Sala Argenta. Lleno absoluto. Expectación alta. No todos los días viaja a Santander la Orquesta del National Centre for the Performing Arts de Pekín, y menos bajo la batuta de Myung-Whun Chung. Ofrecen su único concierto en España.
Wu Xing de Qigang Chen abre la noche. Cinco elementos. Cinco atmósferas. Escritura refinada, con aromas orientales que nunca caen en el cliché. Ecos de Messiaen, dicen unos; parece Takemitsu, dicen otros. Yo, como el poeta, no sé muchas cosas, es verdad: digo tan sólo lo que he oído: sonidos hipnóticos, texturas nuevas, efectos sorprendentes. Chung dibuja cada sección con gesto claro. Ataques precisos. Empaste impecable. Secciones de cuerda tersas, homogéneas. Metales, brillantes sin estridencia. La madera, puro terciopelo: flautas y clarinetes que acarician el aire.
Entra Bruce Liu para el Concierto en sol mayor de Ravel. Pulsación firme. Primer movimiento: swing interno, un guiño jazzístico que respira en cada frase, cada acento en su sitio. Liu no corre. Deja espacio para que el sonido florezca y se asiente. Chung escucha, dialoga, moldea. La orquesta responde con precisión quirúrgica. Segundo movimiento: puro canto. Un tiempo suspendido, íntimo, que Liu acaricia nota a nota. Tercero: estallido rítmico, energía controlada. El final se apaga entre aplausos entusiastas. Propina: Nocturno n.º 20 en do sostenido menor de Chopin. Fraseo delicado, respiración amplia.
Tras el descanso, Saint-Saëns y su Sinfonía n.º 3 “con órgano”. Chung la aborda con una mezcla de vigor y elegancia. Primer movimiento: claridad en las capas orquestales, tensión bien medida. Un tema que mira atrás, a Schubert, pero con una orquesta que apunta adelante. El órgano irrumpe con nobleza, sin aplastar. Segundo movimiento: todo fluye con una lógica interna absoluta, sin grandilocuencia. Maderas sedosas. Metales llenos, nunca ásperos. Cuerdas compactas, capaces de un pianissimo sostenido casi irreal. Y así, poco a poco, se construye la apoteosis. El final crece hasta hacerse un muro de sonido perfectamente equilibrado. Un tutti que anuncia a Mahler: grandeza, brillo, plenitud cierran la noche en una ola sonora formidable, descomunal.
Como regalo extra, la orquesta se lanza a una vibrante ‘Les toreadors’ de la Suite de Carmen n. 1 de Bizet. Ritmos ágiles. Una orquesta en estado de gracia. Chung, maestro de la precisión y del color. Un punto final chispeante para una noche ya de por sí luminosa y la confirmación de que el Festival Internacional de Santander sigue siendo un lugar donde suceden cosas grandes.
Darío Fernández Ruiz
Orquesta del National Centre for the Performing Arts de Pekín, Myung-Whun Chung, director.
Bruce Liu, piano.
Obras de Chen, Ravel y Saint-Saëns
74 Festival Internacional de Santander
Sala Argenta del Palacio de Festivales de Cantabria
Foto © Pedro Puente / FIS