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Crítica / Nuevo éxito del coreano Seong-Jin Cho - por Juan Berberana

Madrid - 27/04/2025

En plena Semana Santa y con un Auditorio Nacional a media entrada (la fecha no ayudó), el joven pianista coreano Seong-Jin Cho actuaba por tercera vez (antes lo hizo en 2021 y 2023) en el ciclo de Grandes Intérpretes. Y nuevo éxito. Pese a la no muy buena entrada, el ambiente era el de las grandes tardes (que lo fue). Abundante presencia de la colonia coreana en Madrid, y visita inesperada de la vicepresidenta segunda del Gobierno. Se agradece estas, cada vez más infrecuentes, visitas/apoyo de la clase política a las envejecidas audiencias del repertorio clásico. Nunca ha sido el Auditorio Nacional algo parecido al Palco del Bernabéu (el Madrid jugaba esa noche también) o a las barreras de las Ventas en San Isidro, pero en otros tiempos la clase política se tomaba más “en serio” esta parte tan importante de la Cultura con su presencia.  

A nuestro pianista le dio igual. El quería demostrar, nuevamente, su versatilidad en el repertorio pianístico, incorporando para este programa tres autores que no le habíamos escuchado: Liszt, Beethoven y Bartók. Todos en la primera parte. Y vaya primera parte. Tuvo de todo. La apertura con Los juegos de agua en la Villa d’Este de Liszt fue realmente emotiva. Un Liszt extremadamente preciso. Técnicamente inmaculado. Repleto de poesía, pero sin el ardor pseudo religioso con que pianistas de otro tiempo adornaban gran parte de las piezas de Los años de peregrinaje. Promete esta novedad de nuestro pianista con este Liszt puro, carente de exageraciones. Veremos en el futuro. Quizás lo más interesante del día era escuchar Beethoven en manos de Seong-Jin Cho. Y la Pastoral era una excelente tarjeta de visita. Fue un Beethoven realmente prudente, moderno pero, a la vez, intemporal. Delicado y preciso en el uso de las dinámicas. Con un sonido redondo, acompañado de un pedal moderado.  Mostrando un respeto excepcional por la obra. Como en Liszt, resulta prometedor imaginar lo que puede llegar a hacer con el resto del repertorio para piano del de Bonn. A partir de este momento el programa se tornó singularmente heroico y marcadamente explosivo, en el caso de Bartók. Las cinco piezas Al aire libre (de 1926, año de composición del primer concierto para piano) son un ejemplo del Bartók rompedor, vanguardista pero, también, una indicación de lo increíblemente buen pianista que era en aquellos años, por la exigencia de la obra. Sorprendió al público estas piezas por su infrecuencia y modernidad. Y nuestro intérprete las ejecutó con una rotundidad inaudita (hubo que afinar el piano en el intermedio). Excepcional por la interpretación y por el atrevimiento de llevarlas al programa.

La segunda parte la reservó para la tercera sonata opus 5 de Brahms. Una obra de juventud repleta de referencias a Beethoven, singularmente en el Intermezzo. Ello nos hacía pensar en un Brahms más inclinado a lo íntimo que a lo heroico, habida cuenta el preciosismo y casi cuidado con el que trató la Sonata Pastoral. No fue así. El primer movimiento Allegro Maestoso es un buen ejemplo de esa dualidad entre lo heroico y lo íntimo, que nuestro pianista inclinó casi en exclusiva por lo primero. Una opción acorde con la exuberancia de su técnica, pero que puede que a algunos les resultara excesivo. Precioso el Andante y especialmente afortunado el bellísimo Scherzo, lleno de fantasía en los ritmos bailables. El Beethoven homenajeado en el Intermezzo-Rückblick fue igualmente heroico, aunque en este caso era lo que correspondía.

El éxito fue mayúsculo. Esta claro que a buena parte del respetable le impresiona esa mezcla entre técnica endiablada y contundencia sonora, que te arrastra y desborda como un torrente. Con innegable sabiduría, y talento comercial, el coreano se despidió con una única propina, La pavana para una infanta difunta de Ravel. El agua volvió a su cauce. Es el año Ravel y nuestro pianista ha tenido el privilegio de llevar al disco la integral de la obra para piano del francés, con Deutsche Grammophone. Ni que decir tiene (ya lo pudimos verificar en 2023) que su Ravel es una referencia en el piano actual. Próxima parada, la mediática pianista georgiana Khatia Buniatishvili, que todavía no ha comunicado el programa del concierto.       

Juan Berberana

 

Seong-jin Cho, piano.

Obras de Liszt, Beethoven, Bartók y Brahms

Auditorio Nacional, Madrid.

 

Foto © Harald Hoffmann

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