Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / El sonido de la guitarra sobre los rumores de la mar - por Luis Suárez

Barcelona - 04/09/2022

Mediterranean Guitar Festival 2022

Silvia Nogales hace presentación de su trabajo discográfico, denominado “Seda”, en un enclave lleno de encanto y buena acústica, una Ermita con vistas al mar Mediterráneo y al casco histórico Villa Marinera de Sitges. Una población llena de historia, desde la cual muchos surcaron las aguas en busca de oportunidades, que aquí Nogales parece en parte emular a través del sonido embriagador de las cuerdas de su guitarra.

Un programa totalmente femenino con obras de Claudia Montero, tristemente fallecida prematuramente el año pasado y que iba a ser coproductora del disco, Clarice Assad, Silvia Nogales, María Parra, Anna Segal y Cinthya García. Las obras de la propia intérprete, compuestas en su mayor parte por piezas cortas para su propio uso, así como el resto trascienden su contexto de salón, y funciona bien en sí mismo, ya que son un escaparate bastante variado de las técnicas expresivas, poéticas y de enclave narrativo.

La ya conocida técnica de Nogales no demuestra un sonido limpio y ágil en la música más circunspecta, recogiendo todas las cualidades idiomáticas y tímbricas de su bello instrumento, donde las cualidades de cada autora cobran doble vida en las manos de una figura popular y carismática como es nuestra protagonista, que a su vez se dirige al público explicando cada pieza con una sensibilidad que atrapa al público. El piano de María Parra, pregrabado se exhibe en perfecta sincronización por la guitarra en vivo, dejando ver una correcta preparación llena de profesionalidad.

Ermita de Sant Sebastià, Sitges, Barcelona – Silvia Nogales Barrios, guitarra – Seda

 

Vidovic ya hace tiempo que ha pasado de ser un aniña prodigio a ser una de las mejores guitarristas del momento. Verla en vivo es simplemente un placer raro en la vida, un torbellino de técnica y precisión es por su increíble velocidad, mostrando una mano izquierda deslumbrante, una auténtica fuerza de la naturaleza. Parece tener el control total de la velocidad, la precisión y la emoción en los tempos rápidos, perfeccionado en cada momento el aspecto técnico de su interpretación.

Esta característica de su intepretación a veces le juega malas pasadas, como en el Preludio de la "Suite para violonchelo solo nº1" de Bach. Sale en la pole position pasándose de frenada, desluciendo un poco la idea original de genio alemán, lo cual va solucionando a la lo largo de las siguientes danzas de la archiconocida partitura. En contraste, ante el temor por lo acontecido, sin embargo ella provoca un tono absolutamente hermoso con las sentimentales "Granada (Serenata)" de Albéniz o el "Capricho Árabe" de Tárrega.

Ambas piezas donde subyace la magia de los silencios. De nuevo en el Preludio de la "Suite - La Catedral" de Barrios Mangoré, vuelve a irrumpir con demasiada fuerza, olvidando el carácter solenme de la partitura, remendándolo en el tercer tiempo, donde la multitud se reune en la plaza. En las dos "Sonatas" de Domenico Scarlatti saca toda su fluidez, confianza y un lirismo ligero y cautivador. Vidovic sobresale en las suaves coloraciones de las obras de Fernando Sor y Mauro Giulianni en las dos obras figurativas que componen el grueso central del programa. Así pues se podía esperar más en los movimientos lentos, donde sin embargo en "Recuerdos de la Alhambra" nos muestra su faceta más soñadora y perfectamente fluida. En plan global el sonido de la guitarra de Vidovic es limpio y simpatiza por completo con el estilo elegante y poco dramático de la intérprete, dejando al público extasiado; no es para menos.

Teatre El Pardo, Sitges, Barcelona - Ana Vidovic, guitarra.

 

De nuevo, por segundo año consecutivo, el guitarrista turco, afincado en Estados Unidos, Celil Refik Kaya deleitó a los presentes con un certero recital de piezas conocidas, como es el caso de Piazolla (aquel, como en el caso de Bach, sobre el cual hágase la versión transcrita que se desee, nunca pierde nada de su esencia), o Albéniz (Granada y Asturias), juntándose con obras propias: su “Sonata nº1” y “Myrian y las Hijas del León”; dos bellas obras cargadas de lirismo y fases rítmicas, en las cuales el virtuosismo no falla, siempre bajo el paraguas de la tonalidad, mostrando una faceta del mismo que cada vez va más en alza y esperamos pueda escucharse pronto en una grabación de estudio.  

La técnica de Refik Kaya asimismo causa una grata impresión bajo una técnica y musicalidad absoluta. Como si no le costase esfuerzo alguno abarca las frases musicales técnicamente difíciles con una sorprendente variedad de recursos virtuosos y concisos. Dedos ágiles para adentrase elegantemente en la música exigente sin ningún tipo de ostentación aparente y una musicalidad encomiable. Técnicamente, más allá de toda duda, posee asimismo un sonido absolutamente limpio e impecable, una brillantez virtuosa, una técnica de ejecución impresionante y la sensibilidad a la composición que caracterizan al intérprete en una complicidad absoluta con el compositor. Y así, después de los merecidos aplausos, dos bises: “Recuerdos de la Alhambra” y “Las Abejas", de sus celebrados discos dedicados a Agustín Barrios.

Ermita de Sant Sebastià, Sitges – Barcelona. Celil Refik Kaya, guitarra

 

 “La guitarra es un clavecín expresivo.” - Claude Debussy.

Nos encontramos a esta pareja de artistas que desde hace más de 20 años forman este original dúo, sumando sus experiencias individuales como intérpretes a este proyecto de música de cámara. El clave y la guitarra son instrumentos de cuerda pulsada y se compenetran tímbricamente formando una combinación muy interesante y poco habitual en el panorama musical. Kobékina es intérprete y docente de clave, pianoforte y piano, proveniente de la gran escuela rusa y Vicente es fundador y director de la Orquesta de Guitarras de Barcelona, a la vez que docente.

A Wanda Landoeska le debemos sobre todo el renacimiento del clave en la composición del Siglo XX y para esta combinación el reconocido fundador del nacionalismo musical mexicano, Manuel María Ponce escribió repertorio. Ponce conoció a un joven Andrés Segovia por primera vez en 1923. Ese año, Ponce escribió una reseña del primer recital de Segovia en la Ciudad de México. Se desarrolló una fuerte amistad entre los dos artistas que duraría hasta la muerte de Ponce en 1948. En su reunión inicial, Segovia animó a Ponce a escribir algo para guitarra. Ponce complació con un trabajo corto titulado De México—Pagina para Andrés Segovia.

Esta pieza se convertiría más tarde en el tercer movimiento de la “Sonata Mexicana”, la primera gran obra que Ponce compuso para Segovia. En 1925, a la edad de 43 años, Ponce viajó a París para inscribirse en la clase de composición de Paul Dukas en la Ecole Normale de Musique. En esta misma clase estuvo también el compositor español Joaquín Rodrigo. Esta estancia iba a durar siete años. Ponce absorbió las técnicas compositivas de Dukas, quien era un amigo cercano de Debussy.

Durante su estadía en París, Ponce escribió muchas obras importantes para guitarra, incluidas varias sonatas, preludios, suites y variaciones, y los primeros bocetos de su concierto para guitarra. Casi todas estas obras estuvieron dedicadas a Segovia. Es interesante notar que Ponce no tocaba la guitarra, era un pianista brillante que había estudiado con un alumno de Franz Liszt. Como tantos otros compositores de la época, Ponce instintivamente supo escribir para guitarra. Sin embargo, Segovia a menudo tenía que hacer modificaciones a la música, con el consentimiento de Ponce, para hacerla más adaptable a la guitarra. La “Sonata para guitarra y clavecín” de Ponce se completó en París en 1926.

En el programa no entró esta obra pionera, pero sí otra de Alfred Schnittke, en el mismo estilo de la denominada corriente neoclasicista, “Suite al Estilo Antíguo” (original para violín  y piano), imitando estilos de baile rococó y es tan serena y encantadora como los trabajos anteriores son abrasivos y desafiantes. Otras obras como el ejemplo original de Mauro Giuliani, “Rondó, Op.68”, para pianoforte y guitarra, no es sólo también un reflejo del alma de un gran compositor, sino también un reflejo del espíritu de ambos instrumentos en la Viena en los comienzos del XIX, cuando luchaban por alcanzar el reconocimiento mundial como instrumentos de concierto.

El programa se completa con conjuntos de obras consagradas para clave y laúd, o guitarra, transcritas de la misma manera a la manera de ambos intérpretes: Vivaldi, Bach, Soler, Mateo Albéniz, Boccherini. El Dúo funciona bien en los arreglos de los propios intérpretes. Las piezas se acercan a las originales, manteniendo un perfecto equilibrio entre las funciones alternadas de bajo y solista melódico que traspasa la frontera instrumental, mostrando una excelente compilación y una excelente manera de apreciar el trabajo de esta pareja de artistas, donde están admirablemente sintonizados y comprometidos en estas interpretaciones coloridas y expresivos. La percusión también estuvo presente con las castañuelas de Kobékina, a la manera de Lucero Tena. Nada más que añadir al recital de una pareja que se complementa a la perfección y podrían coexistir maravillosamente a lo largo de los años tanto con material original como sus elogiables transcripciones.

Ermita de Sant Sebastià, Sitges – Barcelona.

Olga Kobékina, clave. Sergi Vicente, guitarra. Dúo “Al Estilo Antiguo”

 

por Luis Suárez

 

Foto: la guitarrista Silvia Nogales.

 

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