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Crítica / El brío se tornó en ánima (Orquesta Nacional de España) - por Luis Mazorra

Madrid - 03/03/2021

Arranque seductor con neto protagonismo solista, la introducción lenta del Concertino para clarinete y orquesta en mi bemol mayor de Carl Maria von Weber, fue un notable y aleccionador despliegue de matices de fraseo que, al punto, se convirtió en veloces cabriolas. Una partitura vistosa donde abundó la buena música, tanto la protagonizada por su renombrado solista hoy, Jörg Widmann, como por una orquesta especialmente atenta y concertada. Los momentos que recordaban la música de cámara se intercalaron con fugaces indicaciones in situ de un Widmann clarinete al timón. Como era de esperar, a la postre, final espléndido de sonido y carácter, en tesituras comprometidas y velocidades como las que exige Weber.

Porque el concierto de temporada de la Orquesta Nacional de España al que me estoy refiriendo aquí, tenía una clara figura estelar y ubicua: director, clarinete y compositor, nada menos, todo en uno. El citado Jörg Widmann rodeado, de inicio, de paneles sanitarios -en el centro y proscenio-, y aún en el citado Concertino de von Weber, sólo (!!) en doble rol, adquirió, de seguido, un perfil añadido -un triple rol acumulado... (!!!)- en la consecutiva versión de 2016 de su composición: Con brio.

Un despliegue instrumental desenfadado con sonoridades entrecortadas y relativa agresividad, en la línea que preconiza su título -tempo y carácter-: ¡con brío…! Y bien es verdad que sus secciones mantuvieron siempre este dinamismo. Un concepto compositivo con imaginativo -y pragmático...- uso de la percusión, acompañado de pizzicati alla Bartók y otras técnicas transversales, sin eludir, tampoco, cierto sentido teatral implícito y relativa vis cómica.

Una interpretación con el talante que reza el explícito titular de su partitura, pero que hoy venía ya del propio Weber que le precedía y, así, se extendió, sin complejos, a la Quinta sinfonía «De la Reforma» de Felix Mendelssohn con que se cerraba el programa.

Aparentemente contagiados por las obras precedentes, los rasgos amplios, decididos y resueltos de este Mendelssohn casi litúrgico, adquirieron un clima de extrovertida nobleza en su inicial Allegro con fuoco. Una nobleza que se volvió gracia en su Segundo movimiento, Allegro vivace, para regresar a aquel animoso espíritu inicial, pero ya con evidente sentido hímnico más allá de lo puramente sinfónico, en los dos últimos movimientos.

Todo un entusiasta himno, pues, para rematar un concierto donde... el brío se tornó en ánima.

Luis Mazorra Incera

Orquesta Nacional de España/ Jörg Widmann, director y clarinete solista.

Obras de Mendelssohn, von Weber y Widmann.

OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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