La apertura de la temporada de abono 2025-2026 de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, a cargo de su director titular Karel Mark Chichon, ofreció un programa muy heterogéneo, amplia diversidad de autores y géneros unificados por el elemento común de lo español, fundamentalmente andaluz, visto desde diferentes ángulos, con una primera parte más culta que incluyó fragmentos sinfónicos y operísticos de un andalucismo más o menos sublimado que permitieron celebrar los 150 años del estreno de la Carmen de Bizet y una segunda parte más cercana a lo popular con la inclusión de flamenco, copla y pasodobles.
El gusto de Chichon por la música española lo ha demostrado en diferentes ocasiones a lo largo de los años que lleva como titular. Lo mismo que su interés por promocionar a las nuevas generaciones de músicos canarios, incluyendo a tres de ellos en este inicio de temporada. Su selección de Carmen que incluyó el preludio y dos de los solos de la protagonista: La Habanera y la Canción Gitana, junto a la marcha y coro infantil del primer acto, tuvieron en la grancanaria Celia Jiménez a una Carmen juvenil, 24 años, mezzo de grato color, manejada con soltura e intención, que deberá pulir algunas aristas y desigualdades en el sonido y evitar cierta sensación de bisoñez, comprensible en los inicios de su carrera. Empastado y afinado el Coro Infantil de la OFGC preparado por la experta Marcela Garrón.
La joven violinista grancanaria Katia Nuez dejó constancia de su hermoso sonido en todos los registros, especialmente un grave pulposo, junto a su dominio virtuosístico, excelentes dobles cuerdas y subidas al agudo, como en la seguridad en la afinación de una Romanza Andaluza de Sarasate, en arreglo de Romualds Kalsons, bellamente cantada.
El guitarrista tinerfeño Luis Alejandro García se ocupó del cuarto movimiento, Canario, de la Fantasía para un gentilhombre de Rodrigo, con un sonido cálido, delicado fraseo y nítida articulación, desmerecido por una amplificación excesiva que restó naturalidad a su admirable interpretación.
En los tres casos Chichon se desenvolvió como el seguro acompañante que conocemos, alerta ante las necesidades de los solistas, extendiendo para ellos un delicado tapiz que posibilitó una escucha nítida de los tres jóvenes solistas, con una Filarmónica de Gran Canaria de gran ductilidad ante los requerimientos de la batuta.
La primera parte concluyó con la Suite nº 2 de El sombrero de tres picos de Falla. En pocas ocasiones se escuchan estas músicas con tanta atención al detalle, impecables los sucesivos crescendos del inicio de la Danza de los vecinos, como el desgarro de la Farruca, con una cuerda de incandescente fraseo o una Jota final exultante pero sin caer en el sonido de brocha gorda, con unas acumulaciones de tensión sabiamente graduadas, recogiendo y soltando el sonido hasta la explosión final. Deslumbrante la Filarmónica de Gran Canaria en todas sus secciones.
La segunda parte, mucho más popular, contó con la intervención del cantaor Paco Candela, voz racial y desgarrada, manejada con impecable estilo jondo, obstaculizada por una amplificación excesiva que volvió ampulosas sus intervenciones, desequilibradas respecto a una orquesta a la que por momentos resultaba difícil apreciar en sus diversas líneas instrumentales, echando por tierra el carácter de las piezas, carentes de matices por un volumen excesivo de la voz solista, pese a la expresividad y entrega del cantaor. De nada sirvió que la Filarmónica de Gran Canaria y sus solistas se esforzaran en crear una atmósfera apropiada, como el solista de cello en su bello solo al inicio de la Nana del Caballo Grande de Pachón, cuando la entrada estentórea del cantaor la echa por tierra.
Una lástima, pues a Chichon se lo vio disfrutando de lo que hacía, con un sonido orquestal muy en carácter, tanto en los acompañamientos al cantaor como en los pasodobles, que cada vez interpreta con mayor soltura y cuidado por el sonido y los contrastes, para que sin perder poderío y garra no se conviertan en una sucesión de fortísimos. Ejemplar las sucesivas exposiciones del tema Suspiros de España de Álvarez Alonso, recreándose en su nostálgica belleza, el desparpajo con el que expuso el muy torero pasodoble Agüero de José Franco Ribate, o la libertad sin perder el pulso otorgada a los solistas: saxo, trompeta, en La Concha Flamenca de Perfecto Artola.
La velada concluyó con gran éxito de público que se repitió al día siguiente con similar programa en el concierto anual que la OFGC ofrece en la explanada de contenedores del Puerto de Las Palmas.
Juan Francisco Román Rodríguez
Celia Jiménez, mezzo. Luis Alejandro García, guitarra. Katia Nuez, violín. Paco Candela, cantaor.
Coro Infantil OFGC. Marcela Garrón, Directora del coro.
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Karel Mark Chichon.
Obras de Bizet, Sarasate, Rodrigo, Falla, Artola, López-Quiroga, Oñós, Álvarez Alonso, Franco Ribate, Pachón, Manuel Alejandro, Obradors.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.