En el Festival de Verano de Salzburgo en 2009, escuche, esa maravilla que es el Moïse et Pharaon de Rossini dirigida por Riccardo Muti, con un reparto fabuloso, fue entonces cuando escuche por primera vez a una tal Marina Rebeka en el papel de Anaï y me dejo impresionado por la belleza de su voz y su maestría en el bell canto. Aquella imopresión, sin embargo, no me la produjo, años más tarde, en el mismo festival, en 2016 en el papel de Thaïs, ni en 2019 como Amelia Grimaldi en Simón Boccanegra.
Por esto y por que, con excelentes críticas, ha cantado en Junio de 2025, el temible papel de Norma que no se subía al escenario del Teatro alla Scala de Milán, desde 1977, ocasión en que Montserrat Caballé hizo leyenda, tenía un enorme interés en volver a escucharla en un programa intimista y muy alejado del mundo de la ópera.
La soprano, desde el principio mostro sus muchas virtudes, un fraseo impecable, una voz llena y sin fisuras, una musicalidad fuera de serie pero creo que el repertorio elegido no era el más idóneo, todo el recital lo resolvió con dignidad, aunque fue con los compositores eslavos, Cui, Chaikovski y Rachmaninov, donde se la percibió más segura, aunque ni así pudo evitar la monotonía de las canciones elegidas, era un programa sin contrastes, además se vio que las obras que cantaba, sin separar los ojos der sus partituras, no pertenecían a su repertorio habitual.
Pero acabada la parte “oficial” se la escucho decir y “ahora opera”. Y fue en esta parte en la que la soprano se lució, comenzando con el endemoniado bolero de la Princesa Elena, de las Vísperas Sicilianas de Verdi, con la que pudo ofrecernos una impecable recreación salvando sus dificultades sin el menor problema. Posteriormente vino otra excelente interpretación del Vissi d’arte de Tosca de Puccini y para concluir la bella aria Ebben?, ne andrò lontana”, de La Wally de Catalani, Con las que el público, hasta entonces bastante frio, la recompenso con grandes ovaciones.
Creo que todo hubiese sido mejor con una velada dedicada íntegramente a la ópera, pero, ya se sabe, es un ciclo de lieder.
El pianista Marcos Madrigal la acompaño con acierto y en sus intervenciones en solitario también mostro su buen hacer.
Francisco Villalba
Marina Rebeka, soprano. Marcos Madrigal, piano
Composiciones de Giuiseppe Verdi, Tosti, Respighi, César Cui, Tchaikovski, Rachmaninov
Teatro de la Zarzuela, Madrid
XXXII Ciclo de Lied del CNDM
Foto © Rafa Martín