El ciclo Bach Vermut que auspicia el Centro Nacional de Difusión Musical reservó para su último concierto del año, previo a las vacaciones navideñas, un programa que combinaba el órgano a solo (tradicional en este ciclo), con el coro (acompañado por éste).
Dos partes claramente diferenciadas con el órgano Grenzing de la sala sinfónica del Auditorio Nacional de Música como factor común y, también, un preciado y envidiable cartel de “no hay billetes” en taquilla.
A las doce en punto de sábado por la mañana, Enrique Martín-Laguna subió los escalones hasta este lucido y destacado podio organístico para arrancar con la primera parte a solo, en línea con el titular del ciclo: Fantasía y fuga en do menor de Johann Sebastian Bach.
Pulcritud y consistencia, con un mayor despliegue tímbrico en la fuga, y pedal riguroso en puntas, en una entrada sólida para un programa que abarcaba pronto otras estéticas más coloristas en lo tímbrico.
El Moto ostinato de Musica dominicalis (Música de Domingo) de Petr Eben, mostró una registración brillante con cuerpo y resabios implícitos de una imaginada banda sonora. Momentos destacados como, especialmente, aquel de gran vistosidad sobre los tres teclados sucesivos y ecos veloces de unos a otros, perfectamente engarzados con reflejos y ajustada coordinación, inmediatamente previos a la cadencia final de la pieza.
Folk tune (Melodía folclórica/popular) de Cinco piezas breves de Percy William Whitlock, fue un bello, meloso y acertado lenitivo a aquel previo despliegue rítmico “obstinado”.
El Final de la Primera sinfonía para órgano de Louis Vierne incluyó en su seno, tanto la brillantez técnica como el lirismo de las dos piezas previas, en un tono ya de desahogado virtuosismo romántico al órgano.
La segunda parte del concierto incorporó al Coro de la Comunidad de Madrid y el cuarteto solista conformado por: Manon Chauvin, soprano; Andrea Rey, mezzosoprano; Lluis Frigola, tenor; y Fabio Barrutia, bajo, junto al organista citado, todos dirigidos por Javier Carmena en una obra emblemática del repertorio para esta formación: la Misa en re mayor de Antonín Dvořák.
Una obra que permitió el lucimiento vocal, de un lado, de los solistas citados, especialmente, por su proyección vocal, las dos voces femeninas, y de otro, de un versado coro como el citado de la Comunidad de Madrid, equilibrado, solvente y dinámico. Una balanceada calidez, coherencia y proyección vocal que, junto con el órgano y su variada registración romántica, situado aquí, por cierto, a una distancia considerable del resto del elenco (espejo de por medio), como bien saben, precisó del savoir-faire de todos y del director en particular, para conducir con eficacia esta preciada obra del repertorio.
Un remate organístico y vocal a este concierto, y al año 2025, que incide en su aspecto festivo y ritual, natural por estas fechas.
Luis Mazorra Incera
Enrique Martín-Laguna, órgano. Manon Chauvin, soprano; Andrea Rey, mezzosoprano; Lluis Frigola, tenor; y Fabio Barrutia, bajo.
Coro de la Comunidad de Madrid.
Javier Carmena, director.
Obras de Bach, Dvořák, Eben, Vierne y Whitlock.
CNDM / BACH VERMUT. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto © Rafa Martín