Este mes de octubre, la Orquesta de RTVE visitaba Linares, en un concierto especial con motivo del 150 aniversario de la concesión del título de ciudad. Al frente, Lucía Marín, ya consagrada internacionalmente, que acudía a esta celebración en plena madurez de oficio y con la ilusión de quien vuelve a casa. Acierto pleno de la concejalía de cultura, Susana Ferrer, apostando por iniciativas que incluyan a Linares en el universo cultural globalizado imperante y que acompañen al impulso económico e industrial con el que el ayuntamiento está comprometido.
El teatro, a rebosar, recibió a la Orquesta de RTVE más que con aplausos, con un caluroso abrazo de agradecimiento por su presencia, justo además cuando cumplen su sesenta aniversario. Abría el concierto el estreno de Linarivm, composición articulada en cuatro movimientos encargada a Laura Vega para esta conmemoración (otro acierto del consistorio linarense, invertir en patrimonio cultural musical).
La pieza se presenta como una obra con alma; un viaje trepidante en el que se disfrutan los momentos y los paisajes. Las alusiones a la historia, la música y la idiosincrasia de la ciudad, se suceden en un rico entramado sonoro sustentado por una elaborada estructura rítmica.
Dos grandes momentos poéticos, el del violín solista de Yulia Iglinova y el de la presentación del tema de Andaluces de Jaén (quizá el más espiritual de la obra) para disfrute de los paisanos y de Ángel Corpa miembro fundador de Jarcha y creador de la melodía, presente en la sala. El acorde de la taranta y el alma flamenca, el martinete y el golpe del marro en la mina; un pasado glorioso y un futuro esperanzador, encerrados en una obra emocionante en la que Marín supo implicarse.
La primera parte, para afianzar el carácter festivo de la velada, cerraría con la Sinfonía nº 7 en La M de Beethoven, donde la orquesta (no en vano es una de las grandes instituciones orquestales del país) hizo un excelente trabajo en el celebérrimo segundo movimiento y el tercero -con unos pianos delicados, con gran equilibrio entre cuerdas y vientos brillantes, pero flexibles- y con un tempo justo, bien mantenido en el último. Muy acertado el uso de cuatro trompas, en lugar de dos, que dieron momentos vibrantes en los que se hizo bien presente el espíritu de la música del genio alemán.
La batuta de Lucía Marín es ágil y precisa, marcando el camino inequívoco y extrayendo de las piezas toda la emoción. Una emoción que parte del profundo conocimiento de la partitura. Trabajo meticuloso, técnica e ideas muy claras y un sentido natural para la comunicación con orquesta y público.
El programa se cerraría con la Suite Sinfónica de Curro el de Lora, del Maestro Alonso (cuya familia también estaba entre los asistentes) en fabulosa factura de Rafael Peralta y que Lucía Marín quiso ofrecer como joya -que lo es- engarzada en todo su engaste castizo, pero con el refinamiento y la elegancia que saben inferirle los que conocen bien nuestro género lírico y a sus grandes maestros. Hay que mencionar la virtuosa trompeta de Francisco de Borja Antón. El regalo, Andaluces de Jaén, puso la guinda a una noche para el recuerdo.
Joaquín Robles
ORTVE / Lucía Marín.
Teatro Cervantes, Linares.