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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Se inicia con gran éxito el séptimo Festival ME_MMIX - por Joan Gómez Alemany

Mallorca - 19/11/2025

Del 14 al 23 de noviembre de 2025, Palma y distintos espacios de las Islas Baleares vuelven a convertirse en un territorio fértil para la experimentación sonora y visual con una nueva edición del Festival ME_MMIX. Invitado por su director artístico, Mateu Malondra, asistí para la Revista Ritmo a las jornadas del 14 y 15. Un Festival donde la música electrónica e instrumental, el arte sonoro, las artes visuales y el cine documental dialogan sin jerarquías hibridándose entre sí. Con una apuesta firme por la creación emergente, ME_MMIX se consolida como plataforma de encuentro y radicalidad estética, reafirmando a Palma como un nodo cultural estratégico en el Mediterráneo y como aspirante a Capital Europea de la Cultura 2031.

A las 10h fue la bienvenida, y a las 11:30 el encuentro con Andreas Brehmer y Marion Kalter para profesionales del audiovisual, fotografía, musicólogos y gestores culturales. La última actividad de la mañana consistió en el evento titulado: “De la inclusión a la corresponsabilidad: festivales pensados con y para todos”. La tarde estaba dedicada a los conciertos, pero de una manera muy original. Antes de estos se proyectó la película documental Notations (Pierre Boulez) de Marion Kalter. Este original inicio ya nos descubre una apuesta muy innovadora por parte de Malondra, al empezar con otros formatos que enlacen la música con lo audiovisual, tan importante en nuestras sociedades hipermediatizadas. La película ha sido creada con motivo del centenario de Boulez que tiene lugar este 2025, y el ME_MMIX ha querido sumarse a esta celebración llevada a cabo en numerosas partes del mundo.

El filme se basa en una extensa entrevista realizada al compositor-director en 2005 en el IRCAM, donde Boulez repasa su vida, su pensamiento musical y sus colaboraciones con algunas de las figuras más influyentes del siglo XX. A partir de este material Kalter construye un retrato mediante un montaje preciso y rítmico que entrelaza la voz del músico con las fotografías que va mostrando a Boulez y que la propia directora tomó de él durante casi tres décadas. Este, como si del proustiano tiempo perdido se tratara, viendo las fotos va rememorando a sus amigos y conocidos, casi siempre con elogios (Daniel Barenboim, el Cuarteto Arditti, Pierre-Laurent Aimard, Luciano Berio, Elliot Carter, Paul Sacher, etc.), pero también con algunas críticas “amables”. El compositor francés, quien como pocos en el campo de la música contemporánea adquirió un poder y reputación sin parangón, es mordaz y elegante al calificar a John Cage como “un personaje extraño”, que tenía grandes ideas, pero pocas herramientas. Boulez es especialmente crítico con su aspecto aleatorio, en las antípodas del super-estructuralismo bouleziano. De Luigi Nono lo califica como el “comunista asceta”, una especie de compositor-monje dedicado a la política, pero alabando su gran independencia vanguardista y experimental, frente al convencionalismo del realismo socialista. Y posiblemente su crítica más dura se dirige a su “archienemigo” Xenakis, sobre el que Boulez, sin mucho disimulo, comenta que estaba resentido con él, ya que a Boulez le habían otorgado puestos importantes (como la dirección del IRCAM) que aparentemente Xenakis también deseaba, y por eso “tenía envidia”.

El resultado fílmico es una reflexión íntima y poliédrica en la que palabra, imagen y música dialogan, destacando en la banda sonora fragmentos de las Douze Notations pour piano interpretadas en 1992 por su compositor, Boulez. Lejos del biopic convencional, la película se presenta como una meditación sobre la memoria, el tiempo y la creación. En un soberbio blanco y negro (recordamos que la directora es a su vez la autora de las fotografías que muestra a Boulez), el filme consigue crear un documento de gran originalidad y cuidada forma. Notations fue una preciosa película que justamente se estrenaba en el estado español con su directora presente, remarcando la original apuesta del Festival ME_MMIX. Con un planteamiento diferente cabe destacar otro filme sobre Boulez, también realizado para su centenario, como Pierre Boulez - Der Weg ins Unbekannte, dirigido por Thomas von Steinaecker.

Tras la proyección tuvo lugar un breve coloquio con Marion Kalter y Mateu Malondra, que posteriormente explicó todas las actividades del Festival. A continuación, el primer concierto de la tarde, para clarinete y electrónica en vivo, estuvo a cargo de Rafel Caldentey y Sebastian Schottke, con un repertorio perfecto para la ocasión:  la Sequenza IXc para clarinete bajo de Luciano Berio, quien además de aparecer en la película anterior, este año también se celebra su centenario, y Dialogue de l’ombre double de Boulez para clarinete normal y electrónica. La primera obra, de gran virtuosismo y exploradora de numerosas técnicas y registros del clarinete bajo, enfatiza el carácter de “estudio” que Berio concibió para su ciclo de Sequenze. Una especie de “estudios trascendentales” a lo Liszt que, como estos, buscan potenciar el virtuosismo del instrumento a niveles extremos, explorando además el lenguaje compositivo del autor. La interpretación de Caldentey fue espectacular, teniendo en cuenta la larga duración y exigencia de la obra.

En un gran contraste, Dialogue de l’ombre double se presenta como una pieza que se concentra en pequeños motivos que van transformándose en múltiples espejos o, mejor dicho, en sombras. También de gran virtuosismo, aunque mucho más concentrada en el material y el registro que la obra anterior, la composición destaca especialmente por el uso de la electrónica, basada en materiales de clarinete pregrabados. Como agradeció el instrumentista, estos fueron registrados por diversas alumnas del Conservatorio Superior, enfatizando el componente pedagógico de este concierto y, a su vez, del Festival. Fue de gran interés cómo se presentó la obra en el espacio, ya que las luces fueron cuidadosamente preparadas. Mientras la electrónica imitaba los sonidos del clarinete solista, este guardaba silencio y, en ese momento, las luces del escenario se apagaban enfatizando las “sombras de la obra”. Cuando la “luz sonora” regresaba en el clarinete en vivo, las luces se encendían de nuevo, creando un bello “diálogo” que refleja perfectamente el título de la obra. Esta se va desarrollando en una conversación muy circular y motívica entre el instrumento live y la fixed electrónica. Hacia el final, la idea de la sombra provoca que el solista dé momentáneamente la espalda al público, mientras sostiene una larga nota pedal que se mezcla con el sonido de los altavoces, los cuales amplifican siempre al clarinetista. La electrónica poco a poco va desapareciendo y las huellas del sonido acústico amplificado se quedan solas, como una resonancia (otro concepto muy emparentado con la sombra), hasta acariciar el silencio. El concierto finalizó y la sala llena bridó un caluroso aplauso por la brillante interpretación del solista y el técnico de sonido.

El siguiente concierto, realizado por el violinista Gregor Dierck, interpretó Doppelbelichtung de Carola Bauckholt, una obra para su instrumento y electrónica. El título podría traducirse como “doble exposición”, que es el nombre de una técnica fotográfica (recordemos que Licht en alemán es luz). Esta idea a su vez “dialogaría” muy bien con la obra previa de Boulez.  La pieza de la compositora alemana explora técnicas como la imitación, fricción y simbiosis entre sonidos instrumentales y sonidos del entorno. La obra comienza con notas muy agudas que parecen moverse como un caballo, un recurso que también se puede escuchar en otras composiciones de Bauckholt, ricas en referencias a animales. En este sentido, el uso del registro ultra agudo del violín y de los glissandi evocan el canto de los pájaros, algo que se refleja incluso en la electrónica, que construye un paisaje sonoro casi grabado en un bosque. La composición traslada el fenómeno fotográfico de la superposición de imágenes al ámbito sonoro, creando capas acústicas que difuminan la frontera entre lo real y lo imaginario. De manera más concreta, Gregor Dierck trabaja con gestos casi animales (rozamientos, crujidos, murmullos), pero los produce con medios instrumentales como armónicos, arco “flautato”, sobrepresión, etc. Esta “doble exposición sonora” genera un juego perceptivo: lo que se escucha parece simultáneamente natural y artificial, reconocible y extraño. Como en otras obras de Bauckholt, el foco no está en la melodía ni en el desarrollo tradicional (que es más bien cíclico), sino en la observación casi microscópica del sonido y en la construcción de un cosmos acústico en continuo movimiento. La obra invita a una escucha atenta, donde los límites entre gesto visual, acción física y sonido se vuelven deliberadamente borrosos. Como cuando entramos en un bosque, las fuentes sonoras se confunden y se crea un mosaico bello e indescifrable. La composición termina casi por sorpresa, y el público volvió a responder con un caluroso aplauso, considerando este concierto casi como una prolongación del anterior. La cuidada programación y su coherencia hicieron que las diversas actividades de la tarde conformaran un arco completo y bien articulado.

El penúltimo concierto de la tarde-noche, estuvo a cargo del dúo para piano Alter Face (formado por Tomeu Moll-Mas y Albert Díaz), marcando un punto culminante por su gran destreza técnica y porque realizaron un programa íntegro de estrenos. Además, todas las obras fueron creadas por compositores de las Islas, remarcando el gran tejido musical-social que existe en el Festival. La primera pieza del programa, para piano a cuatro manos y electrónica, tenía el título de 89 esquerdes d’ombra (en castellano “89 grietas de sombra”) y fue compuesta por Francesc Llombart (Maó, Menorca, 1987). Se caracterizaba de manera general por tener una textura muy rica y voluble (como una ola del mar). Ráfagas de sonido por medio de veloces escalas y arpegios, se combinaban con percusivos ostinati en el registro agudo del piano, sumando una electrónica muy flexible nuevamente a cargo de Sebastian Schottke. Resultó muy interesante que la construcción del material pianístico se realizara casi siempre en pequeños grupos intercalados por silencios, otorgando a los fragmentos un carácter casi escultórico que se iba acumulando poco a poco. La obra concluyó, y el compositor salió a saludar, visiblemente feliz por la excelente interpretación de Alter Face.

La siguiente pieza, NUR de Francesc Xavier Gelabert (Manacor, Mallorca, 1976), fue la única obra que no era estreno absoluto, solo europeo, ya que originariamente Alter Face la estrenó en Brasil. Esta composición se inspiraba en la mitología y su electrónica generaba una especie de piano microtonal. Las cuatro manos en vivo chocan con la afinación que se escuchaba en los altavoces, provocando una tensión muy vibrante y sugerente. NUR se iniciaba con una sonoridad muy atávica (como si fuese la invocación de una deidad) repetida numerosas veces entre largos silencios, al estilo de un ritual mágico. La electrónica y el piano en vivo, totalmente sincronizados, introducían al oyente en este mundo de espíritus sonoros que, aunque muy austero como un tótem, progresivamente se van acelerando. Los iniciales destellos se van uniendo en una gran constelación sonora. Estas estructuras caleidoscópicas parecerían tejer una alfombra geométrica de gran belleza. Hay algo en esta música que puede recordar Mantra de Stockhausen, para dos pianos y electrónica (ring modulators).

El tejido sonoro cada vez se hace más complejo hasta que estalla en un gran clímax que un fuerte acorde rompe, y devuelve la obra al silencio y a otro estático acorde, esta vez más disonante que el inicial. La obra continúa con otra disolución del acorde y distintos procesos, hasta que, sorprendentemente, hacia el final surgen sonoridades más consonantes, como octavas e incluso acordes aparentemente tonales. Sin embargo, esto resulta fugaz y la intensa microtonalidad retorna de inmediato. La pieza se va desintegrando poco a poco hasta fundirse en el silencio. Al concluir, el compositor salió a saludar en sala y recibió un merecido y cálido aplauso.

La tercera obra del programa, MEDITACIÓ 1 (meditacions incòmodes) de Mariano Torres (Eivissa, 1972), fue una versión para pianista y manipulador de Alter Face. El lenguaje sonoro planteado por Torres, arraigado en la modalidad y en un minimalismo de carácter introspectivo, fue interpretado en el teclado por Albert Díaz. Este material fue ampliado por Tomeu Moll-Mas mediante una improvisación directa sobre las cuerdas del piano, generando armónicos, fricciones y sonidos inesperados con la intención de expandir conceptualmente la pieza original. El resultado final es un choque sonoro de lo más interesante y logrado. Mientras que en la pieza de Gelabert se parte de un acorde, en la de Torres se utiliza un motivo interválico en loop, que parece conducir al oyente hacia un estado de trance. La obra se inicia tranquilamente hasta que poco a poco se va generando más tensión hasta la catarsis que hace explotar el material sonoro. Un nuevo proceso se repite, y sigue el mismo curso, pero mientras en la primera parte Moll-Mas frota las cuerdas directamente con manos y uñas, en la segunda utiliza baquetas de percusión, otorgando una sonoridad más primitiva. La obra, más breve que la anterior, creó un interesante contraste en el programa, y nos reveló que, con un solo piano a cuatro manos, se puede conseguir resultados tímbricos como los de una orquesta. Se ha de comentar que esta pieza como la siguiente no tenían electrónica, pero como explicó Tomeu al público, buscan acústicamente crear una especie de sonoridad electrónica.

Por último, se estrenó La mar dins un sac de Maties Far (Palma, Mallorca, 1973). Una obra que desarrolla materiales ya explorados en Gran Mar, pieza para piano a seis manos, electrónica y orquesta estrenada en 2022 por el dúo Alter Face junto a Llorenç Prats y la OSIB bajo la dirección de Zsolt Nagy. La poética del mar constituye una de las influencias más visibles en la música de Far, junto con la obra del poeta felanitxer Miquel Bauçà. La mar dins un sac despliega una imaginación sonora exuberante y de un virtuosismo espectacular. El compositor recurre a objetos aplicados sobre el arpa, la caja y las teclas del piano para generar un universo de texturas inusuales, que parecen analizar cada material del piano microscópicamente. El torrente de susurros pianísticos que caracteriza esta obra se hace plenamente audible gracias a una cuidadosa amplificación realizada por el técnico de sonido Sebastian Schottke.

Con la idea inicial de un glissando sobre las teclas, la obra desde este gesto transita por mil sonidos en casi todas las partes del piano, demandando a los intérpretes una coreografía impresionante al tener que controlar numerosas técnicas y movimientos. La pieza recuerda el planteamiento que Lachenmann utiliza en muchas de sus obras, como Toccatina o Güero, pero llevado a niveles de exigencia y radicalidad aún mayores. La obra combina desde percusiones muy frágiles y sutiles hasta notas del teclado que generan un fuerte contraste, incluyendo rasgados en las cuerdas y el uso de numerosos objetos para obtener timbres variados. De gran dificultad, se fue desarrollando mediante la mezcla de sonidos y la exploración de sus similitudes y contrastes, hasta disolverse por completo en el infrasonido, exigiendo del público una escucha radical. Al finalizar, el compositor saludó en sala, y el concierto resultó un gran éxito, destacando como una propuesta única gracias al laborioso y virtuosístico trabajo de Alter Face.

La sesión del día 14, hacia las 22:30, llegó a su último concierto en un ambiente electroacústico. Comenzó con Alquimia de Núria Cunillera Salas y Sebastian Schottke, para coro grabado, percusión y electrónica en directo, en colaboración con el Coro de la Universidad de las Islas Baleares. La obra era inicialmente acusmática, aunque en el escenario podían verse numerosos instrumentos de percusión (triángulos, platos, timbales, tam-tam o corcho blanco) que parecían activarse desde los altavoces. A su vez, se escuchaban voces pregrabadas que creaban una fusión muy interesante con la percusión. La “alquimia” se transformó cuando seis personas aparecieron en escena y activaron físicamente los instrumentos, generando una performance sobre la instalación sonora, diluyendo e hibridando géneros. Improvisación, electroacústica, coro y percusión se entrelazaban para construir una sonoridad que desafiaba convenciones y proponía nuevas maneras de entender la música y el sonido.

Se continuó con la obra electroacústica ||: FOREST OF BREATH :|| de Brigitta Muntendorf. Aquí, los únicos protagonistas son los altavoces que repartidos circularmente por el público son capaces de generar una realidad espacial y totalmente inmersiva. El título, al referirse a forest (bosque), ya nos ofrece una buena pista sobre la naturaleza de la obra. Por otro lado, breath (respiración) refleja el material sonoro a partir del cual esta pieza, muy ritualista y repetitiva, se construye de manera circular. Las barras presentes en el título son signos musicales que indican la repetición de un pasaje. El canto tribal que Muntendorf desarrolla a partir de la respiración y la voz culminó el día en un gran Stonehenge sonoro, manteniendo múltiples conexiones con la obra anterior. Desde la nada creció un inmenso torbellino que cíclicamente volvió a su origen. El ritual de la obra y del concierto de ME_MMIX concluyó con gran éxito, permitiendo al público apreciar la diversidad musical y comprender la riqueza de la creación contemporánea.

Al día siguiente, el espíritu mix (mezcla en inglés) aún se radicalizó mucho más, pero antes y enfatizando el aspecto pedagógico del festival, se realizó una primera actividad a las 10h que fue un encuentro con el Ensemble TEC. En un diálogo abierto, se reunieron diversos miembros del Ensemble como Maties Far (compositor y uno de sus organizadores), Carlota Cáceres (percusionista), Llorenç Prats (piano), y externos al Ensemble, Jordi Alomar (musicólogo y gestor cultural), Juan Lluís Escrivà (compositor) y el mismo director artístico del ME_MMIX, Mateu Malondra. Entre todos ellos se discutieron temas de gran importancia, como el asociacionismo de los músicos, su profesionalización, la gestión de ayudas, las colaboraciones institucionales, el tradicionalismo de los conservatorios, etc. Se analizaron también situaciones concretas, como el impacto que tuvo la crisis del 2008 y sus secuelas, que provocó el cierre de varios festivales y la eliminación de ayudas públicas, entre otros realidades de gran importancia en el frágil tejido de la música contemporánea. En conclusión, un encuentro muy revelador que puso de relieve aspectos pocas veces tratados, pero cruciales para que la música de nueva creación pueda seguir viva en nuestra sociedad.

Siguiendo con el aspecto pedagógico, a las 11:30 se realizó una actividad familiar, ZULU-ZULU, vinculada a un proyecto de creación contemporánea desarrollado por el alumnado de las aulas de flauta y composición del Conservatorio Superior de las Islas Baleares, en colaboración entre ME_MMIX y el CSMIB. Músicas que van del rock a la electrónica se acercan a un público muy diverso, despertando la curiosidad por las formas de experimentación sonora, alejadas de la música clásica convencional.

Como última actividad de la mañana, y también vinculada al fomento del tejido social y profesional, se realizó un Encuentro: Peaching/reunión rápida para generar intercambios de experiencias y formas diversas de crear, no solo entre artistas, sino también entre músicos, programadores y productores. Por ello, el festival aspira a que estas sesiones impulsen nuevas colaboraciones y que la edición de este año se convierta en la semilla de la siguiente.

Ya en la tarde se iniciaron de nuevo los conciertos, ahora bastante diferentes al día anterior. Una gran mezcolanza de músicas invitó al público a crear conexiones que van del rock progresivo, a la free improvisation, hasta la música contemporánea y la electroacústica. Frente a los “guetos” en los que a veces caen los festivales dedicados exclusivamente a la música contemporánea, ME_MMIX apuesta por ampliar horizontes e invitar a otras músicas. El objetivo es que el público menos habituado a la creación contemporánea pueda descubrirla de forma natural, estableciendo puentes con estilos y lenguajes que sí le resultan familiares. De este modo, el festival fomenta nuevas conexiones, enriquece la experiencia de escucha y abre espacios donde distintas sensibilidades pueden encontrarse y dialogar. No parece casual que toda la tarde contara con una sala llena que respondió a todos los conciertos con un gran aplauso, apreciando la calidad de todas las músicas que sonaron.

El primer grupo que se presentó por la tarde fue Geometrical Sardine, formado por Jaume Rosselló (guitarra eléctrica), Joan Roca (bajo) y Pep Aspas (batería). Ellos con sus instrumentos y sin voz hibridaron diversos géneros creando una música muy original, que va de lo psicodélico a lo experimental, del rock progresivo al jazz alternativo. Presentaron varias piezas de su reciente álbum y otras, mezclando temáticas tan dispares como alucinantes, que van de Camarón de la Isla, a los videojuegos, pasando por paisajes sonoros inspirados en eras geológicas remotas o selvas. Todo ello creando una sinergia tan improbable como coherente, sin renunciar a la esencia innovadora del trío, para nada convencional y previsible. La incorporación de Toni Cobos, con un componente visual basado en imágenes generadas por inteligencia artificial que se proyectaban y fusionaban con la música de manera sincronizada, creó una experiencia escénica muy impactante.

A continuación del grupo anterior vino otro, con una estética diferente pero también formado por tres músicos provenientes del jazz: K12, integrado por Gori Matas (piano), Marko Lohikari (contrabajo) y Teo Salvà (batería). Una instrumentación típica del jazz, pero en esta propuesta, a la que se incorporó la electrónica en vivo de Sebastian Schottke, se buscó romper con los temas establecidos y crear una auténtica free improvisation en un solo arco, sin pausas. La tensión entre el patrón melódico y tonal propio del jazz y el ruido amorfo, difícil de clasificar, asociado a la free impro más experimental, se mantuvo presente a lo largo de todo el concierto, que, aunque en formación de trío, variaba también a dúo o a solo. Mientras que la percusión acostumbrada al ruido parecía muy cómoda en este tipo de improvisación, el piano estuvo mucho más atento en crear armonías y melodías muchas veces jazzísticas que aportaban un aire más clásico a la experimentación sonora. Por otro lado, el contrabajo medió entre los pizzicatos típicos del jazz, hacia los golpes en la madera de su instrumento y el arco por debajo del puente, creando sonoridades ruidistas, que rompían con toda forma de melodía o armonía. Estas tensiones fueron interesantes y crearon un puente entre el anterior concierto y el próximo, realizado por el Ensemble TEC: Xabier Casal (saxofones), Esteban Belinchón (violonchelo), Carlota Cáceres (percusión), Llorenç Prats (piano), Javier Martí (performer) y Maties Far (presentación).

El programa del Ensemble TEC articula un recorrido dinámico por la música de creación contemporánea, con distintas versiones de Tierkreis de Karlheinz Stockhausen donde se intercalan obras de Simon Steen-Andersen, Kaija Saariaho, Elena Mendoza y Elena Rykova, además del estreno absoluto de Release, de Javier Martí. Con una formación flexible (saxofón, violonchelo, percusión, piano y performers) el ensemble despliega un paisaje sonoro plural y comprometido con la creación contemporánea. Las obras fueron presentadas por Maties Far, quien introdujo dos conceptos claves para entender la propuesta del concierto: la melodía y el gesto. Frente al Stockhausen que en los 50 y 60 rompe con la melodía por su música serial, en los 70 y concretamente en Tierkreis da un giro hacia un “neo-modalismo”. Estas melodías del zodíaco, que se van intercalando entre las diversas obras del concierto, en sus múltiples versiones realizadas por estudiantes del Conservatorio Superior, invitan a cuestionar la autoría real y a reflexionar sobre los límites de la creación musical.

En la obra de Steen-Andersen, Next to beside Besides, el gesto de los músicos se muestra en toda su crudeza e incluso llega a resultar maquinal. Una música ruidista y cuidadosamente calculada se hibrida con un vídeo sencillo pero muy sutil, que proyecta la luz de una linterna como gesto luminoso, estableciendo un diálogo muy coherente con el sonido. La siguiente obra muy diferente pero que también incide en la gestualidad del intérprete, fue Prés de Kaija Saariaho, una de las compositoras más reconocidas y que podría calificarse como de “espectralista neorromántica”. Su composición, para violonchelo solo con electrónica en vivo, explora las posibilidades tímbricas y expresivas del instrumento mediante técnicas extendidas como armónicos, glissandi, pizzicati y fricciones sobre las cuerdas. Lejos de seguir un desarrollo melódico o rítmico tradicional, la pieza se centra en la evolución de texturas y resonancias que la electrónica, brillantemente realizada por Schottke, potencia para crear un paisaje sonoro denso y envolvente. Cada gesto, cuidadosamente calculado, convierte al violonchelo en un universo propio, ofreciendo al intérprete un reto técnico-expresivo y al oyente una experiencia contemplativa. Esteban Belinchón realizó una excelente interpretación que fue muy bien recibida por el público.

La siguiente obra, Fremdkörper/variationen de Elena Mendoza, compositora española residente en Alemania, es una obra para violonchelo, piano, percusión y performer, que explora la relación entre sonido, gesto y espacio. Los instrumentos se utilizan más allá de sus técnicas tradicionales mediante golpes, fricciones y armónicos, generando texturas complejas, mientras el performer añade elementos gestuales y escénicos que amplían la dimensión visual de la obra. El teatro es parte de la estética de Mendoza en muchas de sus obras, como la presentada por TEC. La pieza, organizada en variaciones, se transforma continuamente partiendo de la exploración tímbrica y la mezcla de sonoridades. Por ejemplo, el sonido del cello parece escucharse en las cuerdas del piano, el golpe del percusionista en los pizzicati del cello, etc. Todo crea una gama de espejos tímbricos, que culminan al final en una escena claramente performática-teatral. Por medio del objeto de una copa, que primeramente es golpeada por la percusionista, finalmente se “independiza” de ella y el performer la utiliza para beber, limpiarla, frotarla, etc. Se despliega todo un campo de relaciones entre la causa y el efecto del sonido, o entre el significante y el significado. El título, Fremdkörper, que se traduce al castellano como “cuerpo extraño”, ya nos indica de manera metafórica el elemento disruptivo dentro de la obra.

La última pieza del concierto radicalizó lo anterior incluso más. Súbito dodo de Elena Rykova es una composición para cinco performers, que renuncian a los instrumentos habituales para crear uno específico para la obra. Por medio de diversos cables que son activados al frotarlos con una moneda, arcos, un batidor de huevos, entre otros objetos, se produce una sonoridad muy metálica y maquinal. Se ha de destacar que esta “performance” ocurría en una mesa, pero era retransmitida por vídeo live en la pantalla. De esta manera, lo que para el público sería imposible de apreciar, es ampliado a una gran escala resaltando el aspecto sumamente visual y coreográfico de la pieza. El concierto concluyó demostrando la gran destreza y la excelente interpretación del Ensemble TEC en un programa muy variado y exigente.

Para terminar la tarde-noche, inmediatamente después de los aplausos, casi por sorpresa, se escuchó el estreno de la obra acusmática de Juan Lluis Escrivà, titulada Dialectes Marins. El título ya nos indica el material sonoro que podemos esperar, una especie de rugidos distorsionados (como los de las ballenas) que circulan por los altavoces de manera espacial, sumergiendo al oyente en un gran océano musical. También los sonidos muy grabes que caracterizan la obra, transportan la escucha a otra dimensión. No es casual que estas sesiones se realicen ya entrada la noche, porque la percepción es muy diferente y culmina todo un recorrido de músicas muy diversas escuchadas durante todo el día.

Las texturas sonoras que Escrivà compuso fomentaban una sonoridad que, aunque pueda tener conexiones con lo cinematográfico, para nada era efectista y estaba tratada de manera muy sutil. Hacia el final de la obra también se escucharon momentos mucho más melódicos y “celestiales” de gran belleza, que parecían llevar al oyente hacia un “dialecto del más allá”. El día concluyó de manera brillante con esta experiencia inmersiva y trascendental, destacando la originalidad de la propuesta curatorial de Mateu Malondra. El director del festival al incluir propuestas estéticas contrastantes, genera en sus diferencias chispas que encienden el fuego de nuestra curiosidad e inteligencia. La creatividad y el éxito del ME_MMIX auguran sin duda muchas futuras ediciones igualmente sorprendentes e interesantes.

Joan Gómez Alemany

 

Festival ME_MMIX

Palma de Mallorca, Can Balaguer: 14-15 de noviembre de 2025

Proyección de la película documental Notations (Pierre Boulez) de Marion Kalter / Rafel Caldentey / Gregor Dierck / Alter Face / Sesión electroacústica 1 – Sebastian Schottke / Encuentro con Ensemble TEC / ZULU-ZULU (actividad familiar) / Encuentro: Peaching-reunión rápida / Geometrical Sardine / K12 / Concierto con Ensemble TEC / Sesión electroacústica 2

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