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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Elogio del oboe de Cristina Gómez Godoy - por José Antonio Cantón

Alicante - 21/05/2025

Dos motivos de interés se dieron en la decimosegunda cita de ADDA-Simfònica de Alicante dentro del ciclo sinfónico de la presente temporada organizado en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) que llevaba por título “Mítica Romántica”; por un lado el debut del maestro valenciano Roberto Forés, recientemente nombrado titular de la Orquesta de Extremadura y, por otro, la presencia también por vez primera en este escenario de la oboísta Cristina Gómez Godoy, solista de la Staatskapelle de Berlín desde 2013, con un programa muy interesante de manifiestos riesgos técnicos en su primera parte como los que presentan la página wagneriana Rumores del bosque de la ópera Sigfrido y el Concierto para oboe y orquesta en Re de Richard Strauss, obras que significan todo un reto para poder calibrar la musicalidad y capacidad técnica de una formación orquestal.

En la pieza donde Wagner hace todo un manifiesto de música programática, ya desde la expresividad que transmiten las cuerdas divididas, el director quiso destacar la escena en la que Sigfrido disfruta en el bosque de un variado canto de pájaros, lo que propició que la sección de viento madera hiciera toda una exhibición en un ejercicio de color sonoro y cambios de ritmo que llamaban la atención por su expresividad descriptiva, que dejaba patente la dimensión estética al detalle de ADDA-Simfònica como instrumento colectivo determinado siempre por manifiesta calidad de sus individualidades.

La actuación entró en un alto y la vez extensivo nivel de concertación con la obra del gran compositor muniqués gracias a la excelencia de la solista, que se adueñó de la interpretación llevando a cabo un verdadero análisis sonante de la partitura que le serviría para marcar su desarrollo con la orquesta ya desde su extensa entrada, iniciándose así un diálogo con el que la oboísta quiso hacer gala de un controlado alarde técnico de simultanear inspiración y soplo implementando así su dominio de la articulación en el canto que lo favorecía con un excelso legato de deslizante velocidad y limpieza. Su fraseo en la cadenza determinaba cómo hizo suyo el sentir cantabile del segundo movimiento realzando siempre su lenguaje armónico esencialmente diatónico, y haciendo un uso completo de coloridas inflexiones cromáticas al ofrecer siempre una intensidad y fluidez dignas de admiración, que persuadía al director para que extrajera la mejor concertación de la orquesta, aspecto que llegaba a su más alta expresión en el Vivace final al que, con angulares salto interválicos y cambios de registro imprimió a su discurso un extraordinario carácter lúdico, que terminó provocando una unánime ovación del público. Ante la insistencia del aplauso, la solista linarense, una de nuestras grandes intérpretes de las últimas generaciones, obsequió una versión de la Danza de los Campos Elíseos perteneciente al segundo acto de la ópera Orfeo y Eurídice de Christoph Willibald Gluck que, por el enorme sentimiento expresado, incrementó el entusiasmo del auditorio.

Con la orquesta en una dimensión muy ajustada a una plantilla de corte camerístico, Roberto Forés se dispuso a dirigir la Cuarta Sinfonía, Op. 98 de Johannes Brahms, que ocupaba la segunda parte del programa. Siguiendo una lectura que se podría calificar de académica, generó un sentido de inquietante atmósfera en el primer movimiento, influenciado más por la estructura armónica del contenido musical que por la cinética de sus directrices expresivas, que no terminaban de sacarle todo el partido poético a la deriva tonal de su coda. Se apreció cierta recuperación expresiva en la dulzura que planteó en el Andante moderato subsiguiente favorecido por el lirismo expansivo que en él se desarrolla, muy acusada por la cuerda baja en el segundo tema y sus posteriores consecuencias discursivas hasta su desvanecimiento, cuya deseable etereidad quedaba como entrecortada más que suspendida. La vigorosa doble danza que da contenido al alegre tercer movimiento, que terminó convirtiéndose en el más lucido de los cuatro por la rítmica y nervio empleados por el maestro queriendo acentuar su naturaleza scherzante, fue impulsada con determinación atento al contraste tímbrico aportado por la intervención del pícolo, el triángulo y el contrafagot. Por último, fue en el enérgico y apasionado allegro final de la obra donde la orquesta brilló con mayor plenitud ante la constante variabilidad de su desarrollo en el que el maestro Forés llegó a una apreciable diversidad de comunicación en su conducción, dejando una sensación más objetiva que emocional de este último movimiento.

Para compensar la carga dramática de la conclusión de la sinfonía, el director ofreció como añadidura ese espíritu brahmsiano alegre y popular que encierra la Sexta danza húngara cuya expansiva interpretación de su aire vivace dejaba una más que complaciente sensación en el público.

José Antonio Cantón

 

ADDA-Simfònica Alicante

Solista: Cristina Gómez Godoy (oboe)

Director: Roberto Forés

Obras de Johannes Brahms, Richard Strauss y Richard Wagner

Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA). 17-V-2025

 

Foto © Felix Broede

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