Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Imposible relajarse (La generación ascendente)

Madrid - 20/01/2020

La Escuela Superior de Música Reina Sofía, en colaboración con el INAEM, abren la puerta en este ciclo a los jóvenes intérpretes que están iniciando su carrera en el mundo concertístico.

Esta vez pudimos escuchar al ucraniano Dmytro Choni, ganador del Primer Premio del Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O´Shea en 2018.

No solamente en Santander sino en muchas otras ciudades ha sido reconocido su talento en los últimos años y es de esperar que cuando culmine la fase de competir en los concursos de piano internacionales más prestigiosos sea reclamado como concertista y pueda deslumbrar al público aficionado como lo hizo este pasado jueves en Madrid.

Inició el concierto con J. Brahms y sus dos Rapsodias op. 79 en una interpretación luminosa y apasionada llena de contrastes que ya activó los resortes de la escucha activa. Imposible aburrirse o relajarse. A continuación la deliciosa filigrana Canciones de la Mañana op. 133 de Robert Schumann, una obra en cinco movimientos compuesta cuando el autor estaba ya en pleno deterioro mental y emocional. Dmytro Choni buscó sin embargo el aspecto más lúcido y creativo del compositor. ¿La belleza en el sonido?  ¿La belleza en la locura?

Y terminó la primera parte del concierto con la Fantasia quasi sonata, Après une lecture du Dante de Franz Liszt, obra inspirada en un poema de Víctor Hugo titulado precisamente Après une lecture du Dante: 

Cuando el poeta pinta el infierno, pinta su vida:
Su vida, sombra que  ha huido perseguida por espectros;
!Bosque misterioso donde sus asustados pasos
Se pierden, a tientas, fuera del camino marcado;

…........................................................................”

El pianista se sumergió en el relato pasando de la quietud más exquisita a la más endiablada agitación y utilizando su magnífica técnica no para su exhibición personal sino para contar cosas.

La segunda parte del concierto estuvo dedicada a Serguei Rachmaninov.

Margaritas y lilas son los títulos de las dos piezas que interpretó, elegidas de entre Romances, op. 38 y op. 21. Escuchamos sentimientos amorosos y un delicado romanticismo. De Momentos Musicales, op.16 interpretó el nº4, Presto. Las tres piezas son fórmulas musicales breves, herencia del siglo XIX, donde el piano habla a través de miniaturas complejas. Dice Dmytro la música de Rachmaninov de manera más sentimental que romántica, los episodios agitados son una consecuencia de la agilidad de las manos del pianista en el teclado y no tanto un episodio dramático o heroico.

Termina el concierto interpretando la Sonata nº2, op. 36 en sus tres movimientos. Una obra de envergadura y gran dificultad. El último movimiento parece buscar el efecto más brillante, broche final para un intenso concierto.

Pero no parece que Dmytro Choni esté fatigado pues tras los aplausos entusiasmados del público nos regaló la Paráfrasis sobre el Danubio Azul de Schulz-Evler, una endiablada pieza que el pianista se toma como un juego, sonríe mientras toca, se divierte. Siguen los aplausos y ya termina, no tanto para descansar él como para dejarnos descansar a nosotros, con la Arabesca nº 1 de Debussy.

Sol Bordas

“La generación ascendente”
Dmytro Choni, piano
Auditorio Nacional de Música, Sala de Cámara
Jueves 16 de enero

Foto © Anna Logachova

1043
Anterior Crítica - El talante del… “Intérprete” (ORCAM)
Siguiente Crítica - Los hermanos Jussen en Galicia