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Crítica / Rafal Blechacz y no solamente Chopin - por Juan Berberana

Madrid - 12/06/2022

Tercera visita del pianista polaco Rafal Blechacz al ciclo madrileño de Grandes Intérpretes (las anteriores fueron en 2011 y 2013) y nuevo éxito, pese a la escasísima presencia de público. Extraño a la vez que inquietante… Veremos.

Repite la estructura de programa de sus anteriores visitas. Una incursión en piezas no demasiado frecuentadas (en su debut nos regaló una Primera sonata de Szymanowski para el recuerdo) y una segunda parte donde Chopin siempre es la guinda del pastel. Novedades este año fueron la apertura con la Partita num. 3 BWV 826 de Bach. Un Bach objetivo. Sin apenas cargar las tintas. Escaso de pedal. Inmaculado. Una primera muestra de la versatilidad del joven pianista.

Siguió el programa con Beethoven, donde parece preferir obras poco frecuentadas. Fue el caso de la magnífica Sonata num. 5 y, sobre todo, de las 32 Variaciones WoO 80. Estas segundas, rara vez interpretadas, ya que existe la creencia de que el propio Beethoven las hacía de menos. Todo un descubrimiento para la mayoría de los presentes. El piano de Beethoven, en manos de Blechacz, resulta modélico. Al igual que en Bach, limpio de oropeles o exageraciones. Pero objetivamente intenso y emotivo. Por cierto, no deja de maravillar la perfección de estas 32 variaciones desarrolladas en no más de 10 minutos (concreción que ya la quisiera para si el Anton Webern de madurez).

La segunda parte se abrió con la versión para piano del hermosísimo Preludio, fuga y variación opus 18 de Cesar Franck (original para órgano). También extrañamente poco visitado en los programas de piano. Una pieza que rememora a Bach (obviamente) pero que anticipa sin duda el piano de Ravel o Debussy. Puede que fuera lo mejor del programa. Blechacz estuvo milagroso. Lo que nos lleva a pensar lo que pueden llegar a ser sus interpretaciones en el repertorio impresionista. Una delicia.

También fue una delicia su Sonata num. 3 de Chopin, con la que cerró el programa (se sumaron dos propinas también de Chopin). Marcadamente dual. Nervioso e intenso en el Allegro y en el Finale. Sin concesiones a la galería. Objetivo y técnicamente preciso. Incluso menos alimenticio que otros Chopin escuchados en sus anteriores conciertos. En el Largo, por el contrario, estuvo delicado e introvertido. Un Chopin moderno, de altísima calidad. Se le supone. Y esta vez dio testimonio de su fama en este repertorio. Un concierto redondo, tanto por la elaboración del programa, como por la adaptación y nivel interpretativo al mismo.

Lástima por la escasa presencia de público. Veremos si en Schiff, el mes próximo, se mantiene esta tendencia.

Juan Berberana

 

Rafal Blechacz, piano.

Obras de Bach, Beethoven, Franck y Chopin

Ciclo Grandes Intérpretes (Fundación Scherzo)

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