La Banda de Brihuega se reúne en la plaza y recorre con orgullo las calles de la villa. Pasacalles a sereno ritmo de pasodoble al encuentro de Jesús Villa Rojo.
Frente a su casa, se unen en una bajada procesional para acceder, junto a los invitados y asistentes que llenaron el recinto, a la Sala noble del concierto homenaje en su ochenta y cinco aniversario. A aquel salón de actos que lleva su nombre, inserto en el señorial Castillo de la Torre Bermeja. Imponente por su majestad y leyenda, que preside, así, un amplio y vistoso valle, dejando una magnífica vista según entramos. O apacible y misteriosa después, a la salida, ya nocturna.
Allí, tras la simbólica firma de la ampliación del apoyo económico que el Ayuntamiento presta a la escuela de música y banda, presidida por su alcalde Luis Viejo, esperaba entre bastidores de piedra y alta alcurnia, al fondo del escenario, el grupo instrumental Modus novus dirigido por Santiago Serrate. Grupo que se adaptará a los variados elencos de cada obra, del solo al noneto instrumental, con los integrantes que se citan detalladamente en el faldón.
El más célebre de los Durón briocenses nos esperaba también, pero éste salido de entre los atriles. Resucitado aquí de nuevo, por las Glosas a Sebastián Durón que iniciaban el programa. Una obra emblemática del catálogo de Villa Rojo, representativa de sus décadas de entre siglos.
Una obra donde el cromatismo se extiende a una renovada concepción de la propia partitura que destaca, con diversos e intensos tonos de color de fondo, los protagonistas y sus protagonismos puntuales. Protagonismos dinámicos y tímbricos de cada atril que dotan de una lógica estructural visible y audible a estas Glosas, más aún en esta destacada versión que nos ofreciera el conjunto instrumental Modus novus.
El Quinto cuarteto Glosas para Albéniz y su Iberia representaba ya su producción más reciente. Toda una segunda reivindicación tras aquella primera. El Villa Rojo que reivindica, que alza la voz, que recuerda al alma dormida dónde tiene su raíz y fundamento. Dónde nace su noble orgullo.
Todo un homenaje a la Suite Iberia desde el lenguaje contrapuntístico de aquellas Glosas a Durón, con el reencuentro de la savia armónica del de Camprodón.
Un Cuarteto amplio, generoso, donde la estructura tradicional del género en cuatro movimientos, aboca en el flujo musical ibérico más celebrado internacionalmente, y no sólo en su formato pianístico original.
Sin roturas, sin gestos forzados. Fluido, con la fusión de un lenguaje cuartetistico, aquel entrelazado lineal y sus geometrías, y… la impronta y material de Isaac Albéniz.
Una reivindicación doble de Villa Rojo, de dos músicos, de dos “compañeros de camino” que, en sus tiempos respectivos y no tan lejanos como nos gustaría pensar, murieron en una más que simbólica convergencia. Una misma localidad tras la frontera española… Exiliados o casi, según el caso… Desdeñados en suma, por esa “morena ingrata” que decía nuestro Isaac, de su España… y de muchas otras del pasado, presente y futuro.
Con una brillante Triana de base, el cuarteto culmina en punta con aquel gesto final característico al unísono o en octavas, y una leve mutación rítmica.
Un violonchelo, el de Ángel García Jermann en el centro del escenario, y dos piezas seleccionadas del ciclo de Expresiones para solo: Mis sentidos suspendía y En la noche dichosa, fueron la siguiente propuesta.
Páginas donde se desnudan y concentran aquellas texturas en un lirismo entrecortado, de marcada conciencia idiomática. La médula de un programa que aquí se expresaba en su intimidad, su compromiso y su comunicación directa en un entorno especialmente propicio.
El Sexteto devolvía aquel vergel tímbrico al Castillo de la Torre Bermeja. Un sexteto mixto, tríos de cuerda y de viento madera, con la incorporación del fagot a la paleta ya escuchada. Dos mundos complementarios pero, al tiempo, autónomos.
Otra reivindicación final, está vez histórica y explícita en programa, y con cierto resabio, si no de exilios, sí insular, del hermanastro mayor de Sebastián, menos beligerante, Diego Durón: Ya rompen sus velos.
Efluvios barrocos explícitos en una más nutrida formación de noneto mixto: el quinteto de cuerda con contrabajo, y un especial cuarteto de viento madera, con oboe de amor y corno inglés junto a los, más habituales, oboe o fagot.
Para finalizar, volvemos pues, la última hoja del programa de mano y leemos al paso una cita de resonancias machadianas, aquí dispuesta en un planteamiento condicional. Una cita para llevarse con el programa ya cerrado, que reza escueta: Si hay camino… se hace al andar.
Luis Mazorra Incera
MODUS NOVUS: Mónica Raga, flauta; Salvador Barberá, oboe; Vicente Fernández, oboe de amor; Ana Ruiz, corno inglés; Gustavo Duarte, clarinete; Jesús Viedma, fagot; Emilio Robles, violín; Jonathan Mesonero, violín; Evelin Tomasi, viola; Ángel García Jermann, violonchelo; y Manuel Herrera, contrabajo. Santiago Serrate, director.
Obras de Jesús Villa Rojo, homenaje en su ochenta y cinco aniversario.
Sala noble Jesús Villa Rojo del Castillo de la Torre Bermeja. Brihuega.
Foto: Cartel del concierto homenaje a Jesús Villa Rojo.