del programa estuvo ocupada íntegramente por una Segunda Sinfonía de Schumann expuesta por Rattle con ciertos altibajos. Tras el Sostenuto assai introductorio, la transición al Allegro ma non troppo no quedó del todo clara, pues evidenció algún desajuste perceptible sobre todo en la sección de las cuerdas; quizás, a causa de encontrarnos al comienzo del concierto ante una obra de tal dificultad. Globalmente, todo el primer movimiento nos dejó una sensación de cierta indecisión por parte de la batuta; como si no tuviera totalmente claro el camino a seguir. Al abordar la sección de la coda, nuevamente se hacen perceptibles ciertos desajustes, que son prontamente solucionados por batuta y orquesta, pues experiencia les sobra en tales lides.

En los dos movimientos centrales la situación mejoró ostensiblemente, sobre todo en el tercero (Adagio espressivo), expuesto con especial transparencia y la necesaria dosis de equilibrio emocional. En el último movimiento, todo transcurre notablemente hasta llegar a la antesala de la coda, donde vuelve a emborronarse un poco el discurso, como sucedió en el movimiento inicial. Ya inmersos en la citada coda, el británico aplicó cierta retención en el tempo que, en nuestra opinión, no le va nada bien a la obra de Schumann. Con todo, a pesar de los reparos expuestos, fue una interpretación de altura y muy disfrutable.

En la segunda parte, Rattle sí convenció totalmente. Demostró de forma magistral que su perfecto dominio sobre casi toda la música del siglo XX y contemporánea y, muy especialmente, de la obra de Stravinsky, no es ninguna fábula, sino una más que palpable realidad. También demostró todo lo que puede dar de sí una orquesta como la bávara en una composición de la exigencia de El pájaro de fuego; sin ningún género de dudas, una de las grandes formaciones del globo. Dio con la clave para transmitir toda la magia, fantasía, sensualidad y fiereza contenida en el pentagrama, según conviniese.

Demostró también una desbordante imaginación para narrar la historia a través de los sonidos, atendiendo minuciosamente hasta el más mínimo detalle. La escena, lo que veríamos a través de los ojos si estuviéramos ante una función de ballet, se encuentra perfectamente insertada en el pentagrama, y así nos lo consiguió transmitir Rattle al frente de ese gigantesco reloj de precisión que constituyen los muniqueses. Es decir, acertó plenamente al incorporar al sonido ese factor espacial tan necesario en una obra de estas características, de manera que el discurso musical transcurrió con inusitada fluidez y naturalidad. Aquí sí evidenció el británico saber lo que quería en cada momento, pues la obra se encuentra ya perfectamente estructurada en su mente, y así la construye en la orquesta. En fin, un acierto total.

Tras los correspondientes y merecidos aplausos y ovaciones, orquesta y director ofrecieron una muy esencial versión de La rueca, el segundo número de la música incidental para Pelléas y Melisánde de Fauré, expuesta con especial minuciosidad, en la que Rattle exhibió una vez más su portentosa capacidad para “pintar” a través de los sonidos.

Rafael-Juan Poveda Jabonero

 

Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera / Simon Rattle.

Obras de Schumann: Sinfonía nº2, y Stravinsky: El pájaro de fuego.

Ibermúsica, Auditorio Nacional de Música de Madrid, 20 de noviembre de 2025.

 

Foto © BR/Astrid Ackermann

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