Dentro del ciclo ADDA-Jove 24-25 y bajo la batuta del director granadino Edmon Levon, nacido en Sofía (Bulgaria), la Joven Orquestra de la Generalitat Valenciana (JOGV) ha vuelto al escenario del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) con un curioso programa en su primera parte por la infrecuencia en conciertos de las obras elegidas como era el caso de la que abría la velada: la Danza negra, última pieza de la Suite Africana, Op. 35 originalmente para piano del británico Samuel Coleridge-Taylor (1875-1912) escrita en 1898, que refleja la ancestral inspiración de este músico que, mediante esta composición, se erigió en un significativo explorador de los ritmos y sonidos originales del continente negro con una clara intención de llevarlos a una formulación clásico-romántica. Servía su interpretación para ahormar a la orquesta integrada por setenta y cuatro instrumentistas entre quince y veintiséis años dotados de una destacada formación técnica a la que acompañaba un espontáneo instinto musical, cualidades muy bien aprovechadas desde el pódium. Esta vibrante danza, que suele presentarse independientemente de la suite original, como se daba en esta ocasión, captó la tención del público por la cohesión de la JOGV y la determinante conducción del director, favorecida por su claridad de gesto y su atención en destacar los planos sonoros.
Semejante impresión se produjo en la página sinfónica del maestro Enrique González Gomá (Tabernes de Valldigna (Valencia), 1889 - Valencia, 1977) titulada Ofrenda Colombina que cubría el cupo de esta formación en la difusión al repertorio musical valenciano que asume como misión a realizar en sus distintos encuentros de trabajo, como éste, que ha durado casi dos semanas. La lectura de esta pieza reflejaba un análisis bien orientado por Edmon Levon, así como una detallada respuesta de la orquesta ante sus indicaciones.
El concierto adquiría un carácter más intenso en curiosidad con el Concerto da esperimento per fagotto e orchestra atribuido a Gioacchino Rossini que compuso en los años cuarenta del siglo XIX como sustancial ejercicio concertante para un examen final de conservatorio. Con un sentido cantabile bien marcado por el director, el solista alcireño Ignacio Soler, muy valorado primer fagot de la Orquesta de Valencia desde 2020, demostró su atención a tal intención estilística, de manera especial en el Largo central demostrando gran agilidad de técnica con la doble lengüeta del instrumento, sobre todo, en el lucido rondó final. Un arreglo de Manuel Martínez de un popular tango, interpretado como bis, produjo la mejor reacción del público en esta primera parte del concierto.
Éste entraba en otra dimensión con la presentación de la Sinfonía “Patética” de Piotr Ilich Tachaikovsky en su segunda parte. Asumida con un respeto reverencial por parte del director, supo transmitir este sentimiento a los jóvenes músicos incluso desde antes del primer gesto de marcación, manteniendo un tensión creciente dentro del discurso de cada movimiento, que supo trasladar a la totalidad de la obra con singular sentido dramático, incluso en el desorbitado tercer Allegro molto vivace que los músicos ofrecieron ofreciendo el máximo de sus posibilidades expresivas, para decaer en intensidad dinámica de forma emocionante en el Adagio final, que constituyó toda una lección de traducir a música el desfallecimiento integral de un ser humano como en el que se encontraba el gran compositor ruso cuando compuso la conclusión de esta genial obra sinfónica. El elocuente silencio final dejaba constancia del grado de interacción sensitiva al que se ha llegado entre director y orquesta durante esta Trobada d’estiu 2025.
Ante la dificultad que supone siempre hacer un bis después de tan sobrecogedora conclusión, resultó muy adecuada la relajación sin perder emocionalidad que lleva consigo el Jardin féerique que ocupa el último lugar de la genial evocación musical de Maurice Ravel, Ma mère l'oye (Mi madre la oca), en cuyo crescendo final la Joven Orquestra de la Generalitat Valenciana se manifestó en plenitud. Todavía quedaba un segundo bis, el famoso pasodoble Amparito Roca del maestro catalán Jaume Texidor que prácticamente puso a bailar a todos los asistentes, dejando una gozosa sensación colectiva que justificaba con creces la asistencia a este temperamental encuentro musical.
José Antonio Cantón
JOVE ORQUESTRA DE LA GENERALITAT VALENCIANA
Solista: Ignacio Soler (Fagot)
Director: Edmon Levon
Obras de Samuel Coleridge-Taylor, Enrique González Gomá, Gioacchino Rossini y Piotr Ilich Tchaikovsky
AUDITORIO DE LA DIPUTACIÓN DE ALICANTE (ADDA), 22 de julio de 2025