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Crítica / El elenco vocal sorprendente de Noally y Les Accents - por Simón Andueza

Madrid - 28/05/2025

La temporada 2024/2025 de uno de los ciclos más queridos por el público, ‘Universo Barroco’, del Centro Nacional de Difusión nacional (CNDM) ha llegado su fin con uno de esos títulos de recuperación que tanto gustan al público y que acaba de ser grabado por este mismo grupo y director con un plantel de solistas muy similar al que pudimos presenciar. Se presentó por primera vez en España en tiempos modernos Serpentes ignei in deserto, oratorio de Johann Adolf Hasse (1699-1783).

El grupo instrumental y su director, Les Accents, que dirige desde el violín Thibault Noally, fueron unos de los grandes triunfadores en la pasada edición de este mismo ciclo, y los programadores del CNDM han sabido repetir su programación aprovechando el reciente registro para el sello Erato de esta creación plagada de formidable música, con especial relevancia en sus arias vocales, muy exigentes y espectaculares.

Hasse compuso este oratorio para ser interpretado por las residentes del Ospedale degli Incurabili, uno de los afamados ospedali -hospicios- establecidos en Venecia como casas de huérfanas o de jóvenes de uniones ilegítimas. A estas chicas, que vivían casi enclaustradas, sometidas a una educación rígida, se les instruía en el arte del canto o de tañer instrumentos por parte de los mejores maestros de música y compositores, por lo que el resultado de sus talentos que conformaban orquestas, coros y solistas, acabó traspasando las fronteras de la ciudad italiana. En los oficios religiosos y en los conciertos ofrecidos que actúan tras gradas de malla metálica atraen tanto a numerosos aficionados como a la aristocracia europea. Los ospedali ofrecen un fabuloso campo de experimentación a los compositores, entre ellos Vivaldi, el más famoso, y Johann Sebastian Bach.

Todas estas circunstancias llaman la atención sobre el plantel solista escogido, que es, tras siglos de investigaciones históricamente informadas, una mayoría aplastante de voces masculinas que imitan los registros vocales femeninos de los roles del oratorio, originalmente interpretados por féminas. Como si en la actualidad no existieran mujeres capaces de afrontar estas exigentes arias, presenciamos un plantel vocal solista de algunas de las voces de contratenor más espectaculares de la actualidad.

Creo que es de justicia comenzar hablando de la única fémina presente como solista vocal, la soprano Mélissa Petit, quien dio vida al papel de Ángel y que demostró poseer una técnica vocal espléndida, una expresividad extraordinaria y un timbre vocal de belleza exquisita. Su primera aria Caeli, audite, deplorate, de una factura melódica formidable, estuvo interpretada en su extensa primera parte en el registro piano o pianissimo, haciendo patente el dominio absoluto del fiato y del fraseo por parte de la soprano, mientras la orquesta mantenía un respetuoso y disciplinado volumen igualmente en piano o pianissimo. Se pudo apreciar, además, el brillo fascinante de los armónicos de Petit en este registro tan sutil, confiriendo una interpretación inolvidable. La Parte B mostró una potestad igualmente magnífica de las coloraturas en la breve sección de bravura, mientras que el da capo de la primera parte nos mostró las formidables capacidades sonoras de sus sobreagudos, a la vez que la cadenza final fue absolutamente radiante. Un momento realmente mágico difícil de olvidar.

Carlo Vistoli encarnó a Moisés y sus intervenciones son también de una inspiración musical sublime. Su primera aria Caelo turbido et irato, dio buena cuenta de su dominio en las espectaculares e inagotables coloraturas ideadas por Hasse, denotando el fantástico momento de forma en el se encuentra el contartenor para ejercitar estas arias de bravura. El aria que cierra el oratorio, Ara excelsa, Ara pretiosa, fue otro de los deslumbrantes momentos de la dulzura fascinante del compositor de Bergedorf. Con unas introducciones instrumentales con una ejemplar e inspiradora melosidad en la sección de violines, la línea melódica de Vistoli fue asimismo excelente.

El sopranista Bruno de Sá se ocupó del papel de Josué y fue prodigioso comprobar la facilidad con la que el cantante alcanzó los registros más agudos escritos para una mujer. Ya no solo en la melodía principal, ya de por sí de elevada tesitura, sino que en donde realmente exhibió este excepcional registro fue en los da capo, en donde dio rienda suelta a su imaginación ornamentando espectacularmente las melodías que alcanzaban cimas imposibles, proseguidas de imposibles cadencias propias de una capacidad sobrehumana.

Christophe Dumaux y Paul-Antoine Benos Djian fueron unos espléndidos Natanael y Eleazar, respectivamente, en donde las arias de bravura se sucedían, sobre todo en la primera parte del oratorio, ofreciendo momentos de sensacional técnica por doquier.

Por último, David Hansen mostró un volumen inaudible en el registro grave y quizás debió de pensarse dos veces el aceptar encarnar el rol de Eliab debido a la tesitura exigida.

Les Accents se mostro como un radiante conjunto instrumental, dotado de una sección de violines fastuosa, de ejemplar dominio melódico y de articulación a las que se sumaron un equilibrio sonoro modélico de sonoridad de belleza y dulzura laudables, pero que también mostraron un carácter exaltado y abrupto en los pasajes que así lo exigían. Comandados por un magnífico violinista y director, Thibaut Noally, quien, de espaldas al público, y a modo de director-clavecinista que tan acostumbrados estamos a presenciar, supo controlar de un modo ejemplar los tempi tanto de la orquesta como de los solistas, así como establecer un diálogo constante en los recitativos entre bajo continuo y solistas vocales.

Debemos mencionar a los principales instrumentistas que compusieron el bajo continuo, a Elisa Joglar en el violonchelo, Christian Staude, contrabajista, Amélie Boulas, en el fagot, Mathieu Dupoy, en el órgano, Brice Sailly en el clave y el vigoroso y preciso tiorbista Benjamin Navey, quienes dotaron a la orquesta y a la fluidez del espectáculo un natural, colorista y infalible discurrir.

El público ovacionó y aplaudió de un modo vehemente, realmente prolongado y, en gran parte, puesto en pie a estos espléndidos artistas que ofrecieron una velada de cierre de ciclo absolutamente inolvidable.

Simón Andueza

 

Carlo Vistoli, contratenor, Mélissa Petit, soprano, Bruno de Sá, sopranista, David Hansen, contratenor, Christophe Dumaux, contratenor, Paul-Antoine Bénos Djian, contratenor.

Les Accents, Thibault Noally, concertino y dirección.

Serpentes ignei in deserto, Johann Adolf Hasse (1699-1783).

Ciclo ‘Universo Barroco’ del CNDM.

Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid. 25 de mayo de 2025, 19:00 h.

 

Foto © Rafa Martín

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