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Crítica / Dos nuevas primicias para la OSCyL - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 12/03/2024

Anticipando la próxima Semana Santa, tan importante para la Ciudad, el XII programa de Temporada de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León aportó dos estrenos en Valladolid, por tanto primicias para la Orquesta y su Coro: Totenfeier (Ritos fúnebres), poema sinfónico en un movimiento en Do m. (1888) de Mahler y Sinfonía nº 2 en Sib M., op. 52, "Lobgesang" (Himnos de alabanza) de Mendelssohn, escrita para la celebración del IV Centenario de la invención de la Imprenta de Gutenberg, por su significado de iluminar un nuevo mundo cultural sacándolo de la oscuridad como, en sentido religioso, se producía el programa en su conjunto: de las tinieblas de la Muerte a la luz de la Fe y la Resurrección.

Christoph Koncz (Constanza, 1987), Director austro-húngaro invitado por 2ª vez, violinista, Director Musical en la Sinfónica de Mulhause y Titular de la Deutsche Kammerakademie Neuss am Rhin. Contó con la colaboración de las sopranos, Alicia Amo (Burgos, formada en Musikene y en la Schola Cantorum Basiliensis con Matrícula de Honor) y Ulrike Haller (Meran, 1984), y el tenor Tuomas Katajala (Kaléjcki, 1975), como solistas en la obra de Mendelssohn.

Totenfeier es una celebración de la muerte, inspirada en el drama poético "Vísperas de los antepasados" del poeta polaco A. Mickiewicz  que, con sutiles diferencias, pasó a ser gérmen de la "2ª Sinfonía" de Mahler, añadiéndole 3 movimientos 5 años después y un final en el 97 que la completó. El drama trata de un joven apasionado, que se suicida al abandonarle su amada, y de su espíritu que vaga eternamente en torno a élla.

La poderosa entrada de cellos y contrabajos, presagia la desesperación del joven, sobre unas cuerdas en leve acompañamiento, que serían el desdén de la muchacha; lo mejor de la obra está en la variada orquestación que el autor propone, tanto en combinaciones instrumentales como en cambios de dinámica, para dar vida musical a la historia. Así, hay diálogo trompas-maderas, triste canto del clarinete bajo con flautas y trompetas en piano que comentan, fúnebres trompas, trombón bajo y tuba, timbal, trombones y percusión acelerando para crear agitación y drama, vientos en distintas combinaciones, para un final con el tutti pianísimo, lento y triste. La versión fue más que digna, teniendo en cuenta el tiempo de ensayo y lo que venía después, con prestaciones destacadas de solistas y secciones y un Koncz capaz de buscar expresión y conjunción con su gesto musical y conciso.

El Lobgesang era el plato fuerte del programa. Mendelssohn construye la original pieza en 10 partes de las que la 1ª es la parte sinfónica en tres movimientos encadenados: Introducción maestoso con moto-Allegro, Allegretto un poco agitado y Adagio religioso, que da paso a la cantata con 9 partes. La repetida llamada del trombón, (que vuelve en el último número para dar carácter cíclico a la obra) es lenta y solemne y pasa a Allegro con dos temas hímnicos y coda magestuosa, reposando con el solo de clarinete (ambos solistas estupendos) que enlaza con la atractiva melodía del Scherzo y sus variaciones y contrastes dinámicos cuerdas-vientos, todo muy bien matizado; anticipando y consiguiendo  gran expresión con el gesto, Koncz atacó el suave, recogido y contemplativo Re M. del Adagio, que condujo a la  perfección a la cantata, abierta con el sólido coral Todo lo que respira alaba al Señor.

Hay que hablar ya de los 95 cantores del Coro y de su excelente trabajo de la mano de Jordi Casas como preparador y de un Koncz que lo cuidó debidamente, procurando líneas de canto musicales, disminuyendo golpeo de sílabas finales propios de los amateurs, aprovechando la estudiada afinación y respiración, obteniendo lo mejor del conjunto. Nos gustó el Coro IV, Dílo, Tú Redentor nuestro, por su recogimiento y empaste, así como el V, Dúo de sopranos y Coro, Esperé al Señor, donde acompañó, piano y con gusto, tanto a Alicia Amo, soprano principal que debutaba aquí, mostrando voz de timbre firme (un puntín gutural) bien colocada y emitida, de agudo fácil y gran expresividad; y a Ulrike Haller en su 3ª vez, cuyo dulce timbre casó muy bien en dúo equilibrado con la burgalesa, luciendo en su breve pero precioso papel.

El finés Tuomas Katajala, también 1ª vez, tiene voz bien timbrada, homogénea y cantó todo con precisión y elegancia, en particular su dramático VI: La soga de la Muerte. El autor, devoto de Bach, trata las fugas con notoriedad y así fueron realizadas por el Coro, preciso y atento, tanto en el VII como en el X, tan solemne y grandioso. La OSCyL hizo todo con su habitual buen comportamiento, bien dirigida, con excelencia en cuerdas, flautas, clarinetes y timbal dando movimiento al Coral VIII Dad gracias al Señor, donde la unción recitativa del coro pudo tener más color. En suma, una buena versión de la Cantata, acogida con verdadero entusiasmo por el Auditorio al completo, que premió a solistas, coro, orquesta y Director repetidamente.

José M. Morate Moyano

 

Alicia Amo, Ulrike Haller, sopranos; Tuomas Katajala, tenor

COSCyL: Jordi Casas, Director del Coro / Christoph Koncz, Director

Obras de G. Mahler y F. Mendelssohn

Sala sinfónica "J. López Cobos" del CCMD de Valladolid

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