Con un nuevo lleno en su sede vallisoletana, celebró la OSCyL el decimoquinto concierto de su abono de temporada, con Pierre Bleuse (Boulogne-Billancort, 1977) como Director invitado por primera vez, Principal de la Sinfónica de Odense, Artístico del Festival "Pablo Casals" de Prades y Musical del Ensemble Intercontemporain. Le acompañó como solista el oboísta Ramón Ortega Quero (Granada, 1988), dos Premios ECHO Klassik, el ARD de Munich'2007 y solista de la Orquesta de la Radio de Baviera, en el Concierto para oboe y pequeña orquesta, H. 353 (1955, ed. revisada en 2008 por Bourgaz y Porat) de B. Martinu, primicia para la OSCyL. El estreno local estuvo rodeado por Chaikovski; Romeo y Julieta (Obertura-fantasía) en Si m., 1880, y Sinfonía nº 6, en Si m., Op. 74, "Patética", 1893, contrastando la festiva pieza del checo con el romanticismo pasional del ruso.
Bohuslav Martinu (Policka, 1890 - Liestart, 1959), violinista y compositor que ganó el Premio Roma, destaca por su virtuosismo elegante y la sencillez aparente que distingue a sus cerca de 400 obras. Su amigo el gran oboísta checo Tancibudek le solicitó una pieza que no apeteció escribir en principio; pero la celebración en Australia de los Juegos Olímpicos 1956, le hizo aceptar la invitación y su estreno en Sidney ese año. El tema olímpico le inspiró este Concierto jovial, con influencias del jazz, (perceptibles en el Moderato inicial de optimista introducción, tras la que entró Ramón Ortega Quero con un sonido claro, de grato color, límpido y fluido que "le corre" mucho y le permite competir con la orquesta que no tan pequeña); rapsodismo; impresionismo y neoclasicismo (en el Poco andante, con las cuerdas comenzando redondas y nobles, se cita a la "Petrushka" de Stravinski y el oboe delicado, trabajando con perfección la zona aguda tanto a solo, como a dúo con el piano sinfónico, -de trascendente papel en esta obra, ejecutado con precisión por la pianista-, o con la cuerda; o el folk de la Bohemia que el amigo dedicatario asimiló a una polka checa en el Poco Allegro final, que permitió el lucimiento del granadino en sus dos breves cadenzas con impecable técnica respiratoria, que le capacita para amplias dinámicas y virtuosismos que, así, parecen fáciles y musicales. La cercanía de las armonías sencillas pero originales y coloristas, calaron en el auditorio, que estalló en aplausos para solista y pieza, más cuanto Bleuse guió muy bien el ritmo sincopado del inicio, los toques de bi y politonalidad y la frescura de orquestación tan personal que hace tan atractivo el Concierto para oboístas y público. Realmente obligado por los repetidos clamores del mismo, Ortega Quero regaló una pieza de Britten para oboe solo, que confirmó su finura interpretativa y dominio instrumental, repiténdose el calos mostrado ya por la Sala.
La Obertura-fantasía que, lógicamente, abrió el programa, tuvo la dolorida belleza y el profundo dramatismo que la historia de Romeo y Julieta contiene. Sus dos temas principales surgen tras una amplia introducción que prepara el ambiente de tragedia en que se van a desarrollar los acontecimientos. Dos temas principales: las sofocantes disputas entre capuletos y montescos y el del apasionado amor entre los dos protagonistas, que se ve aplastado por el odio interfamiliar, sólo renacido en la otra vida tras la muerte de ambos jóvenes. Pierre Bleuse, que se mostró correcto y comunicativo en todo Chaikovski, hecho de memoria, estuvo aquí mejor equilibrado en volúmenes y carácter que en la Sinfonía, por lo que las prestaciones de maderas, corno inglés, fagotes, arpa y metales, todas excelentes en el desarrollo de la pieza, culminaron en el triunfo del amor, al que se sumaron también vientos y timbales. Meritoria lectura muy bien acogida.
La Patética", apodo sugerido por su hermano Modest, dedicada a su querido sobrino V. Davýdov y última Sinfonía de su vida, él la calificó de "programática" por describir un drama psicológico, que inicia marcando sombría e intensa desesperación, con el tema lírico inspirado en la "Canción de las flores" de D. José en "Carmen", la cita del "Reposar con los Santos" de la Misa ortodoxa de Difuntos y contrastes y cambios constantes, que obligan a que color, tensión e intención, predominen sobre el propio tempo y volumen, pues el patetismo así entendido, resulta un punto tramposo. El bailable allegro con gracia y la hueca marcha vivace y sus metales, son interludios vitales, para que el original finale muestre el contrario: la oscuridad de la muerte domina sobre la luz de la vida y lleva al silencio, que Bleuse explotó teatralmente. Todo estuvo correcto, bien leído y bien tocado, pero muy tradicional, punto empalagoso y pesante, justo lo que a Chaikovski más le devalúa como compositor, recuperado hoy con versiones más coloridas y con más "pathos" real. Lo que no hay que negar, es que lo hecho sigue ganando al público porque la OSCyL respondió de sobra a todo lo que se le pidió y el éxito fue notorio y notable para todos, pero...
José M. Morate Moyano
Ramón Ortega Quero, oboe
Orquesta Sinfónica de Castilla y León / Pierre Bleuse
Obras de P. I. Chaikovski y B. Martinu
Sala sinfónica "J. López Cobos" del CCMD de Valladolid