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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Estimulantes certezas y novedades (Ciclo Satélites) - por Luis Mazorra

Madrid - 18/02/2021

Un estimulante y variopinto camino, pleno de novedades en su recorrido, que partiera de la certeza -Beethoven- y que, para alcanzar su última certeza -el Falla del Concerto-, pasara por las nuevas voces de Mason Bates y Guillaume Connesson, siempre con el denominador común de la rica sonoridad del clarinete... Ésta fue la propuesta del multiforme grupo instrumental nutrido con profesores de los Orquesta y Coro Nacionales de España, en su ciclo Satélites que tiene lugar en la sala de cámara del Auditorio Nacional.

Primero, Eduardo Raimundo al clarinete, Josep Trecolí al violonchelo y el piano de Francisco Escoda, afrontaron un dinámico Trío «Gassenhauer» de un impetuoso Beethoven de principio de catálogo. Su, especialmente ambicioso formalmente, Allegro con brio inicial, suscitó ya algún esporádico pero justo aplauso espontáneo, seguido del exquisito lirismo dialogante, de salón y schubertiada, imitadísimo, del Adagio, para rematar con un temible Tema con variaciones -Pria ch'io l'impegno- que, más allá aún, parece adelantar a todo un Schumann. Beethoven, un mundo en sí mismo, el clásico revolucionario siempre por descubrir. Toda una tarjeta de presentación en su día para el que ya era genio sin discusión y, más aún hoy, para arrancar con un concierto que, de pronto, daba aquí un giro copernicano.

Sin el piano, pero ya con Álvaro Octavio a la flauta y Mario Pérez al violín, se conformó un particular cuarteto para La vida de los pájaros de Mason Bates. Una obra colorista y de ágil rítmica, concertación y contrapunto, con especial mención a su ambicioso y sugerente número interior: Canta el pájaro enjaulado.

En la misma línea, la siguiente etapa era también relativamente contemporánea, sin estridencias y estética asimilada: Guillaume Connesson. Dos escuetas partituras suyas, en un solo trazo. En primer lugar, una Disco Toccata para el dúo de violonchelo y clarinete, de gran complejidad rítmica, propia de su género -Toccata- a la que sirvieron con precisión y, amplia y brillante paleta de claroscuros tímbricos y técnicas en ambos, pese a su patente brevedad, propia de las fulgurantes propinas de concierto.

En segundo lugar, Techno-Parade con formación en trío: clarinete, flauta y piano. Otro veloz alarde con ascendencia jazzística y técnicas más adelantadas, aún con un planteamiento asentado en lo rítmico. Brillantez desde el primer segundo hasta el último suspiro, con una concertación flexible que ya había sido norma desde aquel primer momento beethoveniano.

Y, por fin, el Concerto de Falla con su formación original con clave y los músicos citados sobre las tablas junto con el oboe de José María Ferrero de la Asunción. Un pizpireto Vivace en comprometido ajuste, remató esta partitura y el programa de concierto con aquellos veloz contrapunto y agilidad, articulación y fraseo, ánimo y vivacidad que ya marcaron la pauta desde Beethoven.

Luis Mazorra Incera

Álvaro Octavio, flauta; José María Ferrero de la Asunción, oboe; Eduardo Raimundo, clarinete; Mario Pérez, violín; Josep Trecolí, violonchelo; y Francisco Escoda, clave y piano.

Obras de Bates, Beethoven, Connesson y Falla.

OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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