La Orquesta Sinfónica del Cantábrico (OSCAN), bajo la dirección de Paula Sumillera, ofreció el pasado 20 de septiembre en la Sala Argenta del Palacio de Festivales santanderino un nuevo concierto que, bajo el título “Territorios imaginados”, invitaba a viajar: en la primera parte, la Sinfonía Española, Op. 21 de Lalo con Miguel Borrego -Premio Nacional de Música- como violín solista; en la segunda, la monumental Sinfonía n.º 9, “Del Nuevo Mundo” de Dvořák.
Que la OSCAN sostenga una plantilla profesional en una comunidad autónoma tan pequeña como Cantabria no es cosa menor; implica disciplina, pasión y un compromiso serio con la cultura local. Pues sepa quien estas líneas leyere que la velada que comentamos puso de manifiesto no solo la firmeza de tal vínculo, sino los frutos de ese trabajo serio en un sonido compacto y cuidado y notable desempeño de metales, maderas, cuerdas y percusión.
La Sinfonía Española se nos presentó como la obra compleja, rica en color y fantasía que es. El violín de Miguel Borrego brilló con solvencia, fraseo expresivo y musicalidad y la dirección de Sumillera, de gesto elegante, amplio y preciso, mantuvo todo en su sitio, pero echamos en falta un punto de riesgo en el juego de dinámicas: algunos pasajes podrían haber respirado más para darle a la pieza ese aliento, esa amplitud dramática que diferencia lo muy bueno de lo memorable.
Cuando pusimos rumbo al Nuevo Mundo, emergió una OSCAN con más aire. Allí advertimos contrastes más nítidos, ataques secos, fulminantes, frases de mérito y destellos personales. También aparecieron, eso sí, puntuales momentos de desorden, de planos sonoros chocantes, densidad excesiva en los tutti y fugaces desequilibrios en los que una línea se perdía, dejándonos con la vaga sensación de que, con un par de sesiones más de ensayo, esas junturas podrían cerrarse.
No obstante, el resultado fue globalmente positivo. Territorios imaginados cumplió su promesa y la OSCAN demostró no solo que “mantenerse” es posible, sino que bajo la batuta de Sumillera puede ofrecer noches con garra, compromiso y visión artística. Un aliento nuevo para lo sinfónico en la región —y con posibilidades de ir más allá.
Darío Fernández Ruiz
Orquesta Sinfónica del Cantábrico
Miguel Borrego, violín
Paula Sumillera, directora
Obras de Lalo y Dvorak
Sala Argenta del Palacio de Festivales de Cantabria
Foto © OSCAN