El Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) celebra este año la efeméride del 330 aniversario del fallecimiento de Alessandro Scarlatti (1660-1725) con una serie de conciertos bajo el epígrafe de #Scarlatti.300. Serán un total de 13 conciertos los que celebren este merecido homenaje a una de las figuras fundamentales del estilo barroco musical en localidades como Madrid, Salamanca, Valencia, Murcia, Úbeda o León.
Uno de los aspectos más interesantes de esta velada inaugural fueron sus intérpretes, Vespres D’Arnadí, y su director y clavecinista Dani Espasa. Este año esta reconocida agrupación historicista barcelonesa y su director musical han sido escogidos como artistas residentes del CNDM, lo que les permitirá ofrecer cuatro producciones diferentes en 5 ciudades españolas. Como verán, esta elección ha sido sabiamente efectuada, ofreciendo un resultado de altísima calidad artística en su interpretación de este autor internacional tan satisfactoriamente como lo pudiera haber realizado alguno de los excelentes grupos que suelen visitar estos ciclos.
Mitridate Eupatore fue la ópera que abandera el arranque de esta celebración, también elegida con muy buen acierto, tanto por la calidad de su música, de la mejor que produjo su autor, como por contener muchos de los aspectos que establecen como fundamental la figura de Alessandro Scarlatti. Estrenada en 1707 en el Teatro San Giovanni Grisostomo de Venecia, narra la intricada historia política y personal de Mitrídates Eupator, en el antiguo Reino del Ponto, reino helenístico que tuvo su apogeo entre los años 111-63 antes de Cristo.
El reparto vocal estuvo plagado de consagrados solistas internacionales, confeccionando un evento único de gran atractivo, tanto por sus instrumentistas como por sus cantantes.
Como protagonista, dando vida a Mitridate y a Eupatore, nos encontramos con uno de los contratenores con más difusión de la actualidad, Paul-Antoine Bénos-Dijan, quien desempeñó con mucha solvencia la gran cantidad de arias y dúos creados para este rol por Scarlatti, otorgándole su importancia también por el número de sus intervenciones. Bénos-Dijan dotó de coherencia y personalidad al personaje, demostrando un inusitado volumen sonoro para un falsetista. Sus cualidades vocales fueron asimismo un gran dominio del aire, control en las coloraturas y un sabio dominio de los continuos cambios en el afecto. Su registro vocal no estuvo exento de desigualdad técnica en la zona media-grave. La dificultad y densidad del rol fue desempeñado con una solvencia ejemplar.
Marie Lys desempeñó el papel de Laodice, hermana de Mitrídates. Su exquisito gusto vocal y su belleza tímbrica, unidos a su capacidad emocional, hicieron que arias tan conmovedoras como Cara tomba resultaran tan conmovedoras como deliciosas. Su dominio técnico quedó patente asimismo en las arias de bravura, plagadas de coloraturas, impecablemente interpretadas.
Quien demostró esa distintiva capacidad superior vocal fue Ann Hallenberg. La mezzosoprano germana, asumiendo el rol de Estratónica, madre de Mitrídates, ofreció una interpretación referencial de estilo, inmersión interpretativa, técnica sobresaliente y dominio del recitativo, aun cuando en la presente ocasión todo el elenco vocal empleó la partitura. De Hallenberg fueron extraordinarias y admirables todas y cada una de sus intervenciones.
La mezzosoprano Sonja Runje se ocupó de dos roles, Issicratea, esposa de Mitrídates, y de Antígono, embajador egipcio travestido. Su vocalidad, más directa y menos belcantista, apareció con menos presencia que sus compañeros, pero su desempeño actoral fue ejemplar a la par que pudimos disfrutar de su bello timbre vocal. Quizás el papel fuera de un registro más grave al que posee.
La soprano que sobresalió con una técnica excepcional y con un fiato sobresaliente fue Anna Devin, quien se ocupó del papel de Nicomedes. En sus intervenciones, el dominio del aire y de la técnica nos hicieron desear que próximamente podamos escucharla en un papel protagonista. Su expresividad debió ser más próxima a la italiana.
Quien desempeñó el papel de Farnace fue Josep-Ramón Olivé, rol de registro muy agudo para un barítono que desempeñó mostrando una gran ligereza en esta peculiar escritura vocal incorporándola naturalmente. Destacó la inmersión de Olivé en su papel dominando por completo la partitura.
Vespres D’Arnadí fue una orquesta historicista de similares dimensiones a lo que solemos encontrarnos en este mismo ciclo, 4-4-2-2-2 en la cuerda, más los correspondientes vientos demandados por el autor -dos oboes y dos trompetas- y timbales, más el bajo continuo, conformado por un archilaúd, un clave, el violonchelo, contrabajo y fagot.
La Sinfonía que abre la ópera nos reveló una orquesta enérgica, disciplinada, de bellísimo sonido en los violines, siempre atentos a las siempre precisas y deleitosas ordenes de su director y clavecinista, Dani Espasa. Además, los vientos que conformaron Vespres DÀrnadí exhibieron una técnica individual excelente, a lo que hay que sumar el sonido enérgico, preciso y siempre afinado de sus dos trompetistas, Carles Herruz y Sergi Marquillas. Hubo muchos fragmentos en donde los instrumentistas principales pudieron exhibir sus virtudes como solistas, como las numerosas arias que contienen instrumentos obbligati y que añaden una calidad superior a la ya de por sí exuberante textura orquestal diseñada por Scarlatti. Así, destacaron en ellas la concertino Farran James, en fragmentos especialmente complejos y virtuosos, añadiéndose su compañera concertino de violines segundos Alba Roca, quien mostró un excelente sonido y compenetración absolutos junto a su compañera en las partes solistas. Debemos remarcar asimismo la labor de la oboísta Nina Alcanyiz, quien añadió el bello sonido de su oboe a las arias más delicadas con un fraseo exquisito.
Mención aparte merece el bajo continuo, conformado por verdaderos especialistas de lujo. Los instrumentos armónicos, el propio Dani Espasa en el clave y el archilaudista Miguel Rincón, dieron una auténtica lección magistral de cómo abordar los recitativos y de cómo dialogar en las decenas de diversos fragmentos tan únicos como fascinantes. Ellos fueron fundamentales para distinguir y afrontar los muchos, muchísimos, contrastes del pathos barroco, convirtiendo su ardua labor en un feliz y natural discurso musical. Debemos añadir, además, el inusual volumen sonoro del archilaúd de Rincón, siempre presente. La realización del arpegiado del bajo continuo fue un derroche de imaginación y de variedad.
La sección melódica del bajo continuo estuvo férreamente comandada por el violonchelista Oriol Aymat y el contrabajista Mario Lisarde. Su impetuoso y musical discurso en las arias que solamente cuentan con el bajo continuo para acompañar al solista vocal, estuvieron plenas de riqueza sonora y de valiente y pertinente articulación. La presencia del queridísimo fagotista Josep Borràs no pasó desapercibida, enriqueciendo de un modo especialmente cálido a sus compañeros de la clave de fa y destacando brillantemente en los escasos fragmentos de exclusivo color del viento madera.
La labor como director de Dani Espasa estuvo marcada especialmente por su musicalidad, atención a los solistas y a saber mantener siempre el adecuado diálogo musical entre estos, el bajo continuo y la orquesta. Mostró siempre un fraseo musical excelente a sus compañeros.
La cálida ovación del respetable y los numerosos bravos exclamados hacia todos los solistas demuestran que la calidad de la música de Alessandro Scarlatti está al mismo nivel que otros compositores que se abordan con mucha más frecuencia. Bendita efeméride, pues, #Scarlatti 300.
Simón Andueza
Paul-Antoine Bénos-Dijan, contratenor, Marie Lys, soprano, Ann Hallenberg, mezzosoprano, Sonja Runje, contralto, Anna Devin, soprano, Josep-Ramon Olivé, barítono.
Vespres D’Arnadí, Dani Espasa, clave y dirección.
Mitridate Eupatore, Alessandro Scarlatti (1660-1725).
Ciclo ‘Universo Barroco’ del CNDM.
Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid.
19 de octubre de 2025, 18:00 h.
Foto © Elvira Megías