Con gran expectación se esperaba de nuevo la presencia de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Suecia con su director titular al frente, Daniel Harding, en el escenario del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) después de la gran impresión que produjo su actuación en la primavera del año 2022 con un programa dedicado en aquella ocasión a dos sinfonías de Brahms que sirvieron de ejemplo para poder admirar la hondura con la que este maestro británico se adentró en el pensamiento musical del gran compositor alemán desarrollando un irreprochable sentido de concepto y forma.
En esta oportunidad ha escogido un programa que ha tenido como mayor atractivo La canción de la tierra (Das Lied von der Erde) de Gustav Mahler, una obra monumental que compuso entre 1908 y 1909 y que ocupa un lugar destacado entre su imponente corpus orquestal que el autor subtituló, Una sinfonía para tenor, alto (o barítono) y orquesta, por lo que estaban invitados como solistas para su interpretación la mezzo-soprano Fleur Barron y el tenor Andrew Stapples, excelentemente escogidos para explorar la estilística literaria cantada de esta composición basada en seis poemas de la colección del gran traductor alemán Hans Bethge, Die chinesische Flöte (La flauta china), sobre textos de poetas chinos de la dinastía Tang, que tratan sobre temas de la vida, la muerte, la soledad, la naturaleza, la búsqueda del placer y lo que supone la despedida entendida como ruptura definitiva con la existencia.
Daniel Harding, ante este contenido metamusical, ha trasladado a su orquesta una reflexiva conducción que se ha traducido en dejar que los sonidos fluyan con tan alto grado de naturalidad que sean los componentes de la orquesta los que adquieran ese compromiso de dar lo mejor de sí mismos como ocurrió a lo largo de su desarrollo, confirmando cómo el compositor lleva al máximo las posibilidades sinfónicas del lied dentro de una estructura formal, infundiendo desde sus atriles ese necesario y gran aliento a los cantantes. Como contraste, Harding extraía el aspecto modernista del compositor transmitiendo sus compases con una ausencia manifiesta de sentimentalismo, que le permitía descubrir los detalles orquestales con espontanea sinceridad en su lectura, lo que facilitaba al oyente poder entrar en el mensaje poético que, con acierto, se proyectaba simultáneamente en la sala como guía para el espectador. El resultado fue una visión emocionante sin aturdimiento que, aunque mantuviera cierta distancia con la legendaria versión fonográfica del sello DECCA protagonizada el año 1952 por Kathleen Ferrier, Julius Patzak y la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigidos por Bruno Walter, dejaba un más que elocuente grado de satisfacción en el aficionado, por su nítida, coherente y clara recreación.
Los solistas facilitaron tal consecuencia adaptándose al carácter sinfónico y a la vez descriptivo de la obra como fue la intervención del tenor Andrew Stapples en los cambios de carácter vocal del báquico primer número. El scherzante aire del tercero lo hizo con un tono penetrante, heroico y valiente dejándose llevar por una expresión bucólica en el quinto.
En cuanto a la cantante Fleur Barron hay que valorar la entrega emocional de la que hizo gala en el orquestalmente camerístico segundo movimiento, que refleja el sentimiento de soledad junto a un lamento por la fugacidad de la belleza en la naturaleza. Con la misma distinción afrontó el cuarto episodio especialmente en su final conforme se iba apagando muy bien indicado por el director sobre el murmullo de flautas, proceso remarcado por Harding con impecable detalle. La voz de esta mezzo-soprano británica-singapurense se manifestó en toda su plenitud estética y técnica en el último número, Der Abschied (La despedida), creciendo en su expresividad desde un frío comienzo hasta su bien controlada emoción hacia el final. En el interludio orquestal los vientos se presentaron con especial empaste generando un clima de gran tristeza. Los efectos del gong fundidos con el canto generaban anímicamente un efecto demoledor. El final se presentaba así con una mezcla entre claridad y peso conceptual que lo hacían ideal para transmitir el texto, imponiéndose su voz, que era impulsada por una modélica dirección, agresiva e incisiva a la vez, abandonándose cuando era necesario. La actuación de Fleur Barron llegaba de este modo a constituirse en uno de los referentes solísticos de la presente temporada sinfónica del ADDA. Por su parte, Daniel Harding culminaba así una actuación al máximo nivel, dejando patente por qué La canción de la tierra es la creación más admirada de Mahler dada la confluencia de sentimientos que contiene, conformando desde su singular formato lírico-sinfónico una síntesis perfecta de aspectos filosóficos y musicales que pueden expresar con singular profundidad cuestiones humanas universales. Escuchar las esencias de esta obra significa todo un privilegio para el aficionado al rico y a la vez controvertido arte musical de Mahler.
Entendida como predisposición emocional para el oyente, la actuación de los radio-sinfónicos suecos se inició con el Preludio y Muerte de Tristán e Isolda que se interpretó sin la participación de la cantante, lo que hubiera supuesto, dada la calidad que demostró posteriormente Fleur Barron, conseguir ese plus que contiene esta página donde el canto llega a fundirse con la música hasta llegar a una especie de sonoro misticismo, oportunidad que se echó de menos.
Le siguió para completar la primera parte del programa una obra contemporánea de la nonagenaria compositora franco-norteamericana Betsy Jolas titulada Toutes ces belles année…escrita a petición del director Simon Rattle con motivo de septuagésimo quinto aniversario del Festival de Aix-en-Provence que se cumplió el año 2023. La intención nostálgica de su primera parte fue transmitida por el maestro Harding con cierto aire melancólico que se transformó en una especie de sonrisa músico-vocalizada cuando al final apareció en el escenario Fleur Barron con su sugestivo y fácil arte canoro que llevaba, desde una diáfana simplicidad de emisión, a iluminar el tejido orquestal hasta involucrar a los músicos en aplausos, alegres gritos y risas que dejaron sorprendido al público que no terminaba de asumir la ocurrente broma de la compositora.
Como conclusión, hay que considerar que con este programa parecía como si el maestro Harding iniciara su desvinculación como máximo responsable artístico de la formación sueca anunciada ya para el final de esta temporada dado el emocionante saludo del maestro a los músico después del enorme sentimiento generado en la particular despedida de la impactante interpretación de la obra de Mahler.
José Antonio Cantón
Orquesta Sinfónica de la Radio de Suecia
Solistas: Fleur Barron (mezzosoprano) y Andrew Stapples (tenor)
Director: Daniel Harding
Obras de Betsy Jolas, Gustav Mahler y Richard Wagner
Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), 29-V-2025
Foto: Cartel del concierto.