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Crítica / Otra visión del Viaje de Schubert, bien cantada y tocada - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 27/03/2024

El Ciclo "Recitales y Música de Cámara" que desarrolla la OSCyL en la correspondiente Sala de su sede vallisoletana, alcanzó el 6º de los conciertos previstos, presentando en la ciudad al tenor Werner Güra (Munich, 1964), Profesor en la Universidad de las Artes de Zúrich, para interpretar el Viaje de Invierno, op. 89, D. 911 (1827-28) de Schubert, pero no en su versión original para Canto y Piano, sino en el arreglo del afamado Director y Compositor Hans Zender (Wiesbaden, 1936-Meersburg, 2019), hecho en 1993 para Tenor y pequeña orquesta, labor que desempeñaron 25 Profesores de la OSCyL, todos bajo la dirección del barcelonés Jordi Francés, quien tras larga y exitosa carrera, pasará la próxima temporada a ocupar la Cátedra de Dirección de Orquesta "Zubin Metha" en la Escuela Superior de Música "Reina Sofía".

El Ensemble tiene un orgánico, que ya apunta el deseo de Zender al plantar esta visión de Ciclo tan fantástico y conocido como el de Schubert, cual es jugar con colores y timbres orquestales, para comentar, subrayar o ampliar ese viaje interior que describe el poeta Wilhelm Müller en su colección "Poemas de los papeles legados por un corneta del bosque errante. Canciones de la vida y el amor". Su línea argumental habla de los amores no correspondidos de un joven, que ha de abandonar a su amada obligada a casarse con otro hombre más adinerado; en pleno Invierno, el joven torna a la casa paterna en 24 paradas que describen su humillación, penuria, frío, íntimo dolor, etc., que son la base musical que utiliza Schubert con la desnudez que proporcionan sólo voz y piano, pero que Zender amplía con las posibilidades sonoras de un Ensemble, que lanza su mirada aún más interior y efectista, construyendo una excelente pieza que pide al oyente oídos y mente abiertos. Tal vez se pierda un punto de intimidad en relación con el original, pero se gana en lo descriptivo de cada entorno, que fortalecen texto y canto originales íntegramente, salvo alguna repetición de frase idéntica, tonalidad o ritmo que completen esa nueva imagen.

El Ensemble OSCyL, con 6 cuerdas (2 Vis, 2 Vls, Ce y Cb), 2 flautas (en Sol y piccolo), 2oboes(Ci), 2 clarinetes (Cte bj), 2 fagotes (Cfg), saxofón, trompa, trompeta, trombón, timbales, 3 percusionistas, arpa, guitarra y acordeón, realizó con total solvencia  su complicada tarea, pues la partitura escrita obliga a técnicas y medidas poco usuales en el normal desempeño orquestal, tanto en los leves acompañamientos como en los breves preludios, intermedios o cierre de los distintos números. Para facilitar esta tarea, Jordi Francés estuvo entregado, flexible y atento, para conseguir que el mensaje de voz y vestido orquestal, tuviera coherencia y sentido musical, cumpliendo así el deseo del propio Zender que pide "una interpretación compositiva", es decir, que no pierda el espíritu original, dentro de la disciplina exigente y formal de su método compositivo.

Nada de esto sería posible si no hubiera un solista vocal experto y apropiado. Werner Güra lo es sobrada y acreditadamente, como liederista magnífico de siempre, con grabación premiada de este Ciclo concreto. Su voz se mantiene limpia, con esmalte, sólo ocluída en la 3ª estrofa del Buenas noches inicial, por un forte no controlado del conjunto; el resto fue una lección de Canto por el manejo que de élla hizo. La respiración es magnífica, con una columna de aire bien apoyada que le permite vocalizar absolutamente cada sílaba y colorear cada sonido, dando sentido al texto en todo momento. Tiene aún un agudo brillante (El correo) y conserva capacidad dinámica.

Fue emocionante el sentimiento puesto por todos en Soledad, así como el trabajo de la trompeta en Torrente que dejó abierto el camino de lágrimas del viajero; también las salidas y regresos de los instrumentistas para hacer su labor en of, haciendo más teatral el canto del solista (Fuego fatuo). Y como ejemplo de cantabile sosteniendo la voz en largas frases expresivas, su Parahelio o los soles ficticios, cuya atmósfera introdujeron arpa, acordeón y vientos (sin trompa); o todos en el solemne cierre de El zanfonista, abierto con la gran imitación al popular instrumento, sobre bajo del contrafagot, de flauta, oboe, clarinete y cuerdas, como introducción a la emotividad de la voz. En fin, habría que ir desgranando lied por lied, para valorar tanta belleza vertida. Digamos que la Sala obligó a 3 ovacionadas salidas... y basta.

José Mª Morate Moyano

 

Werner Güra, tenor

Ensemble de la OSCyL / Jordi Francés

Obra: Viaje de Invierno de Schubert-Zender

Sala de Cámara del CCMD de Valladolid

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