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CRÍTICA / ‘Matinais Clásicas’ para templar ánimos (por Ramón García Balado)

Santiago de Compostela - 16/07/2020

Nuestra Real Filharmonía de Galicia con su titular Paul Daniel, dejó argumentos en las Matinais Clásicas para ayudar a recuperar en tono a le espera de noticias esperanzadoras. En atriles: La obertura de Las bodas de Fígaro, la Sinfonía 8, en Fa M. Op. 93, de Beethoven, una primicia de Joam Trillo, Moinhada y el arreglo de Ernest Martínez Izquierdo del Intermezzo de Goyescas, de Enrique Granados.

La obertura de la ópera bufa mozartiana, modelo en feliz complicidad con el siempre sorprendente Lorenzo da Ponte,  puso la pimienta precisa para concederle el paladar necesario, que mantendrá el gusto necesario hasta la actualidad. Aventurero y literato, tenía las condiciones indiscutibles para que entraran en lance los personajes que darán carnaza a la labor creativa en lo musical, de Mozart: Figaro, Susana, Don Bartolo, Marcelina, la Condesa de Almaviva, el Conde de Almaviva o Querubin. La magistral conjunción de personajes y el tratamiento orquestal, elevado por la riqueza de matices, transformarán el Mariage de Beamarchais, en una intriga de caracteres en relato de sentimientos, de sátira de un ambiente de grandeza señorial, en una comedia de costumbres de alta pero árida prosa dialógica, en tierna y apasionada poesía de pasiones y afectos. La obertura en sí misma, nos predisponía al festín musical.

La Sinfonía nº 8, en Fa M. Op. 93, de L.v. Beethoven, por sus dimensiones y planteamiento, observa ciertos guiños que la acercan a los modos dieciochescos, sorprendente a la vista de la evolución global de conjunto de su obra hacia 1812, a consecuencia de lo cual, desarmará a la opinión crítica, que tendrá respuesta similar entre los aficionados. Se habla, para centrarnos en lo posible, de una obra en la que se destaca la ligereza, el espíritu sofisticado y la concisión expresiva, ya desde el Allegro vivace e con brio, y en especial al Allegreto scherzando, para confirmarse en los Tempos di minué y en el Allegro vivace.

Nos acercamos a ese encuentro con Goethe, por el que profesaba verdadera devoción y de la que abundan testimonios. En una conocida carta, había declarado: Goethe y Schiller son mis poetas preferidos, al igual que Ossián y Homero. A pesar de ello, aquel esperado encuentro resultó un amargo fracaso. En la agenda de la orquesta, una obra a la medida en su dominios.

Joám Trillo aportaba Moinhada, obra con posibles elementos en común con otro de los encargos, el Divertimento (ma no troppo, estrenado por la orquesta.  El intermezzo de Goyescas de E.Granados, en la orquestación de Ernest Martínez Izquierdo, que se formó en la Ac. Chigiana, de Siena, con Franco Donatoni y en el Rotterdam Conservatory, de Holanda; fue alumno de Antoni Ros Marbà, en dirección de orquesta, además de especializarse en orquestación con Josep Soler. Pierre Boulez le invitó a asistir a las actividades del Ensemble Intercontemporaine. Mantiene una intensa actividad con orquestas de primera línea y tuvo el privilegio de estrenar Adriana  Mater, de la finlandesa Kaija Saariaho, con producción escénica de Peter Sellars.

Goyescas es con seguridad la mejor ópera de Granados y probablemente la única española basada en una suite para piano. No figura en el repertorio habitual debido a las dificultades que conlleva su representación. Corta en su duración, se maneja con cuatro protagonistas y el coro debe ser grande, desempeñando un importante papel. Un Intermezzo pues, firma Martínez izquierdo.

Ramón García Balado   

Real Filharmonía de Galicia /  Paul Daniel. Obras de Mozart, L.v. Beethoven, Joám Trillo y E. Granados.

Museo Cidade da Cultura, Santiago de Compostela.

Foto © Xaime Cortizo

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