Con el sugerente título de Reciclaje se presentaba el último concierto de la Orquesta Sinfónica RTVE bajos los mandos de su titular, el director alemán Christoph König, exponiendo un programa que intercalaba un muy interesante estreno, el del primer Concierto para violín del compositor madrileño Jesús Rueda con Mikhail Pochekin como solista, entre obras de Beethoven con una raíz común: la obertura del ballet Las criaturas de Prometeo justo antes de la séptima de las Doce contradanzas alemanas para concluir con la Sinfonía No.3.
Siguiendo el esquema clásico, la obertura de Las criaturas de Prometeo inauguró la velada. Música que preludiaba el ballet sobre el mito homónimo que Beethoven proporcionara en 1801 al exitoso bailarín y coreógrafo Salvatore Viganò, tuvo mayor difusión al publicarse su partitura en 1804 popularizándose la obertura que ha llegado hasta nuestros días. De estructura condensada, tras el primer enunciado en Adagio, desarrolla un ágil cuerpo sinfónico marcado como Allegro molto con brio. Además, y teniendo en cuenta que otro número del ballet comparte material con la séptima de las Contradanzas alemanas, se interpretó también esta última en el concierto junto a la obertura, evidenciando la claridad con la que König afrontó una enérgica lectura con un equilibrado compromiso entre intensidad y ligereza sabiendo cambiar a un registro más arcaizante, de cierto aire mozartiano incluso, en la breve contradanza.
Para cerrar la primera parte, pudimos escuchar el estreno absoluto del Concierto para violín No.1 de Jesús Rueda. Obra compuesta en 2024 y extendida en tres amplios tiempos, responde a una estructura clásica de animados movimientos impares que arropan una Elegía central previa a una cadencia que cristalizan, como conjunto unitario, un ecléctico lenguaje, que mantiene un pulso entre el soporte de ciertos centros tonales y el empleo de una muy personal atonalidad en la que son evidentes ciertos gestos jazzísticos, más evidentes en el tercer movimiento. Desde el lado concertante, el papel virtuoso del violín se mueve entre un aporte más cantado y rapsódico y otro más apegado a la base rítmica que busca todas las posibilidades del instrumento. En conjunto, da la sensación de que Rueda trata el material presentándolo en los dos primeros movimientos para revelarlo con más fuerza en el tercero, con un desarrollo temático completo y un sonido mucho más reconocible que evoca al de las Sinfonías No.2 y 3. Con ahínco y convicción defendió Mikhail Pochekin su rol solista ante una escritura repleta de cambios de registro, aportando la necesaria lógica para aportar unidad al concierto, brillando en la cadencia solista, verdadero puente motívico que enlaza, tras la Elegía, con el tercer tiempo. Lástima que se le rompiera una cuerda del violín y tuvieran que parar para resolver tal obstáculo ya que König acompañó con excelente sentido constructivo ante una Orquesta Sinfónica RTVE que ofreció lo mejor de sí misma. Muy aplaudido y vitoreado, Pochekin regaló dos propinas bachianas que mostraron lo mejor de su oficio, la Gavota en rondó de la Partita No.3 y el Largo de la Sonata No.3 ambas para violín solo.
Retornando al tema de la contradanza de la primera parte del concierto, la segunda parte contó con la obra que la recogió después, la Sinfonía No.3 Heroica, de Beethoven. Obra bien conocida tanto por sus avances intrínsecos, ya sean armónicos o formales, como por su primera dedicatoria a Napoleón, la Heroica es una de las cimas del sinfonismo beethoveniano que, en buen parte, traduce el ideal revolucionario que el compositor admiraba a la escritura sinfónica. Sorprendió la claridad discursiva de un König entregado a ofrecernos un Beethoven de intenciones objetivas, despojado de todo ornato y en consonancia con criterios históricamente informados. Así, la visión diáfana de la obra, bien plasmada por la cuerda de la Orquesta Sinfónica RTVE hizo resonar con fuerza el dramático clímax del primer movimiento. La compleja marcha fúnebre se resolvió, quizás, con más urgencia y nerviosismo que dramatismo aunque la prestancia de la formación sinfónica fue impecable con un König que buscaba las aristas del discurso en todo momento, al igual que en el virtuoso Scherzo, muy bien servido y en el que brilló con buen tino la sección de trompas. Con excitante premura se resolvió también un Finale que, tal vez, hubiera necesitado algo más de flexibilidad para extraer algo más de hondura y, en definitiva, relieve. Un interesante concierto.
Justino Losada
Mikhail Pochekin, violín
Orquesta Sinfónica y Coro RTVE / Christoph König
Obras de Beethoven y Rueda
Temporada de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE 2025/2026
Teatro Monumental, Madrid.