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Crítica / Budapest Festival Orchestra e Iván Fischer en Granada - por Gonzalo Roldán Herencia

Granada - 30/06/2025

El Festival Internacional de Música y Danza de Granada acogió, por primera vez en su historia, a la Budapest Festival Orchestra bajo la dirección de su titular y fundador, Iván Fischer. El programa se centró en dos de las obras más representativas de Gustav Mahler, interpretadas con altas cotas de calidad en un ejercicio de análisis estético e interpretativo del más alto nivel.

El concierto se abrió con los Kindertotenlieder, ciclo de canciones orquestadas sobre textos de Friedrich Rückert compuestas entre 1901 y 1904. En la parte solista pudimos escuchar a Gerhild Romberger, de técnica impecable y timbre noble, que se convirtió en la perfecta narradora emocional de los lieder mahlerianos, sin estridencias y cantando en todo momento sobre la semántica de los textos. La versión ofrecida por Fischer y la mezzosoprano destacó por su equilibrio dinámico, atención al color instrumental y claridad en la exposición de las líneas. La escritura de Mahler, de extrema sutileza tímbrica fue resuelta con un notable control de planos sonoros. Romberger aportó un fraseo flexible, articulación nítida y un timbre oscuro que se adecuó con eficacia a la paleta emocional del ciclo.

La segunda parte estuvo dedicada a la Sinfonía n.º 5 en do sostenido menor, obra iniciada en 1901 y que marcó un punto de inflexión en la trayectoria sinfónica del autor al prescindir de la voz humana. Con una disposición de la orquesta según el modelo clásico centroeuropeo, el mismo que usaba Abbado en Lucerna, situó enfrentados a los violines, violas y chelos al centro frente al podio y una poderosa sección de contrabajos al fondo, tras la sección de viento-madera. El resultado fue una formación perfectamente empastada, en la que cada plano sonoro era destacado con clarividencia, cada motivo melódico se perfilaba con la perfección de un delineante y en la que la riqueza tímbrica surgía de un perfecto dominio de la técnica interpretativa.

Fischer optó por una lectura de pulso contenido, evitando excesos retóricos y centrándose en la estructura formal y la definición temática. En el Trauermarsch inicial, la precisión en las entradas y el fraseo de la trompeta marcó el tono general de la interpretación, de carácter ceremonial. El segundo movimiento ofreció un contraste eficaz, con un tratamiento enfático de los clímax y una exposición clara del material temático. El Scherzo, en el que la trompa desempeña un rol central – situando al solista junto al director –, fue resuelto con solvencia técnica, destacando la calidad de la sección de metales. Fischer mantuvo una fluidez constante en la transición entre secciones, cuidando las articulaciones del contrapunto.

El Adagietto, cuya lectura fue de tempo moderado, se presentó sin afectación, con una cuerda bien empastada y sin caer en el sentimentalismo que suele afectar a este movimiento. Las cuerdas sonaron perfectamente empastadas, en un balance cuidado que delineaba cada plano sonoro en perfecta conjunción y permitía evolucionar los motivos melódicos con un sonido orgánico y perfecto.

El Rondo-Finale, con su complejidad contrapuntística, cerró el conjunto con eficacia formal, haciendo patente la coherencia estructural de la interpretación. La Budapest Festival Orchestra evidenció una compenetración sonora extraordinaria, resultado de décadas de trabajo conjunto y de un modelo artístico que prioriza el refinamiento expresivo desde una base técnica sólida. Fischer, en su doble condición de fundador y director titular, ha modelado a lo largo de los años un sonido característico: preciso, transparente y equilibrado. Esta cohesión interna se tradujo en un movimiento final brillante, perfectamente estructurado que constituyó el broche de oro de una velada consagrada al mejor Mahler.

El público, puesto en pie, ovacionó prolongadamente a la formación y a su director, en señal de respeto y admiración ante la respuesta disciplinada y refinada de la Budapest Festival Orchestra frente a su director, que evidenció una cohesión interna sobresaliente, tanto en los solos como en el trabajo de conjunto. La dirección de Fischer, centrada en la claridad formal y la lógica interna del discurso mahleriano, se impuso como una propuesta interpretativa de sólida base estética, lejos de la grandilocuencia emocional y orientada hacia la articulación precisa de cada sección.

El debut de la formación húngara en el Festival de Granada se saldó con una actuación de alta exigencia técnica y musical, que reafirma la línea de excelencia de la programación de este festival y su apuesta por intérpretes de reconocido prestigio internacional.

Gonzalo Roldán Herencia

 

Festival de Granada: Budapest Festival Orchestra

Programa: Gustav Mahler, Kindertotenlieder (Canciones sobre la muerte de los niños) y Sinfonía núm. 5 en do sostenido menor.

Budapest Festival Orchestra

Director: Iván Fischer

Solista: Gerhild Romberger (mezzosoprano)

Lugar y fecha: Palacio de Carlos V, 27 de junio de 2025

 

Foto © Fermín Rodríguez

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