El Segundo concierto para violonchelo Los cantos del alba (Les Chants de l’aube) de Thierry Escaich en manos de su solista Gautier Capuçon, presentó, sin solución de continuidad, tres movimientos de título sugerente, complejidad orquestal y una fluida calidad mecánica en intrincado contrapunto, pleno de diseños escalísticos e ingenio concertante.
Era la obra que ocupaba una exigente primera parte de programa sinfónico en temporada de la Orquesta Nacional de España dirigida por Lorenzo Viotti.
Su primer movimiento Los rayos y las sombras (Des rayons et des ombres) dejaba claro el virtuoso planteamiento… sin fisuras… de principio y por principio, ya sobre el papel. Y, sí, con sus lógicos devaneos, Le Rivage des chants o La orilla de los cantos y unas vertiginosas Danzas del amanecer, ratificaron dicha inicial apreciación.
Claridad y precisa concertación de todos, empezando por sus solista y podio, reflejos, compenetración y continuidad sinfónica, en una interpretación donde las líneas del violonchelo solista se entrelazaban con el tutti, en una orquestación ágil, sutil y (¿sin embargo?) brillante.
En propina, tras la tensión mantenida por este Concierto de Escaich, Camille Saint-Säens a lomos de su inmortal Cisne del Carnaval de los animales, junto al arpa del elenco… fue todo un bálsamo.
Magnífica sin paliativos la Suite de El caballero de la rosa de Richard Strauss. Nada que objetar si no es la maravillosa plasticidad, la congruente sucesión de escenas musicales y sus oportunas rupturas y reenganches… Una dirección que aprovechaba la articulación sinuosa de sus brazos y muñeca para expresar la enorme cantidad de música, de lógica musical al margen de todo tipo de argumentos dramáticos en paralelo, que aquí se atesora. Eso sin entrar en la obvia dificultad técnica. Lorenzo Viotti al mando y los atriles de la orquesta: — Chapeau!
El vals de Maurice Ravel, un clásico de estas lides, fue un remate congruente con lo escuchado, añadiendo un punto de atrevimiento e ingenio orquestal, esta vez desde el lado galo.
Una segunda parte sinfónica digna de todo elogio, comandada con acierto ejemplar y resuelta con no menos pulcritud.
Luis Mazorra Incera
Gautier Capuçon, violonchelo.
Orquesta Nacional de España / Lorenzo Viotti.
Obras de Escaich, Ravel, Saint-Säens y Strauss.
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.