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Crítica / Apasionante violonchelista - por José Antonio Cantón

Alicante - 24/03/2022

La presentación de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena (RSO-Wien) en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) bajo la batuta de su titular, la directora norteamericana Marin Alsop, considerada como una referencia de la cada vez más amplia nómina femenina en el panorama internacional desarrollando esta destacada función y actividad musical, ha significado una de las veladas más interesantes del ciclo sinfónico programado en el auditorio alicantino. Les acompañaba el violonchelista austriaco-iraní Kian Soltani cuya carrera se encuentra actualmente lanzada en una relevante proyección artística.

Su interpretación del Concierto para violonchelo y orquesta en La menor, Op. 129 de Robert Schumann hay que enmarcarla en la excelencia dado el grado de interiorización que tiene de la obra, que le permitía hacerla suya en todas sus consecuencias. Marin Alsop concertó con esa instintiva maestría que da la experiencia, dejando que el solista se erigiera en absoluto protagonista del discurso desde su entrada, exponiendo el tema del primer movimiento, que desarrolló con serenidad al principio para posteriormente modificarlo de manera sincopada enfatizando tal contraste, que fue creciendo en tensión hasta disponerse a entrar en el canto que presenta el pausado movimiento central, Adagio, que orientó hacia una meditación expresiva con la que alcanzaba los momentos más cálidos de su actuación.

Ésta se convirtió en fulgurante en el vivace final que le permitía demostrar todos sus recursos técnicos como quedó patente en la cadenza previa a la conclusión de la obra, realizada con un derroche de virtuosismo que terminó entusiasmando al público. Sensibilizado con la tragedia por la que está pasando Ucrania, ofreció como bis una adaptación propia de la canción popular de aquella nación, Cautivadora Minka, que destilaba nostalgia y deseo de paz.

El concierto se inició con una obra compuesta en 2021, Heliosis, encargo de la RSO-Wien a la compositora, pianista y directora vienesa Hanna Eisendle que ha sido estrenada en Viena el pasado 11 de marzo, cuya interpretación fue toda una exhibición de la orquesta dada su espectacularidad en constante cambio dinámico y transformación rítmica, que lleva a una interacción de estímulos sonoros, acústicos y timbricos que genera un cierto aturdimiento en el oyente, que se ve superado y hasta impactado por tan densa y diversificada información musical. La diestra gestualidad de Marin Alsop ponía en valor su enorme capacidad de conducción, haciendo que la formación vienesa fuera una proyección de su cinesis reflejada en los automatismos de una espectacular respuesta. Fueron siete minutos asombrosos de desenfreno orquestal.

En la Séptima Sinfonía en Re menor, Op. 70 de Antonín Dvořák, Marin Alsop expuso con un ímpetu formal más que emocional su saber y experiencia como se pudo comprobar en la tenebrosa entrada del Allegro inicial. Mantuvo con cierta frialdad su desarrollo multi-temático hasta la recapitulación en la que manifestó cierta pasión contenida, especialmente en el progresivo desvanecimiento de la coda.

Continuó con ese aliento, más pausado, en el segundo tiempo, Poco adagio, obteniendo un apreciable equilibrio en el punteo entre la cuerda y los instrumentos de la sección de viento-madera. Se manifestó con fuerza y energía en el Scherzo, volviendo a predominar la técnica sobre el sentimiento, que sólo apareció sutilmente en el trío, aprovechando la tonalidad y la difuminación de contornos y texturas que contiene este pasaje.

Volvía a manifestar cierta vitalidad en el Allegro final desde un primer gesto apasionado hasta tratar solemnemente el coral como contraste de la melodía subsiguiente a cargo de los violonchelos. Con diáfano pulso, supo dar cierta amplitud a su desarrollo y contenida tensión a la recapitulación para llegar a la coda con una predisposición emocional adecuada que no culminó en esa marcada anacrusa deseable antes del exultante cambio de tono a tercera picarda con la que termina la sinfonía, transmitiéndola como una conclusión sin la chispa ni la gracia que pretende el compositor al utilizar la tonalidad en modo mayor como efecto de luminosidad.

Para corresponder al público, hizo honor a Austria con dos bises: Cachucha-Gallop, Op.97 Johann Strauss padre y la desenfadada Pussy-Polka del compositor salzburgués Gerhard E. Winkler que significaron una festiva y jocosa despedida.

José Antonio Cantón

 

Radio-Symphonieorchester Wien

Solista: Kian Soltani (violonchelo)

Directora: Marin Alsop

Obras de Antonín Dvořák, Hanna Eisendle y Robert Schumann.

Sala sinfónica de Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) / 19-III-2022

 

Foto © ADDA

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